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lunes, 23 de febrero de 2015

Murciélagos en Bogotá

Murciélagos y climas

Anoura geoffroyi - NBII
Los habitantes de Bogotá que de vez en cuando bajamos de esta ciudad a zonas más bajas, podemos sorprendernos con la cantidad de murciélagos que se encuentran en las vertientes y llanuras de clima templado y caliente del país. En las zonas bajas, los murciélagos hacen parte de la fauna visible y común de cada región. No es más que sentarse alrededor de las seis de la tarde en un sitio con algunos árboles grandes y mirar el cielo mientras cae la noche. Al momento, empezaremos a ver sus oscuras siluetas en vuelo, rápidas y erráticas, aleteando aquí y allá. Y, si vencemos nuestro miedo y prejuicios hasta estos animales, les damos la atención que merecen y los miramos con cuidado mientras vuelan, podremos ver que hay murciélagos grandes y murciélagos pequeñitos, murciélagos que vuelan alto y murciélagos que vuelan cerca del piso. Incluso, si tenemos buen oído, quizás percibamos el sonido de sus aleteos y los agudos tintineos que estos animales producen para orientarse.

 

Los (pocos) murciélagos de Bogotá

Luego de narrar esta escena de atardecer de clima caliente, podemos compararla con lo que se ve en Bogotá. En esta ciudad podemos quedarnos sentados a las 6 pm y esperar la noche y lo más probable es que no veamos ningún murciélago. De hecho, viviendo en Bogotá y experimentando diariamente la ausencia de estos animalitos voladores, podemos llegar a pensar que aquí no hay murciélagos en absoluto. Es verdad que en las zonas de clima frío, por encima de 2500 metros de elevación, los murciélagos son mucho menos comunes y diversificados que en zonas bajas. Sin embargo, sí existen especies de murciélagos que se han adaptado a las zonas altas de montaña y varias de estas especies viven en Bogotá. Son pocos, pequeños y discretos, es cierto, lo que dificulta encontrarlos. Pero a veces, con suerte, podremos ver un murciélago pequeñito, quizás en veloz vuelo, quizás revoloteando a toda velocidad alrededor de un guayacán de Manizales (Lafoensia) tomando el néctar de sus flores.

 

Murciélagos de altura

Lasiurus cinereus - Felineora - 2013
Los murciélagos de clima frío se componen de los siguientes grupos principales. Murciélagos nectarívoros (Anoura), caracterizados por sus hocicos agudos y larga lengua, adaptados para tomar néctar y polen de las flores al mejor estilo de un colibrí. Murciélagos de hombros amarillos (Sturnira), los cuales se alimentan de frutos, sobre todo de plantas del género Solanum (frutillos, tomatillos). Murciélagos de cola larga (Eumops, Tadarida) que se alimentan de insectos grandes atrapados en alto vuelo. Y una variedad de pequeños murciélagos verspertiliónidos cazadores de insectos, que incluyen los murciélagos cafés (Eptesicus), murciélagos orejas de ratón (Myotis), murciélagos de cola peluda (Lasiurus) y murciélagos orejudos (Histiotus). Estos dos últimos géneros de murciélagos (Lasiurus e Histiotus) son quizás los que mayores elevaciones alcanzan en el país: se han registrado a alturas cercanas a 3500 metros sobre el nivel del mar.

