jueves, 14 de marzo de 2013

Una guía para restaurar los ecosistemas de Colombia – La vertiente occidental de la cordillera Oriental

Cordillera Oriental - San Francisco, Cundinamarca
Si usted es un propietario de una finca o un conservacionista que quiere emprender un proyecto de restauración de los bosques y de la fauna silvestre, es un buen punto iniciar conociendo su área. Antes de restaurar algo, hay que preguntarse: ¿Cómo eran los antiguos ecosistemas que había en esta región? ¿Qué especies de plantas y animales vivían aquí? ¿Cuáles siguen existiendo todavía? ¿Cuáles son las especies endémicas (exclusivas) de la región? ¿Cuáles especies están más amenazadas de extinción? Si voy a iniciar la creación de corredores de bosque en un terreno completamente despejado ¿cuáles son las especies de flora más adecuadas que debería plantar?

Colombia es un país tan variado que la respuesta a cada una de estas preguntas es diferente dependiendo de la región. Aquí continuamos con una serie de artículos que traen la información básica para cada una de estas áreas.

 

La vertiente occidental de la cordillera Oriental

Asplenium theciferum
Esta vertiente, como la definimos aquí, incluye las zonas de elevación media de la cordillera, principalmente entre 1500 y 2500 metros sobre el nivel del mar, con una transición hacia las zonas bajas que desciende hasta los 1000 m.s.n.m. La región abarca parte de los departamentos de Norte de Santander, Santander, Boyacá, Cundinamarca, Tolima y Huila. Aquí no se incluyen el altiplano cundiboyacense ni las montañas por encima de 2500 m sobre el nivel del mar, que tienen una flora bastante distinta y que serán tratados por aparte en artículos posteriores. Las vertientes intermedias de la cordillera normalmente tienen un clima que va de húmedo a muy húmedo y originalmente estaban cubiertas casi todas ellas por espesos bosques subandinos. Esta franja resultó ideal para el cultivo del café y fue una de las primeras en ser colonizada. Por esta razón, ya son pocos los bosques que quedan en ella y los pocos que quedan siguen siendo fragmentados y convertidos en potreros. En la cordillera Oriental, ésta es la franja donde se encuentra la mayor cantidad de especies de árboles amenazados de extinción a nivel global o local. La región tiene un gran potencial para la restauración ecológica. Muchos árboles raros todavía se encuentran dispersos en los potreros y se puede sacar semillas de ellos para propagarlos. Las cañadas tienen restos de vegetación nativa que, adecuadamente cercada para protegerla del pastoreo del ganado, puede recuperarse y convertirse en corredores de biodiversidad. Y muchos fragmentos de bosque que quedan en pie pueden conservarse como bancos de semillas y albergues de la fauna y flora locales.

 

Biodiversidad

La biodiversidad de las vertientes medias de la cordillera es muy alta. Se puede estimar la presencia de unas 120 especies de mamíferos, 530 especies de aves, más de 60 especies de reptiles, más de 50 especies de anfibios, alrededor de 30 especies de peces, 11 especies de cangrejos de agua dulce y unas 3000 especies de plantas vasculares (plantas con semilla y helechos). A modo de comparación, Uruguay, que cubre un área 9 veces mayor que la vertiente occidental de la cordillera Oriental, tiene registros de unas 130 especies de mamíferos, más de 450 especies de aves, cerca de 70 especies de reptiles, cerca de 50 especies de anfibios y unas 2500 especies de plantas vasculares.

 

