jueves, 5 de febrero de 2015

Colombia en el mundo - Flora nativa en los jardines

Tabaco de flores amarillas (Nicotiana glauca) - Arequipa, Perú
Acabo de regresar de un viaje por Perú y Bolivia. En estos países andinos, con tantas similitudes y también diferencias con Colombia, he podido reflexionar sobre muchos elementos comunes de nuestra naturaleza, observando y también contrastando qué hace único y especial a cada país. A continuación sigue la última de una serie de cinco notas con algunas de estas observaciones.

 

Plantas de todos los continentes

Una de las cosas que me llamó la atención de la flora urbana de las ciudades peruanas, y que es plenamente compartida con las ciudades colombianas, es la escasez de especies nativas, sobre todo cuando se ve más allá de la arborización y se miran las plantas más pequeñas, de jardín. En Lima, Arequipa y Cusco casi no se cultivan arbustos nativos, flores originarias del Perú, trepadoras locales ni cactus endémicos. Las flores que se ven por todas partes son de Sudáfrica, México y Asia, entre muchos otros lugares.

En Colombia es igual. En los últimos 20 años se han realizado notables avances por incluir muchas especies de árboles nativos en los programas de arborización urbana. Pero esta “onda de los nativos” no ha alcanzado todavía a los jardines, donde la gran mayoría de las especies menores, ornamentales, son de otros continentes y países: geranios, cartuchos y agapantos del sur de África, lino y hebe de Nueva Zelanda, rosas y vincas de Europa y Asia.

 

Yaquil (Colletia) - Cerca de Cusco

La importancia de las plantas pequeñas

Esta falta de especies menores nativas crea un gran vacío en la ciudad, por tres razones: 1) Estas especies, y no los árboles, son las que conforman la mayor parte de la biodiversidad de la flora. 2) Las numerosísimas especies menores son indispensables como hábitat y fuente de alimento para muchos animales pequeños (p. ej. colibríes y mariposas).  3) Las especies menores nativas, al ser ignoradas, están dejando de beneficiarse de los espacios urbanos que podrían ocupar, de las actividades de propagación y de los cuidados que ayudarían a rescatar centenares de especies endémicas, amenazadas de extinción.

 

Cactus nativos

Baste un ejemplo para mostrar esta situación. En Perú, uno de los centros mundiales de diversidad de cactus, se tienen registros de 250 especies de esta familia; de éstas, casi 200 son endémicas, que sólo se encuentran en el país y en ningún otro lado del mundo. En los alrededores de la ciudad de Arequipa, en un rango altitudinal similar al de la ciudad, crecen 10 de estas especies endémicas de cactus: Armatocereus ghiesbreghtii, Armatocereus riomajensis, Browningia viridis, Corryocactus aureus, Corryocactus brevispinus, Corryocactus brevistylus, Corryocactus prostratus, Matucana haynei, Weberbauerocereus rauhii y Weberbauerocereus weberbaueri. Y es muy posible que la mayor parte de estas especies esté amenazada de extinción. Pues bien: nosotros sabemos lo ornamentales y apreciados que pueden ser los cactus, el fanatismo que despiertan en los coleccionistas. ¿Cómo no imaginar entonces una ciudad donde este tipo de plantas únicas, endémicas, sean propagadas, cultivadas y mostradas como el orgullo de la región? Que uno pasara caminando y las viera cultivadas en los balcones y patios de las casas, que la gente se las mostrara a uno y le contara sobre ellas.

Pues bien, la realidad es que uno no ve cultivada ninguna de estas especies. Y, en cambio, sí se planta por todas partes una especie carnosa parecida a un cactus columnar: la Euphorbia candelabrum, originaria de África. Es claro que, tanto en Perú como en Colombia, todavía falta mucho camino por recorrer para llevar nuestra riquísima flora a los jardines.

Austrocylindropuntia - Cerca de Arequipa

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