domingo, 15 de febrero de 2015

Del Caribe a los Andes - Una invasión alada

Tordo llanero (Quiscalus lugubris) - M. Friedel - 2010

Registro en las montañas

A comienzos de enero de este año pasé varios días con mi familia en las afueras de Villa de Leyva. En el seco valle los días amanecían frescos, con cielos despejados, ambientados con los cantos de mirlas blancas, copetones y chirlobirlos. En una de esas mañanas (2 de enero), oí los reclamos de un pájaro extraño para mí. Me asomé a la ventana para ver si podía encontrarlo y en efecto lo hice a los pocos segundos: el pájaro estaba posado en un poste de conducción eléctrica, emitiendo unos sonidos agudos y rechinantes. Su plumaje, negro y brillante como el de un chamón (Molothrus), su pico largo y terminado en punta; lo más distintivo resultó siendo la cola, que en vez de descansar plana, como en un ave normal, estaba girada de modo que uno de sus costados apuntaba hacia abajo y el otro hacia arriba. Ahí mismo el pájaro siguió volando, permitiéndome sólo unos segundos más de observación. Ya había sido suficiente para identificarlo: se trataba de un tordo llanero o chango llanero (Quiscalus lugubris). La observación resultó fascinante para mí, pues se trataba de la primera vez que veía este pájaro, más propio de las llanuras de la Orinoquía y de la costa Caribe, en una región montañosa del interior del país, a 2100 metros de elevación.

 

Ingreso desde Venezuela

Hasta hace poco más de 20 años el tordo llanero se encontraba limitado a un área comprendida por los llanos del Orinoco, las Antillas menores y las regiones costeras del Caribe desde Venezuela hacia el oriente, hasta el norte de Brasil. En la Guía de las Aves de Colombia, de Hilty y Brown (publicada en 1986) el área de distribución reportada para el tordo llanero en el país está confinada a los Llanos Orientales.

Hasta que, a comienzos del siglo XXI, aves procedentes de la costa de Venezuela empezaron a ingresar primero a la Guajira y luego al resto de la costa Caribe colombiana. Los primeros reportes de estas aves en los departamentos de la Guajira y Magdalena son del año 2005. A partir de entonces, las aves empezaron a tomar hacia el sur y a subir por las montañas. Tomás Darío Gutiérrez, gran naturalista del valle del río Cesar, me contaba el año pasado que ya era posible ver a los tordos llaneros en las partes altas de la serranía de Perijá, a más de 3000 metros de elevación.

 

Tordos en el altiplano

Hembra o juvenil - www.birdphotos.com
En la última versión (en inglés) de la Guía de campo de las aves de Colombia de Proaves se dice que el tordo llanero es uno de los pájaros que más rápido se está extendiendo en Colombia; en el mapa de distribución del libro aparece ya registrado en la región Caribe, el Magdalena Medio, el Bajo Cauca y el altiplano cundiboyacense. El rango altitudinal que se registra en esta publicación va desde el nivel del mar hasta 3100 metros de elevación.

El ave que observé, bien adentro del país, confirma el rapidísimo avance de la especie. Al investigar un poco más sobre el tordo llanero, siguieron apareciendo más registros. En la base de datos de sonidos de aves “xeno-canto” (www.xeno-canto.org)  pude ver que ya hay registros de estas aves en Bogotá, grabados por Oswaldo Cortés en el humedal de Jaboque en octubre de 2011; y un registro de la laguna de Tota, en octubre de 2013, grabado por Johana Zuluaga. Es más, en la Guía de aves de la Sabana de Bogotá, de la ABO, publicada en el año 2000, se hace mención de por lo menos 4 individuos de tordo llanero registrados en el humedal de Tibanica en Bogotá. Éste es quizás el reporte más antiguo de la especie en el interior del país, que precede en por lo menos 5 años a los registros de la costa Caribe; es difícil decir si estos primeros registros de Bogotá correspondan a individuos que emigraron directamente de los Llanos o si corresponden a ejemplares liberados o escapados de cautiverio. En todo caso, así como van las cosas, en unos pocos años el tordo llanero puede terminar haciendo parte de la avifauna regular del altiplano cundiboyacense y de gran parte del occidente de Colombia.

jueves, 5 de febrero de 2015

Colombia en el mundo - Flora nativa en los jardines

Tabaco de flores amarillas (Nicotiana glauca) - Arequipa, Perú
Acabo de regresar de un viaje por Perú y Bolivia. En estos países andinos, con tantas similitudes y también diferencias con Colombia, he podido reflexionar sobre muchos elementos comunes de nuestra naturaleza, observando y también contrastando qué hace único y especial a cada país. A continuación sigue la última de una serie de cinco notas con algunas de estas observaciones.

