Nativas y exóticas
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Mararay de clima frío (Aiphanes concinna) |
Las palmas son plantas comúnmente asociadas con el trópico y los climas calientes. Ciertamente, la mayor parte de ellas prospera en las tórridas zonas bajas, pero también hay un buen número de especies que sube por las laderas de las montañas, alcanzando elevaciones por encima de 2500 metros sobre el nivel del mar. Para quien camine por las calles de Bogotá, no pasarán desapercibidas las palmas plantadas en parques, jardines y avenidas. Sin embargo, resulta notable que estas palmas cultivadas casi no representan la biodiversidad nativa de Colombia: casi todas ellas, con la notable excepción de la palma de cera del Quindío (
Ceroxylon quindiuense), son especies exóticas originarias de otros países y continentes. Entre ellas están la palma fénix (
Phoenix canariensis), nativa de las islas Canarias; la
Washingtonia filifera, de California; y las elegantes
Archontophoenix, del este de Australia.
Diversidad de palmas
La falta de especies nativas cultivadas resulta todavía más evidente si tenemos en cuenta que Colombia es el segundo o tercer país más rico en palmas en el mundo, siendo superado únicamente por Brasil (y quizás por Madagascar?). En Colombia se han registrado hasta ahora algo más de 230 especies de palmas nativas. Casi 30 de estas especies crecen en climas fríos por encima de 2000 metros de elevación. Con un poco de decisión y esfuerzo, se podrían cultivar todas estas palmas para adornar nuestros jardines, parques y calles de montaña. El cultivo de estas especies ayudaría a propagar y proteger palmas que se encuentran amenazadas de extinción; además, los individuos plantados ayudarían a cumplir importantes funciones ecológicas, estéticas y educativas.
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Chamaedorea linearis - San Francisco, Cundinamarca |
Especies notables
En las húmedas laderas afuera de la Sabana de Bogotá es posible encontrar una buena variedad de palmas nativas. Entre las especies pequeñas se cuenta la palmita Chamaedorea linearis, que suele alcanzar unos 3 a 4 m de altura cuando es adulta; su tallo verde esta cruzado por una serie de nudos, asemejándose algo al de un bambú. Esta palma crece a la sombra del bosque y resulta muy apropiada para plantar en lugares protegidos, debajo de árboles. También se da muy bien en interiores, plantada en macetas.
Más grande es la palma Geonoma undata, que habita junto a la anterior en los fríos bosques nublados. Esta palma alcanza unos 10 m de altura con un tronco de cerca de 10 cm de diámetro. Ejemplares de esta especie se han encontrado creciendo hasta cerca de 3200 m sobre el nivel del mar, una de las mayores elevaciones alcanzadas por una palma en el mundo.
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Palma de cera cafetera (Ceroxylon alpinum) |
También están las palmas de cera (
Ceroxlon). Y no nos referimos solamente a la ya bien conocida palma de cera del Quindío (
Ceroxylon quindiuense). En Colombia hay 7 especies de palmas de cera, todas las cuales son propias de zonas altas y que podrían ser plantadas en la misma forma que la palma de cera del Quindío. Entre estas especies está la palma de cera cafetera (
Ceroxylon alpinum) y la más rara de todas, la palma de cera de Sasaima (
Ceroxylon sasaimae), que fue descubierta en el año 1995 en la vertiente occidental de la cordillera Oriental en Cundinamarca; de esta especie endémica sólo quedan en el mundo unos pocos cientos de ejemplares adultos sobrevivientes. Afortunadamente ahora se adelantan campañas para proteger estos ejemplares y para favorecer su propagación, lo que nos da la esperanza de que esta palma volverá a ser común y será una más de las especies nativas incorporadas en la arborización de fincas, pueblos y ciudades.
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Dictyocaryum lamarckianum, cultivada en la finca Chulajuán, San Francisco |