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martes, 20 de septiembre de 2022

Restaurando un bosque de la planicie sabanera - Parte 4 - Las asociaciones con la fauna

Arañero (Myiothlypis nigrocristata) - Ave asociada a densa vegetación - F. Veronesi - 2011
A mediados del siglo XX, uno de los últimos fragmentos de bosque nativo de la planicie inundable de la Sabana de Bogotá fue estudiado en el municipio de Funza por los grandes naturalistas Jorge Hernández Camacho y Thomas van der Hammen; lográndose obtener algunos datos sobre su composición de especies… justo a tiempo, pues años después, este bosque ya había sido destruido.

Ahora, casi 60 años después de la publicación de estos primeros estudios sobre los ecosistemas sabaneros, estoy asesorando la restauración de un nuevo bosque nativo de la planicie en la finca Organizmo, en el municipio de Tenjo (Cundinamarca, Colombia). Un bosque que tendrá elementos de los ecosistemas de bosques nativos y humedales que hubo (y todavía hay), en fragmentos mínimos, por la región. También será un “nuevo” bosque, ya que las condiciones del clima, suelos y uso de la tierra han cambiado mucho a lo largo de los últimos siglos de intensa actividad humana.

Este bosque será una isla de biodiversidad, un hogar para poblaciones de plantas nativas, para insectos polinizadores, para ranas y reptiles endémicos, para aves comunes, para pequeños mamíferos (chuchas, comadrejas, curíes, etc.), sumergido en medio de una matriz de cultivos, potreros y áreas en rápida urbanización.

Aquí pueden enterarse, en una serie de 4 textos, sobre cómo se está adelantando este proceso.


Lo que se fue

Colchones de musgos - Indicativos de sitios conservados
Uno de los logros más satisfactorios de la restauración ecológica es participar en la reconstrucción de al menos parte de la compleja trama de relaciones entre distintos organismos. En el terreno donde ahora estoy trabajando, en la finca Organizmo, esta trama ha sido sumamente alterada y reducida por las acciones de las décadas y siglos pasados. Los antiguos bosques fueron talados, los antiguos humedales fueron desecados. Gran número de especies de plantas y animales nativos se extinguieron localmente. La agricultura intensiva y la introducción de decenas de especies exóticas contribuyeron a profundizar estas pérdidas. Sin duda, las comunidades de microorganismos del suelo han sido fuertemente modificadas respecto a las de los ecosistemas antiguos. Se han perdido elementos propios de ambientes conservados, como son las aguas limpias, los colchones de musgo, los grandes grupos de líquenes, la hojarasca, los sotobosques densos, los árboles centenarios, los troncos muertos en pie y los troncos caídos.


Lo que puede volver

Con el tiempo, mucho de esto se puede recuperar. También se pueden volver a plantar especies de plantas que han desaparecido del lugar, se puede traer algo de musgo y de hojarasca para traer con ellos microorganismos claves. Se pueden dejar sin podar pastizales y permitir la acumulación gradual de materia orgánica, el desarrollo de sombra y, así, con los años el establecimiento de un matorral y luego de un joven bosque. A los árboles de este nuevo bosque se les puede plantar, en el momento adecuado, epífitas como orquídeas y bromeliáceas. Con esto volverán a estar disponibles nichos que, se espera, puedan ser ocupados de nuevo por especies clave de animales. 


Asociaciones para recuperar

Injerto (Dendrophthora clavata)
Las asociaciones en la naturaleza son infinitas. Cada organismo está irreversiblemente entrelazado con muchísimos otros, y todos dependen de los demás para poder existir. Por esta razón, no se puede hablar de restaurar un bosque añadiendo sólo algunos pocos ingredientes conocidos. Más bien, hay que lograr espacios donde se permita que los procesos naturales de crecimiento espontáneo, de acumulación de materia orgánica, etc., puedan ocurrir sin interrupciones. Y claro, podemos ayudar un poco, con lo que conocemos, reintroduciendo algunas especies de plantas claves, para las que conocemos algunas de las asociaciones que forman. Dejando siempre que su plantación y desarrollo puedan ocurrir en armonía con los procesos espontáneos mencionados.

Algunos ejemplos de asociaciones que se pueden favorecer y que son las que se están recuperando en la finca Organizmo son:


Chucua, garrocho (Viburnum tinoides) – Este árbol pequeño es uno de los pocos hospederos de una planta parásita, el injerto o matapalo (Dendrophthora clavata) – la cual es, a su vez, una especie fundamental como planta nutricia de las orugas de mariposas Catasticta y Leodonta. Las hojas de este garrocho son el alimento que consumen las orugas de la mariposa Adelpha corcyra. Las flores son visitadas por muchos insectos (abejas, moscas, mariposas) que toman su néctar. Los frutos son consumidos por aves, incluyendo pavas de monte y carpinteros.

Camargo, cocua (Verbesina sp.) – Las hojas de este árbol suelen estar llenas de agujeros, indicativo de cuan atractivas son como alimento para un gran número de insectos (cigarritas, orugas). Estos insectos, a su vez, atraen aves que los consumen. Las flores de esta especie, en los meses en que las produce (julio-septiembre) son favoritas de las abejas y de algunos abejorros y colibríes.

Chilco (Baccharis latifolia) – Las hojas de esta planta son consumidas por decenas de especies de insectos, entre ellos orugas de lepidópteros y larvas de moscas diminutas. Las flores son sumamente visitadas por polinizadores como abejas, moscas y mariposas.