 

Plantas de todos los continentes

Una de las cosas que me llamó la atención de la flora urbana de las ciudades peruanas, y que es plenamente compartida con las ciudades colombianas, es la escasez de especies nativas, sobre todo cuando se ve más allá de la arborización y se miran las plantas más pequeñas, de jardín. En Lima, Arequipa y Cusco casi no se cultivan arbustos nativos, flores originarias del Perú, trepadoras locales ni cactus endémicos. Las flores que se ven por todas partes son de Sudáfrica, México y Asia, entre muchos otros lugares.

En Colombia es igual. En los últimos 20 años se han realizado notables avances por incluir muchas especies de árboles nativos en los programas de arborización urbana. Pero esta “onda de los nativos” no ha alcanzado todavía a los jardines, donde la gran mayoría de las especies menores, ornamentales, son de otros continentes y países: geranios, cartuchos y agapantos del sur de África, lino y hebe de Nueva Zelanda, rosas y vincas de Europa y Asia.

 

Yaquil (Colletia) - Cerca de Cusco

La importancia de las plantas pequeñas

Esta falta de especies menores nativas crea un gran vacío en la ciudad, por tres razones: 1) Estas especies, y no los árboles, son las que conforman la mayor parte de la biodiversidad de la flora. 2) Las numerosísimas especies menores son indispensables como hábitat y fuente de alimento para muchos animales pequeños (p. ej. colibríes y mariposas).  3) Las especies menores nativas, al ser ignoradas, están dejando de beneficiarse de los espacios urbanos que podrían ocupar, de las actividades de propagación y de los cuidados que ayudarían a rescatar centenares de especies endémicas, amenazadas de extinción.

 

Cactus nativos

Baste un ejemplo para mostrar esta situación. En Perú, uno de los centros mundiales de diversidad de cactus, se tienen registros de 250 especies de esta familia; de éstas, casi 200 son endémicas, que sólo se encuentran en el país y en ningún otro lado del mundo. En los alrededores de la ciudad de Arequipa, en un rango altitudinal similar al de la ciudad, crecen 10 de estas especies endémicas de cactus: Armatocereus ghiesbreghtii, Armatocereus riomajensis, Browningia viridis, Corryocactus aureus, Corryocactus brevispinus, Corryocactus brevistylus, Corryocactus prostratus, Matucana haynei, Weberbauerocereus rauhii y Weberbauerocereus weberbaueri. Y es muy posible que la mayor parte de estas especies esté amenazada de extinción. Pues bien: nosotros sabemos lo ornamentales y apreciados que pueden ser los cactus, el fanatismo que despiertan en los coleccionistas. ¿Cómo no imaginar entonces una ciudad donde este tipo de plantas únicas, endémicas, sean propagadas, cultivadas y mostradas como el orgullo de la región? Que uno pasara caminando y las viera cultivadas en los balcones y patios de las casas, que la gente se las mostrara a uno y le contara sobre ellas.

Pues bien, la realidad es que uno no ve cultivada ninguna de estas especies. Y, en cambio, sí se planta por todas partes una especie carnosa parecida a un cactus columnar: la Euphorbia candelabrum, originaria de África. Es claro que, tanto en Perú como en Colombia, todavía falta mucho camino por recorrer para llevar nuestra riquísima flora a los jardines.

Austrocylindropuntia - Cerca de Arequipa

miércoles, 4 de febrero de 2015

Colombia en el mundo - Los árboles urbanos de Colombia y Perú

Palmas y árboles urbanos - Arequipa, Perú
Acabo de regresar de un viaje por Perú y Bolivia. En estos países andinos, con tantas similitudes y también diferencias con Colombia, he podido reflexionar sobre muchos elementos comunes de nuestra naturaleza, observando y también contrastando qué hace único y especial a cada país. A continuación sigue la cuarta de una serie de cinco notas con algunas de estas observaciones.

 

El clima para los árboles

En Perú pude observar con algún detalle la arborización urbana de tres ciudades principales: Lima, Arequipa y Cusco.  A pesar de las diferentes condiciones ambientales que se presentan en cada una de estas ciudades y de la gran diferencia de alturas entre ellas, todas comparten un factor clave: son ciudades secas. En esto se diferencian de ciudades principales de Colombia como Bogotá y Medellín, que presentan condiciones mucho más húmedas y favorables para el desarrollo de la vegetación.