Endemismo

Palma de cera de Sasaima (Ceroxylon sasaimae) - Endémica
Muchas especies de plantas y animales viven sólo en la vertiente occidental de la cordillera Oriental y no se encuentran en ningún otro lado del mundo. Éstas son las especies prioritarias para la conservación. Si la gente de la región no las cuida ¿quién más en el mundo podrá hacerlo? Las especies endémicas exclusivas o casi exclusivas de esta vertiente incluyen las siguientes: entre los mamíferos, el puerco espín pardo (Coendou vestitus); entre las aves, la perdiz santandereana (Odontophorus strophium), el inca negro (Coeligena prunellei), el tapaculo del bajo Magdalena (Scytalopus rodriguezi) y el cucarachero de Nicéforo (Thryophilus nicefori); entre los reptiles, las serpientes tierreras (Atractus nigriventris, A. trivittatus, A. wagleri, A. werneri) y el pequeño geco Lepidoblepharis colombianus; entre los anfibios, las salamandras (Bolitoglossa capitana, B. nicefori, B. pandi), las ranas arlequín (Atelopus farci, A. subornatus), las ranas de cristal (Centrolene acanthidocephalum, Rulyrana adiazeta), la rana saltona (Hyloxalus ruizi), las ranas venenosas (Ranitomeya virolinensis, R. sp. nov. – Supatá), las ranas arborícolas (Dendropsophus padreluna, Hyloscirtus denticulentus, H. piceigularis), las ranas de lluvia (Pristimantis acutirostris, P. bacchus,  P. bicolor, P. grandiceps, P. jorgevelosai, P. merostictus, P. renjiforum, P. spilogaster) y la cecilia (Caecilia corpulenta); entre los peces, el negro o baboso (Astroblepus santanderensis); entre los cangrejos de agua dulce, Neostrengeria aspera, N. botti, N. charalensis, N. gilberti, N. lindigiana, N. niceforoi, N. sketi, N. tonensis y Strengeriana huilensis.

Entre las plantas exclusivas de la región se cuentan las palmas Aiphanes graminifolia, A. killipii y Geonoma santanderensis; los platanillos Heliconia estiletioides, H. lozanoi, H. oleosa, H. reptans; siete especies de hojarascos o magnolios nativos (Magnolia arcabucoana, M. argyrothricha, M. caricifragrans, M. cespedesii, M. georgii, M. santanderiana , M. virolinensis); el mogollo (Matisia uribei), el zapote silvestre (Matisia lozanoi); y varias especies de orquídeas (Anguloa brevilabris, Masdevallia elephanticeps, M. hieroglyphica, Restrepia pandurata, Sobralia mutisii, etc.).

Otras endémicas interesantes, con una distribución algo más amplia en el país son, entre las aves, el dacnis turquesa (Dacnis hartlaubi) y el tordo montañero (Macroagelaius subalaris); entre las plantas, la palma de cera de Sasaima (Ceroxylon sasaimae) y el roble negro (Colombobalanus excelsa).

 

¿Cuáles son las especies más amenazadas?

Reinita cerúlea (Dendroica cerulea)
En el área hay 12 especies de mamíferos que han sido catalogados como amenazados. Estos son el ratón runcho (Caenolestes fuliginosus obscurus, NT), tunato o  chuchita (Marmosops fuscatus, NT), mico de noche o marteja (Aotus lemurinus, VU), nutria (Lontra longicaudis, VU), oso de anteojos (Tremarctos ornatus, VU), tigrillos (Leopardus tigrinus, VU, Leopardus pardalis, NT), “tigre” o jaguar (Panthera onca centralis, VU), puma o “león” (Puma concolor, NT), puerco espín pardo (Coendou vestitus, VU), guagua loba (Dinomys branickii, VU) y tinajo o borugo (Cuniculus taczanowskii, NT). Otra especie de mamífero que no ha sido catalogada como amenazada a nivel global o nacional, pero que sí está amenazada de extinción a nivel local es el saíno (Pecari tajacu), que, al parecer, ya desapareció del occidente de Cundinamarca pero todavía sobrevive en los bosques subandinos de Santander. Cuatro especies de mamíferos ya desaparecieron del todo de la región, víctimas de la cacería y de la destrucción de los bosques: estos son el churuco (Lagothrix lagothricha lugens, VU), la danta común (Tapirus terrestris columbianus, CR), la danta de páramo (Tapirus pinchaque, EN) y la tatabra o pecarí de labios blancos (Tayassu pecari, NT).

