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lunes, 13 de enero de 2014

Una guía para restaurar los ecosistemas de Colombia – Las zonas medias de la Sierra Nevada de Santa Marta

Sierra Nevada, Ciudad Perdida - R. Chay - 2006
Aquí se presenta una recopilación sobre la biodiversidad nativa de la Sierra Nevada de Santa Marta y sobre las especies de plantas más importantes para tener en cuenta en proyectos de restauración ecológica. La Sierra Nevada de Santa Marta es uno de los sitios más notables que hay en Colombia. Este macizo montañoso no sólo alberga los picos más altos del país, que se elevan hasta 5770 metros sobre el nivel del mar, sino que es también uno de los centros de endemismo más llamativos: decenas de especies de plantas y animales habitan sólo aquí y en ningún otro lado del mundo. Al mismo tiempo, y al igual que otras regiones del país, la Sierra Nevada ha venido sufriendo un progresivo deterioro ambiental. Bosques y páramos han sido gradualmente destruidos para transformarlos en zonas de cultivo y de pastoreo de animales; y el calentamiento global va causando el derretimiento de los glaciares y el desplazamiento de las zonas de vegetación.

Teniendo en cuenta que estas montañas han estado pobladas por seres humanos desde hace milenios, las alternativas de conservación más viables parecen ser aquellas que favorezcan la convivencia entre la gente y sus zonas de cultivo y pastoreo y las zonas con vegetación nativa de bosques y páramos. Un buen inicio para planear acciones de conservación es preguntarse: ¿Cómo eran los antiguos bosques que había en esta región? ¿Qué especies de plantas y animales vivían aquí? ¿Cuáles siguen existiendo todavía? ¿Cuáles son las especies endémicas (exclusivas) de la región? ¿Cuáles especies están más amenazadas de extinción? Si se va a favorecer la creación o ampliación de corredores de bosque en los linderos de las fincas, a orillas de los caminos y a lo largo de ríos y quebradas ¿cuáles son las especies de flora más adecuadas que se deberían plantar? La información que sigue responde precisamente a estas preguntas.

 

Las zonas medias de la Sierra Nevada de Santa Marta

Palicourea angustifolia
Aquí nos referimos a la franja altitudinal comprendida entre los 1500 y 2500 metros sobre el nivel del mar, con una transición hacia las zonas bajas que desciende hasta los 1000 m.s.n.m. Estas vertientes intermedias de la Sierra tienen un clima que va de húmedo a muy húmedo y originalmente estaban cubiertas por espesos bosques subandinos. En la actualidad, los bosques se encuentran fragmentados, con amplios espacios convertidos en potreros, cafetales y otros cultivos. Los bosques de esta franja son similares a las selvas de zonas bajas, con árboles altos y rectos, los más grandes de 25 m o más de altura. Varias especies leñosas tienen raíces en forma de zancos, que quizás ayudan a sostenerlas en los inestables suelos de ladera. Las palmas, representadas por varias especies, son abundantes.

 

Biodiversidad

La biodiversidad de la zona media de la Sierra Nevada de Santa Marta es moderada en comparación con la de franjas de elevación similares en otras regiones del país; sigue siendo, de todas formas, rica y singular. Se puede estimar la presencia de unas 70 especies de mamíferos nativos, 330 especies de aves, 30 especies de reptiles, cerca de 20 especies de anfibios, 2 especies de peces y unas 1000 especies de plantas vasculares. A modo de comparación, Noruega, que cubre un área 84 veces mayor que las zonas medias de la Sierra Nevada, tiene registros de unas 90 especies de mamíferos, 470 especies de aves, 5 especies de reptiles, 5 especies de anfibios y 1300 especies de plantas vasculares nativas.

 