En Lima, situada en el valle del río Rímac, en mitad del desierto costero, no llueve casi nunca: su precipitación anual se calcula en menos  de 13 mm. En Arequipa, situada en la cordillera a poco más de 2300 metros de elevación, se estiman precipitaciones de 75 mm al año. En Cusco, ciudad de gran elevación, situada a 3400 metros sobre el nivel del mar, se calculan precipitaciones anuales cercanas a 700 mm.

En marcado contraste, Bogotá, a 2600 metros de elevación, presenta en gran parte de la ciudad precipitaciones que oscilan entre 800 y 1000 mm anuales. Medellín, situada a una altura promedio de 1500 metros, es aún más lluviosa, con precipitaciones cercanas a 1600 mm al año.

 

Diferentes colores

Riego de áreas verdes - Lima, Perú
Las diferencias en las precipitaciones que mencionamos arriba son una condición clave que explica muchas de las características de la flora urbana que se observa en las distintas ciudades. Las ciudades principales de Colombia, aunque tienen grandes vacíos en su arborización y presentan amplios sectores casi completamente desprovistos de árboles, son, de todas formas, ciudades con mucho verde. En las grandes ciudades de Perú predominan tonos más cafés, grises o amarillos, debido al clima más seco. En este último país, la arborización y creación de jardines han estado sujetas a mayores dificultades, donde se ha tenido que plantar una menor variedad de árboles y de plantas de jardín, donde se han tenido que escoger las especies más resistentes, donde, incluso, se han plantado árboles en sitios donde originalmente, antes de la construcción de las ciudades, no crecía ninguno.

Es que resulta increíble pensar que, en el caso de Lima, ni siquiera sería posible tener prados o césped sin riego constante. Aquí en Colombia, por el contrario, damos por sentado que el pasto siempre crece, incluso sin ningún cuidado.

 

Árboles más importantes

Cedro (Cedrela odorata) - Lima, Perú
Terminamos este artículo con un breve listado que incluye muchas de las especies más típicas y comunes que he observado en cada una de las ciudades mencionadas. Resaltadas en negrita aparecen las especies nativas de cada país.

LIMA
Tara (Caesalpinia spinosa), molle (Schinus molle), huaranhuay (Tecoma stans), sauco (Sambucus peruviana), boliche (Sapindus saponaria), tulipán africano (Spathodea campanulata), acacia forrajera (Leucaena leucocephala), huarango o algarrobo (Prosopis pallida), molle costeño (Schinus terebinthifolia), palo verde (Parkinsonia aculeata), ceibo (Ceiba trischistandra), ceibo (Ceiba speciosa), jacarandá (Jacaranda mimosifolia), grevilea (Grevillea robusta), tipa (Tipuana tipu), ponciana (Delonix regia), casuarina (Casuarina cunninghamiana/equisetifolia), araucaria (Araucaria heterophylla), palmera washingtonia (Washingtonia robusta), palmera fenix (Phoenix canariensis), palmera real (Roystonea regia), melia (Melia azederach), cedro (Cedrela odorata), eucaliptos (Eucalyptus rostrata, Eucalyptus citriodora), mora (Morus alba), sauce (Salix humboldtiana), ficus (Ficus benjamina, Ficus sp.), álamo (Populus nigra).

AREQUIPA
Eucalipto (Eucalyptus globulus), pino (Pinus radiata), ciprés (Cupressus lusitanica, C. macrocarpa, C. sempervirens), fresno (Fraxinus sp.), sauce (Salix humboldtiana), álamo (Populus nigra), palmera (Phoenix canariensis), araucaria (Araucaria heterophylla), tara (Caesalpinia spinosa), casuarina (Casuarina equisetifolia), tasta (Escallonia salicifolia), ficus (Ficus benjamina), jacaranda (Jacaranda acutifolia), mora (Morus alba), palta (Persea americana), capuli, cerezo (Prunus serotina), palmera washingtonia (Washingtonia sp.), caguato, huaranguillo (Tecoma arequipensis), molle (Schinus molle), grevilea (Grevillea robusta).

