Bosque maduro dominado por uche (Prunux buxifolia) - Usaquén |
Con este escrito, se inicia una serie de artículos sobre la cadena de cerros que se extiende al oriente de Bogotá, parte de la cual, por el lado que mira hacia la ciudad, hace parte de la Reserva Forestal Protectora Bosque Oriental de Bogotá (con algo más de 13 mil hectáreas). La misma cadena también se extiende por los vecinos municipios de Chipaque, Ubaque, Choachí, La Calera, Chía y Sopó y alberga un conjunto de bosques nativos, bosques plantados y páramos de gran importancia para la conservación. Levantándose desde planicies completamente intervenidas por la agricultura y la urbanización, estos cerros cubiertos de espesa vegetación forman un corredor biológico que se extiende por el sur hasta las extensas áreas silvestres del páramo de Sumapaz. Centenares de animales y plantas, ya escasos o completamente ausentes en las áreas más intervenidas de la Sabana, todavía encuentran refugio adecuado en estos cerros. Por eso es tan grande el privilegio que tiene Bogotá, que, al lado del frenesí, del ruido y de la transformación de la gran ciudad, también puede disfrutar en forma tan cercana del paisaje, la tranquilidad y la enorme biodiversidad de estas montañas.
La biodiversidad de los Cerros
Picaflor de antifaz (Diglossa cyanea) - M. Woodruff - 2007 |
En documentos oficiales (CAR) se ha registrado de forma preliminar que la flora de la Reserva Forestal Protectora Bosque Oriental de Bogotá está compuesta por 494 especies. Esta cifra dista bastante de ser la definitiva, como lo he podido comprobar haciendo sencillas listas de chequeo de flora en algunos puntos de esta reserva forestal. Por ejemplo, tan sólo en la Quebrada La Vieja tengo registros de 418 especies de plantas. En la Floresta de La Sabana la lista ya va en 566 especies, incluyendo nativas, introducidas y plantas naturalizadas. Teniendo en cuenta estas cifras, es muy probable que la cadena montañosa completa, tomada por sus dos vertientes desde su extremo norte en Chía y Sopó hasta su extremo sur en Usme y Cruz Verde, albergue cerca de 1000 especies de plantas vasculares.
Pegamosco (Bejaria resinosa) |
Algunas de las especies notables que habitan en estos cerros son, entre los mamíferos, el cusumbo (Nasuella olivacea), zorro (Urocyon cinereoargenteus/Cerdocyon thous), comadreja (Mustela frenata), chucha (Didelphis albiventris), ardilla (Sciurus granatensis) y conejo (Sylvilagus brasiliensis). Registros recientes con cámaras-trampa han permitido verificar la presencia de tigrillo (Leopardus tigrinus) y borugo o tinajo (Cuniculus taczanowskii).
Entre las aves destaca la presencia de la pava andina (Penelope montagnii), 6 especies de búhos y lechuzas, 17 especies de colibríes y una variedad de pájaros de vistosos colores como el clarinero o tangara escarlata (Anisognathus igniventris), tangara diadema (Dubusia taeniata), azulejo pechinegro (Buthraupis eximia), picaflor de antifaz (Diglossa cyanea) y arrendajo montañero (Cacicus chrysonotus).
Especies endémicas
Romerito de páramo (Diplostephium phylicoides) - Endémico |
Entre las especies endémicas (es decir, las que sólo habitan en Colombia y en ningún otro país del mundo) destacan: entre los peces, los capitanes (Trichomycterus bogotense, T. venulosus); entre los anfibios, la salamandra (Bolitoglossa adspersa), las ranas de lluvia (Pristimantis bogotensis, P. elegans), las ranas arborícolas (Dendropsophus labialis, Hyloscirtus bogotensis) y las ranas saltonas (Hyloxalus edwardsi, H. subpunctatus); entre los reptiles, la lagartija Anadia bogotensis, el lagarto collarejo (Stenocercus trachycephalus) y la serpiente tierrera (Atractus crassicaudatus); entre las aves, el chamicero (Synallaxis subpudica); entre los mamíferos, la musaraña (Cryptotis thomasi), el ratón silvestre (Thomasomys niveipes) y el curí (Cavia anolaimae).
