Las fincas que se encuentran al occidente de la Sabana de Bogotá (municipios de La Vega, San Francisco, El Rosal y Subachoque) albergan bosques nativos, árboles viejos y especies raras de plantas y animales. Es muy importante saber qué es lo que se tiene para poder cuidarlo. Por eso, aquí damos un resumen de algunos de los elementos naturales más valiosos que albergan muchas de estas fincas y que son prioritarios para la conservación a nivel regional, nacional e incluso mundial.
Mamíferos de tamaño mediano
Perezoso (Choloepus hoffmanni) - G. Gallice - 2011 |
Las fincas que abarcan los extensos bosques de los escarpes occidentales de la región, en la parte alta de San Francisco y La Vega, son las que están en mejor posición para proteger y asegurar la supervivencia a largo plazo de una variedad de mamíferos. Entre ellos el armadillo (Dasypus novemcinctus), perezoso (Choloepus hoffmanni), mono nocturno (Aotus lemurinus), cusumbo (Nasuella olivacea), zorro (Cerdocyon/Urocyon), tigrillo (Leopardus tigrinus), carmo (Dasyprocta punctata), borugo o tinajo (Cuniculus taczanowskii) y puercoespín (Echinoprocta rufescens).
En los bosques de las montañas de Subachoque y El Rosal se encuentra un conjunto más modesto de mamíferos, de todos modos muy valioso para la conservación; con especies como la chucha (Didelphis pernigra), cusumbo (Nasuella olivacea), comadreja (Mustela frenata), zorro (Urocyon cinereoargenteus), curí (Cavia anolaimae) y conejo (Sylvilagus brasiliensis). Es posible que todavía se encuentren tigrillos en las montañas que rodean el valle de Subachoque, pues estos esquivos felinos han sido detectados recientemente con cámaras trampa en el vecino municipio de Tabio.
Aves de sotobosque
Güicha (Eucometis penicillata) - D. Daniels |
Las aves que viven a baja altura entre la impenetrable vegetación de bosques y matorrales nativos son particularmente sensibles a la modificación de su hábitat natural. Estas aves son de las primeras en desaparecer cuando se “limpian” los bosques, quitándoles las enredaderas y marañas de vegetación para dejarlos “ordenados”. En cambio, los bosques que todavía tienen mucho “desorden” natural son los más ricos en estas aves tímidas y difíciles de observar. Entre los chusques, zarzas y sotobosques arbustivos de Subachoque y El Rosal habitan especies como el chamicero (Synallaxis subpudica), comprapán (Grallaria ruficapilla), tapaculo (Scytalopus griseicollis), gorriones monteses (Arremon assimilis, Atlapetes pallidinucha, A. schistaceus) y arañero (Basileuterus nigrocristatus). En los sotobosques de la parte alta de San Francisco se encuentra otra especie de tapaculo más oscuro, el Scytalopus latrans, además de otras aves interesantes como el chamicero de antifaz (Synallaxis unirufa), el musguero (Siptornis striaticollis), el pitajo (Ochthoeca diadema), el cucarachero pechigrís (Henicorhina leucophrys), los hemispingus (Hemispingus frontalis, H. melanotis) y el gorrión montés bigotudo (Altapetes albofrenatus). Hacia las partes bajas de San Francisco y La Vega se observan otras especies de sotobosque como la chorola (Crypturellus soui), el hormiguero (Dysithamnus mentalis), el tiranuelo (Lophotriccus pileatus), la güicha (Eucometis penicillata) y el cucarachero ruiseñor (Microcerculus marginatus).
Grandes aves comedoras de fruta
Tucancito (Aulacorhynchus prasinus) - B. Gratwicke - 2008 |
La mayor parte de los loros andinos ya se extinguieron de la región, víctimas de la deforestación y de la destrucción de los árboles más viejos, que usaban para anidar. Pero todavía quedan en las fincas tucanes y pavas de monte. El tucancito esmeralda (Aulacorhynchus prasinus) se observa en las partes altas de La Vega y San Francisco, por encima de 2000 metros de elevación. El tucancito culirrojo (Aulacorhynchus haematopygus) habita por debajo de 2000 metros en la misma región, en los fragmentos y corredores de bosque que persisten a lo largo de las quebradas. La pava de monte (Penelope montagnii) es más común hacia los extensos bosques del escarpe occidental; en forma más ocasional ha sido registrada también en los bosques de la parte alta de Subachoque.
Árboles emblemáticos
Algunas especies de árboles nativos son particularmente comunes y notables por su gran edad o tamaño. Éstas son especies emblemáticas que merecen atención. En El Rosal y Subachoque destacan el cedro (Cedrela montana), el tíbar (Escallonia paniculata) y, hacia la parte alta de las montañas (más de 2800 m), el encenillo (Weinmannia tomantosa). En las parte altas de La Vega y San Francisco son muy notables los robles (Quercus humboldtii). En la parte baja de estos mismos municipios (1700-2200 m.s.n.m.) destaca el pino romerón (Retrophyllum rospigliosii). Tres especies de palmas de cera han poblado estas vertientes, aunque ahora están muy reducidas en número; todas ellas son emblemáticas y se las debería propagar más. Por encima de 2000 msnm crece la palma de cera del Quindío (Ceroxylon quindiuense); por debajo de 2000 msnm es el hábitat de la palma de cera cafetera (Ceroxylon alpinum) y de la palma de cera de Sasaima (Ceroxylon sasaimae).