Bejuco blanco (Oligactis sessiliflora) – Sus hojas son uno de los alimentos consumidos por la mariposa Altinote trinacria. Además, son consumidas por orugas de polillas Geometridae. Las flores son visitadas por abejas.

Munnozia senecionidis – Esta es una de las plantas hospederas de la mariposa Altinote trinacria. Sus flores son visitadas por insectos polinizadores como las abejas.

Aliso (Alnus acuminata) – Las raíces de este árbol están asociadas con bacterias fijadoras de nitrógeno, por lo que mejoran el suelo sobre el que crecen. En el follaje de aliso viven multitudes de pequeños insectos (pulgones, chinches, orugas, etc.) los cuales a su vez constituyen un alimento muy apreciado por las aves. Las semillas son consumidas por aves granívoras.

Quiches (Tillandsia) reintroducidos
Quiches (Tillandsia clavigera, Tillandsia denudata, Tillandsia pastensis) – Los minicharcos que se acumulan en el centro de las rosetas de hojas de estas plantas forman un ecosistema acuático lleno de especies de invertebrados y ranas. A su vez, estos pequeños animales forman parte de la dieta de pájaros carpinteros (Colaptes rivolii) y otras aves especializadas que los buscan entre las hojas de los quiches. El agua de las bromeliáceas es una fuente clave de líquido para aves que quieren bañarse y beber. Las flores de todas estas bromeliáceas son visitadas por colibríes de pico corto, como Metallura tyrianthina, que toman su néctar.

Raque (Vallea stipularis) – Este hermoso árbol de flores rosadas es uno de los pocos hospederos de una planta parásita, el injerto o matapalo (Dendrophthora clavata) – la cual es, a su vez, una especie fundamental como planta nutricia de las orugas de mariposas Catasticta y Leodonta. Por otro lado, las flores del raque, en los meses en que florece (abril-junio) son favoritas de abejorros, abejas y colibríes.

Cedro (Cedrela montana) – Uno de los mayores y más longevos árboles de los antiguos bosques nativos. Esto favorece que, sobre las ramas de los ejemplares más viejos, se desarrollen auténticos jardines de plantas epífitas, que incluyen valiosas orquídeas, bromeliáceas y helechos. Las flores son visitadas por abejorros y colibríes de pico corto.

Clarinero (Anisognathus igniventris)
Tuno esmeraldo (Miconia squamulosa) – Sus frutos se cuentan entre los favoritos de varias aves frugívoras, incluyendo al clarinero (Anisognathus igniventris).

Laurel de cera (Morella parvifolia) – Las raíces de esta planta forman asociaciones con bacterias fijadoras de nitrógeno, por lo que contribuyen a mejorar los suelos. Los frutos son uno de los alimentos favoritos de la paloma collareja (Patagioenas fasciata).

Granadilla silvestre (Passiflora bogotensis) – Las plantas del género Passiflora son claves como alimento para las orugas de la mariposa espejito (Dione glycera). Además, sus flores atraen abejas, abejorros y colibríes, que toman su néctar.

Chusque (Chusquea scandens) – La planta que más asociaciones tiene con mariposas en los bosques de montaña. Cerca de 1/3 de las mariposas diurnas que habitan en un ecosistema conservado de la región ponen sus huevos sólo en chuscales y sus orugas sólo se alimentan de esta planta. También hay otros lepidópteros que se alimentan con las hojas secas de chusque. La abundancia de insectos hace que sobre esta planta prosperen moscas taquínidas, parásitas de las orugas; las moscas adultas son claves como polinizadoras de muchos arbustos y árboles del bosque altoandino. Escarabajos cornudos (Golofa porteri) se alimentan con los brotes jóvenes de chusque. Varias aves tienen en los chuscales su hogar preferencial o exclusivo, incluyendo chamiceros, tororois, tapaculos, gorriones monteses y arañeros. Las matas de chusque son un sitio favorito de algunos colibríes para construir su nido. En los chuscales se alojan roedores especialmente adaptados (rata de los chusques) y, antiguamente, los tallos tiernos de este bambú eran consumidos por animales como la danta y el oso andino.

Zarza o mora silvestre (Rubus robustus) – Los densos y espinosos matorrales formados por esta especie constituyen un refugio seguro donde mamíferos como chuchas, comadrejas y curíes pueden ocultarse de los perros, sus mayores depredadores en sitios poblados por los humanos. Las densas marañas que forma esta planta constituyen, en un área en su mayor parte deforestada, el primer refugio disponible para aves de sotobosque como el chamicero (Synallaxis subpudica) y el arañero (Myiothlypis nigrocristata). Colibríes como Colibri coruscans y Lesbia victoriae construyen sus nidos entre la seguridad que les ofrecen las espinas de esta zarza. La lagartija o “camaleón” de clima frío (Anolis heterodermus) también aprecia mucho los matorrales de zarza.

Tinta (Monnina sp.) – Las flores de este arbusto son unas de las favoritas de la abeja cortahojas (Megachile amparo).

Espino garbanzo (Duranta mutisii) – Sus flores se cuentan entre las favoritas del colibrí de cola larga (Lesbia nuna). También son visitadas por mariposas y por abejas nativas como Thygater aethiops. Los frutos son apreciados por la paloma collareja (Patagioenas fasciata).


Abeja cortahojas (Megachile amparo)



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