La Sierra Nevada vista desde Palomino (Guajira) |
Teniendo en cuenta que estas montañas han estado pobladas por seres humanos desde hace milenios, las alternativas de conservación más viables parecen ser aquellas que favorezcan la convivencia entre la gente y sus zonas de cultivo y pastoreo y las zonas con vegetación nativa de bosques y páramos. Un buen inicio para planear acciones de conservación es preguntarse: ¿Cómo eran los antiguos bosques que había en esta región? ¿Qué especies de plantas y animales vivían aquí? ¿Cuáles siguen existiendo todavía? ¿Cuáles son las especies endémicas (exclusivas) de la región? ¿Cuáles especies están más amenazadas de extinción? Si se va a favorecer la creación o ampliación de corredores de bosque en los linderos de las fincas, a orillas de los caminos y a lo largo de ríos y quebradas ¿cuáles son las especies de flora más adecuadas que se deberían plantar? La información que sigue responde precisamente a estas preguntas.
Los páramos de la Sierra Nevada de Santa Marta
En la Sierra Nevada, al igual que en las cordilleras andinas, los páramos se encuentran localizados en las altas montañas por encima de 3000 metros de elevación. En ellos predominan los espacios abiertos, dominados por diversas especies de pastos, y por esas extrañas plantas, parientes de los frailejones, que tienen las hojas dispuestas en forma de penachos al final de los troncos: los “tabacos de la Sierra” (Libanothamnus). Además, aquí se encuentran matorrales y restos de bosques de alta montaña. Estos páramos, con su vegetación acolchonada, sus lagunas y pantanos y la humedad que reina en ellos, son por excelencia las fuentes de agua que protegen y dan nacimiento a todos ríos de este macizo. Cientos de miles de colombianos habitantes del campo y de ciudades como Santa Marta y Valledupar, dependen para su supervivencia del suministro de agua de los páramos de la Sierra Nevada. Una razón de peso que, sumada a la singularidad de las formas de vida que hacen de estas montañas su hogar, nos debería impulsar a su conservación.
Biodiversidad
Esterilla (Orthrosanthus chimboracensis) |
Endemismo
Algunos animales y, sobre todo, muchas especies de plantas, viven sólo en los páramos de la Sierra Nevada de Santa Marta y no se encuentran en ningún otro lado del mundo. Éstas son las especies prioritarias para la conservación. Si la gente de la región no las cuida ¿quién más en el mundo podrá hacerlo? Las especies endémicas exclusivas o casi exclusivas de estos páramos incluyen las siguientes: entre los mamíferos, el ratón silvestre (Thomasomys monochromos); entre las aves, el periquito de Santa Marta (Pyrrhura viridicata), el colibrí picoespina (Ramphomicron dorsale), el tapaculo ratón (Scytalopus latebricola), el cucarachero de Santa Marta (Troglodytes monticola), la tangara serrana (Anisognathus melanogenys) y los gorriones monteses (Arremon basilicus, Atlapetes melanocephalus); entre los reptiles endémicos está la lagartija (Anadia altaserrania); y los anfibios endémicos incluyen dos especies de sapitos arlequín (Atelopus arsyecue, A. carrikeri).
La flora endémica abarca por lo menos 71 especies de plantas que sólo se encuentran en este macizo montañoso y que no se conocen de ninguna otra cordillera. Estas especies son las apiáceas silvestres (Cotopaxia whitei, Micropleura flabellifolia, Perissocoeleum barclayae, P. crinoideum), amargueros (Ageratina barclayae, A. flaviseta, A. zinniifolia), romeros de páramo (Diplostephium anactinotum, D. coriaceum, D. cyparissias, D. inesianum, D. nevadense, D. parvifolium, D. rangelii, D. romeroi, D. santamartae, D. saxatile, D. tergocanum, D. weddellii, Pentacalia carrikeri, P. hammenii, P. harrietae, P. juajibioy, P. mamancanacana, P. romeroana, P. schultzei, P. subarachnoidea, P. taironae), otras asteráceas arbustos (Cabreriella sanctae-martae, Castanedia santamartensis, Hinterhubera harrietae, H. nevadensis), la asterácea arborescente Paragynoxys undatifolia, árnica (Senecio romeroi), varias asteráceas hierbas (Chaptalia incana, Chionolaena chrysocoma, Flosmutisia paramicola, Gnaphalium rosulatum, Raouliopsis seifrizii), espuelos (Berberis acutinervia, B. meollacensis, B. nevadensis), lítamos (Draba pseudocheiranthoides, D. sanctae-martae, D. schultzei), cardones (Puya alpicola, P. brachystachya, P. nivalis, P. sanctae-martae), Carex sanctae-martae, geranios silvestres (Geranium lignosum, G. paludosum, G. paramicola, G. schultzei), chites, guardarrocíos (Hypericum martense, H. simonsii), tusílago y alhucemas (Satureja andrei, S. caerulescens, S. foliolosa), doradillas (Chaetolepis loricarella, Ch. santamartensis), tunos (Miconia oreogena, M. tricaudata), orquídeas (Epidendrum sanctae-martae, Telipogon felinus), tinta (Monnina parvifolia), Aragoa kogiorum, Solanum donachui, Symplocos nivalis y valerianas (Valeriana cuatrecasasii, V. karstenii).
Además de las endémicas estrictas, la Sierra Nevada de Santa Marta alberga una serie de especies adicionales de distribución relativamente restringida, compartidas con la serranía del Perijá, norte de la cordillera Oriental y los Andes de Venezuela. Entre estas especies se cuentan plantas tan emblemáticas como los tabacos de la Sierra (Libanothamnus neriifolius, L. occultus).