Endemismo

Abanico colombiano (Myioborus flavivertex) - D. Beadle - 2010
Muchas especies de plantas y animales viven sólo en las vertientes medias de la Sierra Nevada de  Santa Marta y no se encuentran en ningún otro lado del mundo. Éstas son las especies prioritarias para la conservación. Si la gente de la región no las cuida ¿quién más en el mundo podrá hacerlo? Las especies endémicas exclusivas o casi exclusivas de esta franja incluyen las siguientes: entre los mamíferos, los ratones silvestres (Santamartamys rufodorsalis, Thomasoms monochromos); entre las aves, el periquito de Santa Marta (Pyrrhura viridicata), autillo de Santa Marta (Megascops sp. nov.), varios colibríes (Ramphomicron dorsale, Coeligena phalerata, Chaetocercus astreans, Campylopterus phainopeplus), chamicero serrano (Synallaxis fuscorufa), chamicero coronado (Cranioleuca hellmayri), hojarasquero de Santa Marta (Automolus rufipectus), tororoi de Santa Marta (Grallaria bangsi), tapaculos (Scytalopus sanctaemartae, S. latebricola), atrapamoscas de Santa Marta (Myiotheretes pernix), tangara serrana (Anisognathus melanogenys), gorriones monteses (Arremon basilicus, Atlapetes melanocephalus), abanico colombiano (Myioborus flavivertex) y arañeros (Basileuterus basilicus, B. conspicillatus); entre los reptiles, la serpiente tierrera (Atractus sanctaemartae), la serpiente bejuca (Leptophis santamartensis) y varias lagartijas (Anolis menta, A. santamartae, A. solitarius, Anadia pulchella, Ptychoglossus romaleos, Proctoporus specularis, Pseudogonatodes furvus); entre los anfibios, los sapitos arlequín (Atelopus laetissimus, A. nahumae, A. walkeri), la rana de cristal (Ikakogi tayrona), la rana marsupial (Cryptobatrachus boulengeri), las ranas de lluvia (Pristimantis carmelitae, P. cristinae, P. delicatus, P. insignitus, P. megalops, P. ruthveni, P. sanctaemartae, P. tayrona), la rana de tierra (Geobatrachus walkeri) y la salamandra (Bolitoglossa savagei). Dos peces endémicos de Colombia (los capitanes Trichomycterus latistriatus y T. nigromaculatus), son compartidos por la Sierra Nevada de Santa Marta y la cordillera Oriental.

La flora endémica incluye numerosas especies que sólo se encuentran en este macizo montañoso y que no se conocen de ninguna otra cordillera. Entre estas especies se cuentan varias acantáceas (Aphelandra mildbraediana, Habracanthus kirkbridei, H. malacus, Justicia kirkbridei), moquillo (Saurauia arnoldii), Dendropanax amplifolius, mano de león (Jungia calyculata), Pentacalia genuflexa, quiches (Mezobromelia hospitalis, M. magdalenae, Tillandsia brevior), Licania cuspidata, Erythrina santamartensis, mazorcas de agua (Gunnera sanctae-marthae, G. tayrona), platanillo (Heliconia sanctae-martae), salvias silvestres (Salvia carbonoi, S. libanensis), tusílago (Satureja andrei), tuno (Miconia smithii), angelitos (Monochaetum laxifolium, M. magdalenense, M. rotundifolium), varias otras melastomatáceas (Blakea schultzei, Graffenrieda santamartensis, Huilaea kirkbridei, Kirkbridea pentamera, K. tetramera), orquídea (Restrepia seketii), Cybianthus colombianus, cafeto de monte (Palicourea abbreviata), “manzano” (Pouteria arguacoensium) y cubio silvestre (Tropaeolum pellucidum).

Además de las endémicas estrictas, la Sierra Nevada de Santa Marta alberga una serie de especies adicionales de distribución relativamente restringida, compartidas con la serranía del Perijá, norte de la cordillera Oriental y los Andes de Venezuela. Entre estas especies se cuentan aves como la pava canosa (Penelope argyrotis), perdiz carinegra (Odontophorus atrifrons), tucancito verde (Aulacorhynchus sulcatus), tiranuelo de anteojos (Zimmerius improbus) y zarcerito encapuchado (Thlypopsis fulviceps); reptiles como el lagarto Stenocercus erythrogaster; y plantas como la palma de cera de la Sierra Nevada (Ceroxylon ceriferum), el bejuco Pentacalia scortifolia, la salvia azul (Salvia sphacelioides), el platanillo Heliconia mincana y la orquídea Odontoglossum nevadense.

Especies endémicas de Colombia, compartidas por la Sierra Nevada de Santa Marta y la serranía de Perijá, incluyen el mastranto serrano (Hyptis diffusa), salvia roja (Salvia camarifolia) y los angelitos (Monochaetum cinereum, M. uberrimum).

 

¿Cuáles son las especies más amenazadas?