Entre las aves se cuentan las siguientes especies amenazadas: pava negra (Aburria aburri, NT), guacharaca colombiana (Ortalis columbiana, VU), paujil copete de piedra (Pauxi pauxi, EN), perdiz carinegra (Odontophorus atrifrons, VU), perdiz santandereana (Odontophorus strophium, EN), rascón de Bogotá (Rallus semiplumbeus, EN), guacamaya verde (Ara militaris, VU), cotorra montañera (Hapalopsittaca amazonina, VU), vencejo de chimenea (Chaetura pelagica, NT), inca negro (Coeligena prunellei, VU), amazilia buchicastaña (Amazilia castaneiventris, EN), torito dorsiblanco (Capito hypoleucus, VU), tapaculo del bajo Magdalena (Scytalopus rodriguezi, EN), pibí boreal (Contopus cooperi, VU), cucarachero de Nicéforo (Thryophilus nicefori, CR), dacnis turquesa (Dacnis hartlaubi, VU), reinita alidorada (Vermivora chrysoptera, NT), reinita cerúlea (Dendroica cerulea, VU) y tordo montañero (Macroagelaius subalaris, EN). Antiguamente, la región hacía parte del rango de distribución de más aves frugívoras de gran tamaño, que ya han desaparecido. Entre las especies que ya no se encuentran en esta vertiente se cuentan el loro orejiamarillo (Ognorhynchus icterotis, EN), el periquito aliamarillo (Pyrrhura calliptera, VU) y el periquito alipunteado (Touit stictopterus, VU).

Entre los anfibios amenazados se cuentan las salamandras (Bolitoglossa capitana, CR, B. pandi, EN), las ranas arlequín (Atelopus farci, CR, A. subornatus, CR), la rana de cristal (Rulyrana adiazeta, VU), la rana saltona (Hyloxalus ruizi, CR), la rana venenosa (Ranitomeya virolinensis, EN), las ranas arborícolas (Hyloscirtus bogotensis, NT, H. denticulentus, EN, H. piceigularis, EN) y las ranas de lluvia (Pristimantis acutirostris, EN, P. bacchus, EN, P. bicolor, VU, P. jorgevelosai, EN, P. merostictus, EN, P. renjiforum, EN, P. spilogaster, EN, Strabomantis ingeri, VU).
Pino romerón (Retrophyllum rospigliosii)

Entre las plantas amenazadas destacan varios árboles maderables como el pino romerón (Retrophyllum rospigliosii, NT), pino colombiano (Podocarpus oleifolius, VU), pino hayuelo (Prumnopitys montana, VU), cadillón liso (Couepia platycalyx, EN), roble negro (Colombobalanus excelsa, VU), roble (Quercus humboldtii, VU), nogal (Juglans neotropica, EN), comino (Aniba perutilis, CR), coquillo o zapato (Eschweilera bogotensis, EN), hojarascos o magnolios nativos (Magnolia arcabucoana, EN, M. argyrothricha, EN, M. caricifragrans, EN, M. cespedesii, CR, M. georgii, EN, M. santanderiana, EN, M. virolinensis, CR) y cedros (Cedrela odorata, EN, Cedrela montana, VU). Además de estos, hay otros árboles de bosque maduro que todavía no han sido evaluados para las listas de especies amenazadas, pero que evidentemente están en vías de extinción, al menos a nivel local; algunas de estas especies son el escobo (Guatteria cf. laurifolia), barcino (Calophyllum aff. brasiliense), cuchillo (Zinowiewia australis), cadillón (Sloanea brevispina), chochos (Dussia macroprophyllata, Ormosia tovarensis), Matudaea colombiana, chulo (Calatola costaricensis), Alfaroa colombiana, amarillo rabo de gallo (Aniba robusta), aguacatillos (Beilschmiedia costaricensis, B. sulcata), mogollo (Matisia uribei), zapote silvestre (Matisia lozanoi), chuguacá (Hieronyma macrocarpa), carnefiambre o roble haya (Roupala monosperma), yolombó (Panopsis suaveolens), caimo, carrán colorado (Pouteria baehniana) y cedrillo (Huertea glandulosa).

Es muy importante conocer y proteger estas especies. Conservarlas significa usualmente conservar su hábitat; si esto se logra hacer exitosamente, se pueden llegar a salvar centenares de otras especies de plantas y de animales que comparten su hogar con las especies amenazadas.

 

¿Cuál era la flora de los antiguos bosques?