¿Cuáles son las especies más amenazadas?
Cóndor de los Andes (Vultur gryphus) - Colegota - 1998 |
Entre las plantas catalogadas como amenazadas se cuentan el pino colombiano (Podocarpus oleifolius, VU), pino hayuelo (Prumnopits montana, VU), tabacos de la Sierra (Libanothamnus neriifolius, EN, L. occultus, CR), cardones (Puya alpicola, VU, P. brachystachya, CR, P. lineata, NT, P. nivalis, EN, P. sanctae-martae, EN), tusílago (Satureja andrei, VU) y curuba silvestre (Passiflora sierrae, VU). Aunque la mayor parte todavía no han sido evaluadas formalmente, es muy probable que casi todas las especies endémicas de flora mencionadas en el párrafo anterior estén amenazadas de extinción.
Es muy importante conocer y proteger estas especies. Conservarlas significa usualmente conservar su hábitat; si esto se logra hacer exitosamente, se pueden llegar a salvar centenares de otras especies de plantas y de animales que comparten su hogar con las especies amenazadas.
¿Cuál era la flora de los antiguos bosques?
Pino hayuelo (Prumnopitys montana) |
ÁRBOLES: Pino colombiano (Podocarpus oleifolius), pino hayuelo (Prumnopitys montana), mano de oso (Oreopanax fonqueranus), yuco (Schefflera cf. fontiana), Paragynoxys undatifolia, gaque (Clusia multiflora), aguacatillo (Persea mutisii), susca (Ocotea calophylla), arrayán (Myrcianthes myrsinoides), cogote (Gordonia fruticosa). ARBUSTOS: Cybianthus perseoides. HIERBAS: Helechos (Elaphoglossum, Lophosoria quadripinnata), coralito (Nertera granadensis). EPÍFITAS: Helechos (Asplenium, Elaphoglossum, Melpomene moniliformis, Serpocaulon lasiopus), quiche (Racinaea tetrantha), orquídeas (Elleanthus, Epidendrum, Pachyphyllum bryophytum, P. hispidulum, Stelis, Telipogon felinus), Peperomia hartwegiana.
¿Cuáles especies plantar?
Raque (Vallea stipularis) |
ÁRBOLES: Romero de monte (Diplostephium rosmarinifolius), encenillo (Weinmannia pinnata), raque (Vallea stipularis), rodamonte (Escallonia myrtilloides), cucharo de hoja pequeña (Myrsine dependens), mortiños (Hesperomeles ferruginea, H. obtusifolia). CAULIRRÓSULAS: Tabacos de la Sierra (Libanothamnus neriifolius, L. occultus). TREPADORAS: Pecosa (Bomarea colombiana), zarcillejo (Fuchsia magdalenae), curubas silvestres (Passiflora schlimiana, P. sierrae), coronillo, bejuco colorado (Muehlenbeckia tamnifolia), coralito (Galium hypocarpium). ARBUSTOS: Amargueros (Ageratina barclayae, A. cuatrecasasii, A. flaviseta, A. ocanensis, A. zinniifolia), chilcos (Baccharis brachylaenoides, B. prunifolia), Cabreriella sanctae-martae, Castanedia santamartensis, romeros de páramo (Diplostephium anactinotum, D. bicolor, D. coriaceum, D. cyparissias, D. grantii, D. inesianum, D. nevadense, D. parvifolium, D. rangelii, D. romeroi, D. santamartae, D. saxatile, D. tergocanum, D. weddellii, Pentacalia carrikeri, P. hammenii, P. harrietae, P. juajibioy, P. mamancanacana, P. romeroana, P. schultzei, P. subarachnoidea, P. taironae, P. vaccinioides), Hinterhubera harrietae, H. nevadensis, jarilla (Stevia lucida), espuelos (Berberis acutinervia, B. meollacensis, B. nevadensis), agraces (Vaccinium floribundum, V. meridionale), uva camarona (Macleania rupestris), reventadera (Pernettya prostrata), chites, guardarrocíos (Hypericum caracasanum, H. martense, H. simonsii, H. stenopetalum), tusílago (Satureja andrei), tunos (Miconia insueta, M. oreogena, M. tricaudata), Aragoa kogiorum, Monnina parvifolia, sanalotodo (Arcytophyllum nitidum), Holodiscus argenteus, Lachemilla polylepis, Solanum donachui, Symplocos nivalis. HIERBAS: Perissocoeleum barclayae, P. crinoideum, P. purdiei, Chionolaena chrysocoma, Ch. colombiana, Lasiocephalus doryphyllus, Lourteigia stoechadifolia, árnicas (Senecio formosoides, S. formosus, S. romeroi), lítamos (Draba cryophila, Draba pseudocheiranthoides, D. sanctae-martae, D. schultzei), cardones (Puya alpicola, P. brachystachya, P. lineata, P. nivalis, P. sanctae-martae), geranios silvestres (Geranium lignosum, G. paludosum, G. paramicola, G. schultzei), esterilla (Orthrosanthus chimboracensis), Satureja caerulescens, S. foliolosa, doradillas (Chaetolepis alpina, Ch. loricarella, Ch. microphylla, Ch. santamartensis), orquídeas (Epidendrum chioneum, Stenorrhynchos vaginatum), valerianas (Valeriana cuatrecasasii, V. karstenii).
Para zonas pantanosas resultan adecuados el helecho (Blechnum loxense), rodamonte (Escallonia myrtilloides), cardones (Puya spp.) y cortadera (Carex pichinchensis).
Cortadera (Carex pichinchensis) |
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