Pino colombiano (Podocarpus oleifolius, VU)
En el área hay por lo menos 11 especies de mamíferos que han sido catalogados como amenazados; estos son el mico de noche (Aotus griseimembra, VU), maicero cariblanco (Cebus albifrons, NT), nutria (Lontra longicaudis, VU), jaguar o “tigre” (Panthera onca centralis, VU), puma o “león” (Puma concolor, NT), tigrillos (Leopardus pardalis, NT, L. tigrinus, VU), danta (Tapirus terrestris columbianus, CR), “manao” o pecarí de labios blancos (Tayassu pecari, VU) y los ratones endémicos (Santamartamys rufodorsalis, CR, Thomasomys monochromos, EN). Entre las aves amenazadas están la pava negra (Aburria aburri, NT), perdiz carinegra (Odontophorus atrifrons, VU), cóndor de los Andes (Vultur gryphus, EN), águila solitaria (Harpyhaliaetus solitarius, EN), águila crestada (Spizaetus isidori, EN), guacamaya verde (Ara militaris, VU), periquito de Santa Marta (Pyrrhura viridicata, EN), autillo de Santa Marta (Megascops sp. nov., CR), colibrí cabecicastaño (Anthocephala floriceps, VU), picoespina dorsinegro (Ramphomicron dorsale, EN), ala de sable de Santa Marta (Campylopterus phainopeplus, EN), chamicero serrano (Synallaxis fuscorufa, VU), hojarasquero de Santa Marta (Automolus rufipectus, NT), tororoi de Santa Marta (Grallaria bangsi, VU), atrapamoscas de Santa Marta (Myiotheretes pernix, EN), arañero embridado (Basileuterus conspicillatus, EN) y arañero de Santa Marta (Basileuterus basilicus, VU). Entre los anfibios amenazados se cuentan los sapitos arlequín (Atelopus laetissimus, CR, A. nahumae, CR, A. walkeri, CR), la rana de cristal (Ikakogi tayrona, VU), la rana marsupial (Cryptobatrachus boulengeri, EN), las ranas de lluvia (Pristimantis insignitus, EN, P. megalops, NT, P. ruthveni, EN, P. sanctaemartae, NT, P. tayrona, NT) y la rana de tierra (Geobatrachus walkeri, EN).

Entre las plantas catalogadas como amenazadas se cuentan el pino colombiano (Podocarpus oleifolius, VU), pinos hayuelos (Prumnopits harmsiana, VU, P. montana, VU), pino romerón (Retrophyllum rospigliosii, NT), quiches (Guzmania pallida, EN, Mezobromelia hospitalis, EN, M. magdalenae, EN, Tillandsia brevior, CR), Licania cuspidata, CR, Stephanopodium aptotum, EN, mastrantos (Hyptis diffusa, EN, H. purdiei, EN), salvias silvestres (Salvia camarifolia, EN, S. carbonoi, VU, S. funckii, EN, S. libanensis, EN, S. sphacelioides, VU), tusílago (Satureja andrei, VU), cedro (Cedrela odorata, EN) y orquídeas (Odontoglossum naevium, VU, O. nevadense, EN, Restrepia seketii, VU). Aunque la mayor parte todavía no han sido evaluadas formalmente, es muy probable que casi todas las especies endémicas de flora mencionadas en la sección anterior estén amenazadas de extinción.

Es muy importante conocer y proteger estas especies. Conservarlas significa usualmente conservar su hábitat; si esto se logra hacer exitosamente, se pueden llegar a salvar centenares de otras especies de plantas y de animales que comparten su hogar con las especies amenazadas.

 

¿Cuál era la flora de los antiguos bosques?

Tronco de cuchillo (Zinowiewia australis)
Aquí damos una muestra de las especies cuya presencia y abundancia indican bosques de edad avanzada. Entre sus árboles se encuentran varias de las mejores maderas de la región y muchas especies amenazadas. Para propagar estas especies hay que plantarlas en lugares donde se den dos condiciones: que haya sombra de otras plantas y que el suelo esté cubierto de hojarasca (no de pasto).