Se puede estimar que entre 7-10% de la flora nativa presente en los cerros es endémica de Colombia. Entre estas especies endémicas se cuentan árboles y arbustos del bosque como el uche (Prunus buxifolia), mortiño (Hesperomeles goudotiana), Citharexylum sulcatum, tuno esmeraldo (Miconia squamulosa), camargo o upo (Verbesina crassiramea), Verbesina baccharidea, Macrocarpaea glabra, tominejero (Palicourea lineariflora) y Psychotria boqueronensis. También son endémicos los frailejones (Espeletia grandiflora, Espeletiopsis bogotensis, E. corymbosa), romeros de páramo (Diplostephium heterophyllum, D. phylicoides), cardones (Puya bicolor, P. goudotiana, P. lineata, P. santosii), piñuela (Greigia stenolepis), curubas, granadillas silvestres (Passifora adulterina, P. azeroana, P. lanata) y la Aragoa cupressina.
Especies amenazadas
Tigrillo (Leopardus tigrinus) - Geigy - 2009 |
Entre las especies que han sido formalmente catalogadas como amenazadas y que han sido registradas en los Cerros Orientales se cuentan el capitán (Trichomycterus venulosus, CR), la rana de cristal (Centrolene buckleyi, VU), la rana saltona (Hyloxalus edwardsi, CR), la rana arborícola (Hyloscirtus bogotensis, NT), la rana de lluvia (Pristimantis elegans, VU), el pato turrio (Oxyura jamaicensis andina, EN), el colibrí calzoncitos (Eriocnemis cupreoventris, NT), el pibí boreal (Contopus cooperi, VU), el ratón runcho (Caenolestes fuliginosus obscurus, NT), el tigrillo (Leopardus tigrinus, VU) y el borugo o tinajo (Cuniculus taczanowskii, NT). Hasta la primera mitad del siglo XX, los cerros estuvieron habitados por algunos mamíferos de gran tamaño, como el puma (Puma concolor), el oso de anteojos (Tremarctos ornatus) y el venado (Odocoileus virginianus); sin embargo todas estas especies fueron cazadas hasta su extinción.
Entre las plantas amenazadas destacan el pino hayuelo (Prumnopitys montana, VU), cedro (Cedrela montana, VU), los cardones (Puya bicolor, NT, P. goudotiana, NT, P. lineata, NT, P. nitida, NT, P. santosii, NT), la piñuela (Greigia stenolepis, NT) y las orquídeas (Cyrtochilum ixioides, VU, Odontoglossum gloriosum VU).
Los antiguos bosques de los Cerros
Susca (Ocotea calophylla) |
En la actualidad, los cerros al oriente de Bogotá están cubiertos por una vegetación muy transformada, consistente en parches de bosques nativos secundarios, matorrales en regeneración, plantaciones forestales de pinos y eucaliptos, cultivos y potreros, jardines y áreas urbanizadas. Los antiguos bosques andinos maduros, dominados por árboles de madera dura y semillas relativamente grandes, capaces de germinar a la sombra del propio bosque, ya han desaparecido casi por completo, luego de siglos de extracción de madera, leña y otros productos para la gran ciudad. Todavía es posible reconstruir cómo fueron estos bosques, si conocemos bien la ecología e historia natural de nuestras especies nativas, si buscamos con cuidado los árboles que aún persisten, si exploramos los poquísimos bosques maduros que se salvaron (p. ej. en Torca y Usaquén). El cuadro que aparece es el siguiente.
En la parte baja de los cerros, por debajo de 2800 metros de elevación, la especie de árbol dominante fue el cedro (Cedrela montana), tanto en las zonas húmedas como en las secas. Otras especies de bosque maduro que lo acompañaron fueron el arrayán negro (Myrcianthes rhopaloides), uche (Prunus buxifolia), calabacillo (Meliosma bogotana), aguacatillo (Persea mutisii), amarillos (Aiouea dubia, Ocotea sericea) y naranjillo (Styloceras buxifolium). Hacia el extremo norte, más seco, eran (y todavían siguen siendo) muy comunes el arrayán común (Myrcianthes leucoxyla), corono (Xylosma spiculifera), uné (Daphnopsis caracasana) y Maytenus laxiflora.