Nogal (Juglans neotropica)
Aquí damos una muestra de las especies cuya presencia y abundancia indican bosques de edad avanzada. Entre sus árboles se encuentran varias de las mejores maderas de la región y muchas especies amenazadas. Para propagar estas especies hay que plantarlas en lugares donde se den dos condiciones: que haya sombra de otras plantas y que el suelo esté cubierto de hojarasca (no de pasto).

ÁRBOLES: Pino romerón (Retrophyllum rospigliosii), pino colombiano (Podocarpus oleifolius), pino hayuelo (Prumnopitys montana), chirimoyo montañero (Annona sp.), escobo (Guatteria cf. laurifolia), naranjillo (Styloceras buxifolium), barcino, mo (Calophyllum aff. brasiliense), cuchillo (Zinowiewia australis), cadillón liso (Couepia platycalyx), rayado (Licania sp.), crucero (Chrysochlamys colombiana), capes, gaques (Clusia spp.), cadillón (Sloanea brevispina), esmeraldo (Mabea sp.),  chochos (Dussia macroprophyllata, Ormosia tovarensis), roble (Quercus humboldtii), roble negro (Colombobalanus excelsa), Matudaea colombiana, chulo (Calatola costaricensis), Alfaroa colombiana, nogal (Juglans neotropica), amarillo rabo de gallo (Aniba robusta), comino (Aniba perutilis), aguacatillos (Beilschmiedia costaricensis, B. sulcata), coquillos o zapatos (Eschweilera antioquensis, E. bogotensis), hojarascos o magnolios nativos (Magnolia arcabucoana, M. argyrothricha, M. caricifragrans, M. cespedesii, M. georgii, M. santanderiana , M. virolinensis), mogollo (Matisia uribei), zapote silvestre (Matisia lozanoi), cedro de clima frío (Cedrela montana), cedro de zonas bajas (Cedrela odorata), guamarón (Guarea kunthiana), manto, sande (Brosimum utile), lecheros (Clarisia biflora, Pseudolmedia rigida), salvio lechoso (Morus insignis), sangretoro (Virola sebifera), chuguacáes o motilones (Hieronyma huilensis, H. macrocarpa), carnefiambre o roble haya (Roupala monosperma), yolombó (Panopsis suaveolens), botumbo (Prunus integrifolia), naunape (Simira sp.), calabacillos (Meliosma spp.), cariseco (Billia rosea), caimo, carrán colorado (Pouteria baehniana), cedrillo (Huertea glandulosa). PALMOIDES: Palma de cera cafetera (Ceroxylon alpinum), palma de cera de Sasaima (Ceroxylon sasaimae), palma de cera del Quindío (Ceroxylon quindiuense), otras palmas (Aiphanes concinna, Chamaedorea linearis, C. pinnatifrons, Euterpe precatoria, Geonoma undata, Prestoea acuminata). ARBUSTOS: Cafetos de monte (Palicourea spp., Psychotria spp.). TREPADORAS: Philodendron spp., Monstera spp. HIERBAS: Anturios (Anthurium nymphaeifolium, etc.), bihaos (Calathea spp.), Stromanthe jacquinii, Renealmia ligulata. EPÍFITAS: Helechos (Asplenium aethiopicum, A. theciferum, Campyloneurum spp., Microgramma percussa, Pecluma spp., Pleopeltis macrocarpa, Serpocaulon levigatum, S. sessilifolium, S. triseriale), anturios (Anthurium crassinervium, A. scandens, etc.), quiches (Tillandsia fendleri, T. biflora, T. clavigera, T. complanata, Vriesea fragrans, V. pereziana, V. tequendamae), orquídeas (Epidendrum, Prosthechea, Maxillaria, Acronia, Anguloa, Cattleya, etc.), Peperomia spp., Sphyrospermum cordifolium.

 

¿Cuáles especies plantar?