ÁRBOLES: Pino colombiano (Podocarpus oleifolius), pinos hayuelos (Prumnopitys harmsiana, P. montana), pino romerón (Retrophyllum rospigliosii), Paragynoxys undatifolia, cuchillo (Zinowiewia australis), gaque (Clusia multiflora), Tovomita weddelliana, Licania cuspidata, Stephanopodium aptotum, cadillón (Sloanea brevispina), gallinazo (Calatola costaricensis), Gustavia speciosa, lechero plomo (Pseudolmedia rigida), salvio lechoso (Morus insignis), chuguacá (Hieronyma moritziana), yolombó (Panopsis suaveolens), Prunus sp., calabacillo (Meliosma arenosa), cariseco (Billia rosea), “manzano” (Pouteria arguacoensium), caimo silvestre (Pouteria baehniana), cogote (Gordonia fruticosa). PALMOIDES: Palma de cera de la Sierra Nevada (Ceroxylon ceriferum), tagua, bombona (Dictyocaryum lamarckianum), palmas (Chamaedorea linearis, Ch. pinnatifrons, Geonoma orbignyana, G. undata, Prestoea acuminata). TREPADORAS: Monstera, Blakea schultzei, zarzaparrilla (Smilax). ARBUSTOS: Aphelandra mildbraediana, Habracanthus kirkbridei, H. malacus, Cybianthus colombianus, cafetos de monte (Palicourea abbreviata, P. angustifolia, Psychotria spp.) HIERBAS: Helechos (Blechnum, Elaphoglossum, Lophosoria quadripinnata, Serpocaulon fraxinifolium), anturios (Anthurium nymphaeifolium, A. spp.), mano de león (Jungia calyculata), Columnea sanguinea, Stromanthe jacquinii. EPÍFITAS: Helechos (Asplenium, Campyloneurum, Elaphoglossum, Nephrolepis, Niphidium, Serpocaulon, etc.), Anthurium crassinervium, A. scandens, quiches (Guzmania pallida, Mezobromelia hospitalis, M. magdalenae, Racinaea crispa, R. penlandii, Tillandsia brevior, T. complanata, T. fendleri, Vriesea tequendamae), orquídeas (Odontoglossum naevium, O. nevadense, Pleurothallis, Restrepia seketii), Peperomia spp.

 

¿Cuáles especies plantar?

Heliconia latispatha
Las especies de flora de bosque maduro mencionadas en el párrafo anterior suelen ser inadecuadas para la restauración de un terreno completamente abierto, pues, cuando son juveniles, no están equipadas para resistir una plena exposición al sol, al viento y a la lluvia. En cambio, hay una serie de especies de plantas pioneras muy bien adaptadas a la plena exposición y que crecen rápidamente. Éstas son las especies ideales para iniciar la restauración de un bosque variado y lleno de biodiversidad. Cuando ya son grandes (a los 10 o 20 años), se van estableciendo bajo su sombra especies más lentas, propias de una vegetación más madura. Entre las principales pioneras de la región se cuentan:

ÁRBOLES: Cedrillo (Brunellia comocladifolia), encenillo (Weinmannia pinnata), tíbar (Escallonia paniculata), carcomo (Alchornea triplinervia), guamos (Inga spp.), balso blanco (Heliocarpus americanus), Graffenrieda santamartensis, tuno (Miconia smithii), cucharo (Myrsine coriacea), fruta de pava (Guettarda crispiflora), yarumo (Cecropia angustifolia). PALMOIDES: Palmas bobas (Cyathea spp.). TREPADORAS: Pecosa (Bomarea edulis), Baccharis trinervis, Pentacalia genuflexa, P. scortifolia, curuba silvestre (Passiflora semiciliosa). ARBUSTOS: mastranto serrano (Hyptis diffusa), salvias silvestres (Salvia camarifolia, S. carbonoi, S. funckii, S. libanensis, S. sphacelioides), tunos (Miconia theaezans, M. spp.), angelitos (Monochaetum cinereum, M. laxifolium, M. magdalenense, M. rotundifolium, M. tetrandrum, M. uberrimum), cordoncillos (Piper spp.), chusque (Chusquea purdieana) , borrachero (Brugmansia candida). HIERBAS: mazorca de agua (Gunnera sanctae-marthae, G. tayrona), platanillos (Heliconia burleana, H. latispatha, H. mincana, H. sanctae-martae), mastranto azul (Hyptis purdiei).

Entre los árboles, también resultan adecuados para plantar los moquillos (Saurauia arnoldii, S. scabra, S. yasicae), bergaño (Mauria heterophylla), Dendropanax amplifolius, granizo (Hedyosmum racemosum), Erythrina santamartensis, amarillo (Nectandra purpurea) y matapalos e higuerones (Ficus spp.)

Para cubrir barrancos resultan especialmente adecuadas las siguientes especies: palmas bobas (Cyathea spp.), helecho (Lophosoria quadripinnata), chilco (Baccharis trinervis), angelitos (Monochaetum cinereum, M. laxifolium, M. magdalenense, M. rotundifolium, M. tetrandrum, M. uberrimum) y chusque (Chusquea purdieana).

En cimas y laderas altas de montaña, donde el suelo es superficial y hay una gran exposición al viento, son particularmente apropiados el encenillo (Weinmannia pinnata), gaque (Clusia multiflora), aguacatillo (Persea caerulea), cucharo (Myrsine coriacea), angelitos (Monochaetum spp.), tunos (Miconia spp.) y quina (Ladenbergia moritziana).

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