CUSCO
Chachacomo (Escallonia resinosa), molle o falso pimiento (Schinus molle), quishuar (Buddleja longifolia, B. incana), colle (Buddleja coriacea), sauco (Sambucus peruviana), eucalipto (Eucalyptus globulus), pino (Pinus radiata), ciprés (Cupressus macrocarpa), fresno (Fraxinus sp.), capulí (Prunus serotina), lloque (Kageneckia lanceolata), tara (Caesalpinia spinosa), huayruro (Citharexylum herrerae), palmera (Phoenix canariensis), aliso o lambrán (Alnus acuminata), cedro (Cedrela angustifolia), huaranhuay (Tecoma stans var. sambucifolia), yaquil (Colletia sp.), queñua (Polylepis incana , P. racemosa). 

BOGOTÁ
Caucho sabanero (Ficus americana), roble (Quercus humboldtii), cedro (Cedrela montana), nogal (Juglans neotropica), eucaliptos (Eucalyptus globulus, Eucalyptus spp.), urapán (Fraxinus uhdei), acacias (Acacia baileyana, A. dealbata, A. melanoxylon), pinos (Pinus patula, P. radiata), ciprés (Cupressus lusitanica), araucarias (Araucaria angustifolia, A. heterophylla), caucho benjamín (Ficus benjamina), eugenia (Syzygium paniculatum), jazmín del Cabo (Pittosporum undulatum), sauco (Sambucus nigra), magnolio (Magnolia grandiflora), pino romerón (Retrophyllum rospigliosii), alcaparro (Senna viarum), chicalá (Tecoma stans), arrayán (Myrcianthes leucoxyla), falso pimiento (Schinus molle), liquidámbar (Liquidambar styraciflua), guayacán de Manizales (Lafoensia acuminata), aliso (Alnus acuminata), cajeto (Citharexylum subflavescens), sangregados (Croton bogotanus, C. magdalenensis), mano de oso (Oreopanax floribundus), mangle de tierra fría (Escallonia pendula), sauce (Salix humboldtiana), tíbar (Escallonia paniculata), palmas de cera (Ceroxylon alpinum, C. quindiuense, C. sasaimae, C. vogelianum), palma canaria (Phoenix canariensis), amarrabollo (Meriania nobilis), sietecueros (Tibouchina lepidota).

Edificios en medio de los árboles - Medellín, Colombia
MEDELLÍN
Laurel (Ficus benjamina), mango (Mangifera indica), tulipán africano (Spathodea campanulata), urapán (Fraxinus uhdei), leucaena (Leucaena leucocephala), guayacán amarillo (Handroanthus chrysanthus), palma areca (Dypsis lutescens), cañafístula (Cassia grandis), carbonero (Calliandra magdalenae), araucaria (Araucaria heterophylla), acacia roja (Delonix regia), caucho (Ficus elastica), cedro rojo (Cedrela odorata), cedro negro (Juglans neotropica), arizá (Brownea ariza), gualanday (Jacaranda mimosifolia), yarumo blanco (Cecropia telenitida), zuribio (Zygia longifolia), terminalia (Terminalia ivorensis), palma alejandra (Archontophoenix alexandrae), palma abanico (Pritchardia pacifica), almendro (Terminalia catappa), aguacate (Persea americana), aguacatillo (Persea caerulea), bala de cañón (Couroupita guianensis), balso (Ochroma pyramidale), pisquín (Albizia carbonaria), casco de vaca (Bauhinia picta).

Medellín es una de las ciudades más biodiversas. Se calcula que aquí se están cultivando actualmente cerca de 500 especies de árboles y arbustos grandes. Ésta es quizás la cifra más alta para cualquier ciudad de Colombia y una de las más altas a nivel mundial. Medellín se está convirtiendo de esta manera en un ejemplo de biodiversidad, especialmente desde el momento en que se está haciendo énfasis en que un gran porcentaje de las especies plantadas en la ciudad correspondan a especies nativas.