Bosque de niebla en San Francisco, Cund. - 2600-2800 m.s.n.m. |
Colombia es un país tan variado que la respuesta a cada una de estas preguntas es diferente dependiendo de la región. Aquí continuamos con una serie de artículos que traen la información básica para cada una de estas áreas.
Las zonas altas de la cordillera Oriental
Colibrí paramuno (Aglaeactis cupripennis) - M. Woodruff |
Biodiversidad
La biodiversidad de las laderas altas de la cordillera es elevada. Se puede estimar la presencia de más de 80 especies de mamíferos, 360 especies de aves, 20 especies de reptiles, 30 especies de anfibios, 10 especies de peces, 3 especies de cangrejos de agua dulce y unas 2000 especies de plantas vasculares (plantas con semilla y helechos). A modo de comparación, Noruega, que cubre un área 9 veces mayor que las zonas altas de la cordillera Oriental, tiene registros de unas 90 especies de mamíferos, 470 especies de aves, 5 especies de reptiles, 5 especies de anfibios y 1300 especies de plantas vasculares nativas.
Endemismo
Tuno esmeraldo (Miconia squamulosa) - Endémico |
Cardón (Puya bicolor) - Endémico |
¿Cuáles son las especies más amenazadas?
Spizaetus isidori - T. Friedel - www.birdphotos.com |
Entre las aves se cuentan las siguientes especies amenazadas: pato rufo (Oxyura jamaicensis andina, EN), perdiz carinegra (Odontophorus atrifrons, VU), perdiz santandereana (Odontophorus strophium, EN), águila crestada (Spizaetus isidori, EN), rascón de Bogotá o tingua bogotana (Rallus semiplumbeus, EN), polla sabanera (Gallinula melanops bogotensis, CR), becasina paramuna o caica (Gallinago nobilis, NT), periquito aliamarillo (Pyrrhura calliptera, VU), cotorra montañera (Hapalopsittaca amazonina, VU), calzoncitos cobrizo (Eriocnemis cupreoventris, NT), inca negro (Coeligena prunellei, VU), tororoi cabecirrufo (Grallaricula cucullata, VU), doradito lagunero (Pseudocolopteryx acutipennis, VU), pibí boreal (Contopus cooperi, VU), dormilona chica (Muscisaxicola maculirostris nicefori, EN), alondra cornuda (Eremophila alpestris peregrina, EN), cucarachero de Apolinar (Cistothorus apolinari, EN) y tordo montañero (Macroagelaius subalaris, EN).
Entre los anfibios amenazados se cuentan los sapitos arlequín (Atelopus ebenoides marinkellei, CR, A. muisca, CR, A. pedimarmoratus, CR, A. subornatus, CR), la rana de cristal (Centrolene buckleyi, VU), la rana saltona (Hyloxalus edwardsi, CR), las ranas arborícolas (Hyloscirtus bogotensis, NT, H. callipeza, NT, H. lynchi, EN) y las ranas de lluvia (Pristimantis affinis, VU, P. anolirex, NT, P. elegans, VU, P. mnionaetes, EN, P. renjiforum, EN).
Entre los peces amenazados están la guapucha (Grundulus bogotensis, NT) y los capitanes (Eremophilus mutisii, NT, Trichomycterus venulosus, CR).
Debido a la cacería y a las modificaciones extremas de su hábitat, varias especies de animales ya han desaparecido por completo de la zona. Hacia el final de la última era de hielo se extinguieron el gonfoterio (una especie de "elefante" nativo - Cuvieronius hyodon, EX) y el caballo americano (Equus lasallei, EX). En tiempos históricos han desaparecido el “tigre” o jaguar (Panthera onca centralis, VU), el pato piquidorado (Anas georgica niceforoi, EX), el pato colorado (Anas cyanoptera borreroi, EX), el pato negro (Netta erythrophthalma, CR), el zambullidor bogotano (Podiceps andinus, EX), el avetoro (Botaurus pinnatus), el cóndor de los Andes (Vultur gryphus, EN), el aguilucho cenizo (Circus cinereus), el loro orejiamarillo (Ognorhynchus icterotis, EN), el tachurí barbado (Polystictus pectoralis bogotensis, EX) y el pez graso (Rhizosomichthys totae, EX). Además, varias especies de patos migratorios que hasta mediados del siglo XX llegaban a la región regularmente y a menudo en buenos números dejaron de venir luego de que la mayor parte de los humedales fueran desecados; entre estas especies están el pato americano (Anas americana), el pato rabo de gallo (Anas acuta) y el pato canadiense (Aythya affinis). Por esta misma razón, también el aguilucho pálido (Circus cyaneus) dejó de aparecer por la región.
Entre las plantas amenazadas destacan algunos árboles maderables como el pino romerón (Retrophyllum rospigliosii, NT), pino colombiano (Podocarpus oleifolius, VU), pino hayuelo (Prumnopitys montana, VU), roble (Quercus humboldtii, VU), nogal (Juglans neotropica, EN), hojarascos o magnolios nativos (Magnolia argyrothricha, EN, M. caricifragrans, EN, M. virolinensis, CR) y cedro (Cedrela montana, VU).
Orquídea (Masdevallia caudata) |
Es muy importante conocer y proteger estas especies. Conservarlas significa usualmente conservar su hábitat; si esto se logra hacer exitosamente, se pueden llegar a salvar centenares de otras especies de plantas y de animales que comparten su hogar con las especies amenazadas.