Gaque (Clusia multiflora) |
En la parte alta de los cerros, por encima de 2800 metros de elevación, abundaba la susca (Ocotea calophylla), amarillo (Aiouea dubia), pino hayuelo (Prumnopitys montana), mano de oso, tres dedos (Oreopanax bogotensis), uche (Prunus buxifolia), gaque (Clusia multiflora) y tuno roso (Axinaea macrophylla). En la actualidad, todas estas especies son raras y los bosques nativos que quedan están dominados por un árbol pionero de lento crecimiento y gran longevidad: el encenillo (Weinmannia tomentosa).
A esta cadena montañosa, relativamente aislada de las vertientes andinas húmedas del oriente (hacia los Llanos) y del occidente (hacia el Magdalena) por elevados páramos y por un altiplano más o menos seco (hasta hace poco tiempo inundado en una gran extensión) no lograron llegar por sus propios medios muchas especies de árboles que son comunes en otros bosques andinos. Es así como en los cerros Orientales no se conoce la presencia de poblaciones silvestres de roble (Quercus humboldtii), nogal (Juglans neotropica), pino romerón (Retrophyllum rospigliosii), cariseco (Billia rosea), sangregado (Croton magdalenensis), yarumo blanco (Cecropia telenitida), cauchos o higuerones (Ficus spp.) ni palmas (Ceroxylon, Chamaedorea, Geonoma), todas ellas especies actualmente introducidas por cultivo a Bogotá y a otros lugares de la Sabana.
En muchas partes de los cerros hay evidencias de una recuperación de la vegetación nativa. Esto se debe en parte a una reducción en la extracción de recursos naturales (en buena parte por la adopción de la electricidad, que hizo innecesaria la extracción de leña para cocinar). En parte a una mayor conciencia y a las regulaciones (prohibición de canteras, declaratoria de Reserva Forestal Protectora). Incluso en sitios con plantaciones de eucaliptos y acacias se puede ver cómo especies de bosque maduro como los aguacatillos (Persea mutisii), gaques (Clusia multiflora) y calabacillos (Meliosma bogotana), están haciendo lo que mejor saben: crecer bajo la sombra de los árboles mayores, poco a poco, transformando gradualmente estos ambientes dominados por especies exóticas en ambientes un poco más nativos.
Excelente Reseña , Mateo. Ademas de su biodiversidad, los Cerros Orientales constituyen una fuente muy importante en cuanto a suministro de agua se trata. No solo para Bogota, sino como lo mencionas , para las poblaciones que están ubicadas dentro de los cerros.
ResponderEliminarMuchas gracias Mateo por el maravilloso trabajo que haces por nuestros Cerros Orientales, nuestra Sabana y nuestra querida Bogotá. Lo hemos difundido a los Amigos de la Montaña a través de nuestro blog en este enlace: http://www.amigosdelamontana.org/
ResponderEliminarGran trabajo!!
ResponderEliminarHOLA MATEO
ResponderEliminarUN PLACER CONTACTARME CONTIGO
TENGO UNA DUDA
SABES DEL MACNGLE DE TIERRA FRIA, AL PARECER TAMBIEN LE DICEN MACLE,
ES BUENO PARA CUIDAR ZONAS CON AGUA
GRACIAS
Excelente reseña histórica. Gracias por tu tiempo y dedicación.
ResponderEliminar¡Que gran entrada! muchas gracias por compartir.!!
ResponderEliminarExcelente articulo, gracias por compartir, efectivamente Colombia es un país MegaBioDiverso, debemos garantizar que futuras generaciones puedan disfrutar de esta biodiversidad, la pregunta es: ¿cómo generar conciencia entorno a ello? Si partimos de la frase atribuida a Baba Dioum:
ResponderEliminar“Conservamos lo que amamos
amamos lo que conocemos
conocemos lo que se nos ha enseñado”
bueno adjunto un link donde explican cómo desde la educación y las salidas pedagógicas podemos incentivar esto. Gracias
https://caminatasecologicasbogota.com/colegios-universidades/
Se debería agregar al Arboloco dentro de estas especies endémicas.
ResponderEliminarEl otro día conversé con un campesino de la zona de la Calera quien me contó que cuando era muy niño se cortaban robles para surtir a Bogotá con leña. ?
ResponderEliminarConversé con un campesino de la zona de La Calera, Don Fabriciano, quien me contó que cuando el era muy niño se cortaban robles para vender la madera en Bogotá. ?
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