Especies endémicas
Scutellaria parrae |
Las especies endémicas de plantas y animales son las que sólo se encuentran en Colombia y en ningún otro país del mundo. Son especies que si nosotros los colombianos no cuidamos, nadie más podrá hacerlo. Como las especies endémicas siempre forman un porcentaje muy reducido de la biodiversidad de las fincas (menos del 10% de especies), es importante y perfectamente posible aprenderlas y protegerlas. Algunas de nuestras principales especies endémicas son:
EL ROSAL Y SUBACHOQUE. MAMÍFEROS: Musaraña (Cryptotis thomasi), curí (Cavia anolaimae). AVES: Chamicero (Synallaxis subpudica). REPTILES: Lagarto collarejo (Stenocercus trachycephalus), serpiente tierrera (Atractus crassicaudatus). PLANTAS: Amarguero (Ageratina asclepiadea), frailejones (Espeletia argentea, E. barclayana, E. cayetana, E. grandiflora, Espeletiopsis corymbosa), camargo (Verbesina crassiramea), tuno esmeraldo (Miconia squamulosa), chuguacá (Hieronyma rufa), mortiño (Hesperomeles goudotiana), uche (Prunus buxifolia).
SAN FRANCISCO Y LA VEGA (Parte alta – 2000-3000 msnm). AVES: Inca negro (Coeligena prunellei). PLANTAS: Mararay abanico (Aiphanes concinna), amarguero (Ageratina popayanensis), zarcillejos (Centropogon pinguis, C. vaughianus), Scutellaria parrae, coquito, zapato (Eschweilera bogotensis), hojarasco (Magnolia caricifragrans), caucho tequendama (Ficus tequendamae), orquídeas (Lepanthes debedoutii, Sobralia mutisii).
SAN FRANCISCO Y LA VEGA (Parte baja – menos de 2000 msnm). PLANTAS: Palma de cera de Sasaima (Ceroxylon sasaimae), platanillo (Heliconia estiletioides).
Orquídeas
Aguadija (Cyrtochilum revolutum) |
La mayor diversidad de orquídeas se encuentra en bosques viejos, de varios siglos de edad. Estos bosques ya son muy escasos en la franja de clima medio de San Francisco y La Vega, antes poblada con grandes orquídeas como las cunas de Venus (Anguloa) y catleyas (Cattleya trianaei). En los bosques de los escarpes occidentales todavía es posible encontrar poblaciones protegidas de las vistosas orquídeas Cyrtochilum, Odontoglossum y Masdevallia. En los bosques de El Rosal y Subachoque es común la aguadija (Cyrtochilum revolutum). Aparte de estas orquídeas de gran tamaño, abundan decenas de especies pequeñitas, que contribuyen a decorar los troncos de nuestros árboles andinos.
Árboles amenazados de bosque maduro
Tronco de cuchillo (Zinowiewia australis) |
En las partes bajas del valle del río Subachoque el árbol de bosque maduro más importante es el cedro (Cedrela montana, VU). Viejos ejemplares de esta especie, repletos de quiches y orquídeas, se pueden ver en El Rosal y en los alrededores de La Pradera. En las altas montañas de Subachoque se encuentran árboles raros como el pino hayuelo (Prumnopitys montana, VU), aguacatillo (Persea mutisii), susca (Ocotea calophylla), chuguacá (Hieronyma rufa) y calabacillo (Meliosma arenosa).
La mayor diversidad de especies de árboles amenazados de bosque maduro se encuentra en San Francisco y La Vega, en la franja entre 1700 y 2500 metros sobre el nivel del mar. Aquí se encuentran especies como el pino romerón (Retrophyllum rospigliosii, NT), palma de cera de Sasaima (Ceroxylon sasaimae, CR), barcino (Calophyllum brasiliense), cuchillo (Zinowiewia australis), esmeraldo (Mabea sp.), roble (Quercus humboldtii, VU), chulo (Calatola costaricensis), cedro nogal (Juglans neotropica, EN), coquito, zapato (Eschweilera bogotensis, EN), hojarasco (Magnolia caricifragrans, EN) y carnefiambre (Roupala monosperma).
Algunas de estas especies ya están siendo rescatadas por los propietarios de las fincas. En San Francisco (y también en Supatá) hay fincas donde se están enriqueciendo los bosques con centenares de individuos de pino romerón y palma de cera de Sasaima. Si esta labor se continúa con el cuchillo, el esmeraldo, el coquito y las demás especies amenazadas, su supervivencia a largo plazo quedará asegurada.
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