Balú o chachafruto (Erythrina edulis)
Las especies de flora de bosque maduro mencionadas en el párrafo anterior suelen ser inadecuadas para la restauración de un terreno completamente abierto, pues, cuando son juveniles, no están adaptadas a resistir una plena exposición al sol, al viento y a la lluvia. En cambio, hay una serie de especies de plantas pioneras muy bien adaptadas a la plena exposición y que crecen rápidamente. Éstas son las especies ideales para iniciar la restauración de un bosque variado y lleno de biodiversidad. Cuando ya son grandes (a los 10 o 20 años), se van estableciendo bajo su sombra especies más lentas, propias de una vegetación más madura. Entre las principales pioneras de la región se cuentan:

ÁRBOLES: Pauche (Montanoa quadrangularis), aliso (Alnus acuminata), mo, nogal cafetero (Cordia alliodora), salvio negro (Varronia cylindrostachya), salvio (Buddleja americana), ortiguillo (Lozanella enantiophylla), verraquillo, zurrumbo (Trema micrantha), sangregados, dragos, candeleros (Croton cupreatus, C. magdalenensis, C. smithianus), balú, chachafruto (Erythrina edulis), guamos (Inga spp.), muche, carbonero (Albizia carbonaria), carates o puntas de lanza (Vismia spp.), vara blanca (Aegiphila sp.), guayabillo (Adenaria floribunda), balso blanco (Heliocarpus americanus), ceiba de clima frío (Spirotheca rosea), sietecueros (Tibouchina lepidota), cucharos (Myrsine coriacea, M. guianensis), guayabo (Psidium guajava), duraznillo (Abatia parviflora), yarumos (Cecropia angustifolia, Cecropia telenitida), cajeto (Citharexylum subflavescens). PALMOIDES: Palmas bobas, aguacos (Cyathea spp.). TREPADORAS: Rompeplatos (Bomarea patinii), granadillas de monte (Passiflora spp.) ARBUSTOS: Amarguero (Ageratina popayanensis), chilcos (Baccharis latifolia, B. prunifolia), papayuelo (Vasconcellea cundinamarcensis), Acalypha spp., lechero rojo (Euphorbia cotinifolia), mortiños (Clidemia spp.), tunos (Miconia spp.), Leandra subseriata, Tibouchina longifolia, cordoncillos (Piper spp.), chusques (Chusquea spp.), zarzas, moras (Rubus glaucus, R. urticifolius, etc.), borrachero (Brugmansia candida), tintos, tocuas (Cestrum spp.), cucubos, tomatillos (Solanum ovalifolium, etc.), lulo (Solanum quitoense), tomate de árbol (Solanum betaceum), pringamozas (Urera baccifera, U. caracasana). HIERBAS: Rascadera, bore (Xanthosoma sagittifolium), platanillos (Heliconia spp.), bihaos (Calathea spp.)

También resultan adecuadas para plantar en una zona abierta algunas especies adicionales como el ocobo (Tabebuia rosea), madre de agua (Clethra fagifolia), carcomos (Alchornea spp.), cenizo (Tetrorchidium rubrivenium), lechero o chirriador (Sapium stylare), roble (Quercus humboldtii), amarillo (Nectandra lineata), aguacatillo (Persea caerulea), chaviaco (Cinnamomum triplinerve), arrayanes (Myrcia spp.), cauchos o higuerones (Ficus americana, F. gigantosyce, F. tequendamae), sapá (Coussapoa villosa), san juanito, mayo (Meriania longifolia), tunos rosados (Meriania macrophylla, M. peltata), canelón (Elaeagia utilis), quinas (Cinchona pubescens, Ladenbergia oblongifolia) y guacharaco (Cupania americana).

Para barrancos bien iluminados y taludes de carreteras es adecuado plantar el uvo (Cavendishia pubescens), el amarguero (Ageratina popayanensis), los chilcos (Baccharis latifolia, B. prunifolia), las orquídeas Sobralia mutisii, Epidendrum secundum, y E. xanthinum, la gateadera (Lycopodium clavatum) y las bromelias Pitcairnia spp.

En los enclaves secos que se encuentran en algunos valles de la región, resultan especialmente adecuados para plantar el fique (Furcraea cabuya), ciro, cacique o camiseto (Baccharis macrantha), tuna (Opuntia schumannii), dragos (Croton spp.), choco (Acacia farnesiana), dividivi (Caesalpinia spinosa), hayuelo (Dodonaea viscosa) y lantanas (Lantana spp.)

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