¿Cuál era la flora de los antiguos bosques?
Interior de un viejo bosque de robles (Quercus humboldtii) |
Aquí damos una muestra de las especies cuya presencia y abundancia indican bosques de edad avanzada. Entre sus árboles se encuentran varias de las mejores maderas de la región y muchas especies amenazadas. Para propagar estas especies hay que plantarlas en lugares donde se den dos condiciones: que haya sombra de otras plantas y que el suelo esté cubierto de hojarasca (no de pasto).
Debido a la presencia de amplias regiones secas en el altiplano cundiboyacense, donde la precipitación es menor a 1000 mm anuales en promedio, donde los suelos suelen ser muy arcillosos y/o superficiales y donde hay influencia de heladas, es conveniente dar por separado listas de especies de flora de zonas secas y flora de zonas húmedas. La flora de zonas secas, si bien menos diversa, suele ser muy resistente y bien adaptada a las circunstancias locales.
ZONAS SECAS
Mortiño (Hesperomeles goudotiana) - Endémico |
ZONAS HÚMEDAS
Suscas (Ocotea calophylla) |
¿Cuáles especies plantar?
Las especies de flora de bosque maduro mencionadas en el párrafo anterior (especialmente las de zonas húmedas, menos resistentes) suelen ser inadecuadas para la restauración de un terreno completamente abierto, pues, cuando son juveniles, no están adaptadas a resistir una plena exposición al sol, al viento y a la lluvia. En cambio, hay una serie de especies de plantas pioneras muy bien adaptadas a la plena exposición y que crecen rápidamente. Éstas son las especies ideales para iniciar la restauración de un bosque variado y lleno de biodiversidad. Cuando ya son grandes (después de 20 años), se van estableciendo bajo su sombra especies más lentas, propias de una vegetación más madura. Entre las principales pioneras de la región se cuentan:ZONAS SECAS
Chupahuevos (Echeveria bicolor) |
En una zona seca y abierta también se puede plantar el tíbar (Escallonia paniculata), laurel de cera de hoja pequeña (Morella parvifolia), gurrubo (Lycianthes lycioides) y, en general, casi todas las especies de árboles y arbustos de zonas secas mencionados en la sección anterior (exceptuando el cedro, que es delicado).
En una zona seca y rocosa se dan bien el agave (Agave cf. cocui), cabezona (Calea peruviana), chilco (Baccharis rupicola), ciro, camiseto (Baccharis macrantha), cardón (Puya bicolor), chupahuevos (Echeveria bicolor), uva de anís (Cavendishia bracteata), uva camarona (Macleania rupestris), chite (Hypericum juniperinum), tuno esmeraldo (Miconia squamulosa), laurel de cera de hoja pequeña (Morella parvifolia), cucharo (Myrsine guianensis), orquídea, vara de San José (Epidendrum secundum) y hayuelo (Dodonaea viscosa).
ZONAS HÚMEDAS
Uva camarona (Macleania rupestris) |
En una zona húmeda y abierta también resultan adecuadas para plantar algunas especies adicionales como los moquillos (Saurauia spp.), cedrillo (Brunellia propinqua), suscalión (Brunellia acutangula), granizos (Hedyosmum spp.), raque (Vallea stipularis), madre de agua (Clethra fagifolia), lechero o chirriador (Sapium stylare), roble (Quercus humboldtii), tuno rosado (Meriania peltata), cauchos o higuerones (Ficus americana, F. gigantosyce, F. tequendamae), cucharo (Myrsine guianensis), cucharo espadero (Myrsine coriacea), cordoncillo (Piper bogotense), fruta de pava (Guettarda crispiflora) y quina (Cinchona pubescens).
Camaleón (Dactyloa heterodermus) |
Para barrancos bien iluminados y taludes de carreteras en zonas húmedas resulta ideal plantar los amargueros (Ageratina ampla, A. asclepiadea, A. glyptophlebia, A. popayanensis, A. tinifolia), chilcos (Baccharis latifolia, B. prunifolia), ciro o camiseto (Baccharis macrantha), uva de anís (Cavendishia bracteata), uva de monte (Cavendishia nitida), uva camarona (Macleania rupestris), reventadera (Gaultheria anastomosans), angelito (Monochaetum myrtoideum), tunos (Miconia spp.), laurel de cera de hoja pequeña (Morella parvifolia), chusques (Chusquea fendleri, C. serrulata, C. scandens), palmas bobas, aguacos (Cyathea spp.), pecosas o quiebraplatos (Bomarea multifora, B. patinii), Pitcairnia spp., zarcillejos, fucsias (Fuchsia hartwegii, F. petiolaris), orquídea, vara de San José (Epidendrum secundum) y gateadera (Lycopodium clavatum).
Para humedales abiertos resulta adecuado plantar hierbas altas como los juncos (Schoenoplectus californicus, Juncus effusus) y enea (Typha angustifolia). En las orillas también se pueden plantar árboles y arbustos que aguanten las inundaciones, como el aliso (Alnus acuminata), laurel de cera de hoja pequeña (Morella parvifolia), tíbar (Escallonia paniculata), tuno (Miconia reclinata), amargueros (Ageratina spp.), chilco (Baccharis latifolia), tinto (Cestrum buxifolium) y clavitos (Ludwigia spp.)