Las aves comunes
Cucarachero (Troglodytes aedon) - M. Tillett - 2010 |
La avifauna “básica” de Bogotá, es decir aquellos pájaros que puede uno encontrar en más abundancia en casi cualquier sitio de la ciudad, está compuesta por un reducido número de especies: copetón, mirla, paloma, torcaza o tortolita café, chulo, chamón y golondrina; si el sitio tiene zonas verdes más extensas, también aparecen el colibrí y el carbonero. Por supuesto que la ciudad, especialmente en sus grandes parques y humedales, alberga una lista mucho más larga de especies de aves, pero la mayor parte de éstas son escasas y localizadas o son migratorias que sólo permanecen un breve período de tiempo en la ciudad. De modo que las aves comunes y residentes se reducen a un puñado de especies, que parecen ser constantes por todos lados, a lo largo del tiempo.
Por eso me resulta un poco extraño descubrir que hace unas décadas hubo otras aves que también fueron comunes en la ciudad. Una de ellas es el cucarachero (Troglodytes aedon), una de las avecitas más familiares y ampliamente extendidas de Colombia. Cucaracheros se pueden encontrar en la Amazonía, en las elevadas montañas de los Andes, así como en las calurosas llanuras del Caribe, y desde las húmedas regiones de la costa Pacífica hasta las extensiones abiertas de los Llanos Orientales.
Cucaracheros del pasado
Típica vegetación nativa de los alrededores de Bogotá |
Frases que parecen remotas en una ciudad donde los cucaracheros ya son difíciles de encontrar. Hay que reconocerlo, hasta mediados del siglo XX Bogotá era una ciudad de apenas 600.000 habitantes, una ciudad pequeña rodeada por todos lados de campo, con lotes y solares cubiertos de espesa vegetación que gustaba al cucarachero, un ave que más que árboles, necesita abundante cobertura de arbustos y matorrales para ocultarse y hacer su vida. Luego de esta fecha, la ciudad creció a un ritmo exponencial, hasta alcanzar los más de 8 millones de habitantes de la actualidad. Más habitantes significan más casas y edificios, más cemento y menos campo. La ciudad sigue teniendo valiosas zonas verdes, pero casi todas han sido transformadas; se ha dado prioridad a los árboles y al prado; en cambio, los arbustos espesos, los matorrales, el sotobosque o “monte” o como se lo quiera llamar, es decir, la vegetación espesa e impenetrable que en todo sitio silvestre crece en abundancia, ha sido drásticamente reducida, a menudo eliminada por completo. El cucarachero perdió así su casa y fue desapareciendo gradualmente de los parques y jardines más centrales, aquellos más alejados de los bordes de la ciudad y de los corredores de vegetación en mejor estado. Con todo, en medio de Bogotá todavía sobreviven pequeñas poblaciones de cucaracheros, aisladas en las zonas verdes más grandes del occidente de la ciudad: por ejemplo en el Jardín Botánico.
El primer encuentro
Cucarachero entre la espesa vegetación - M. Tillett - 2010 |
El futuro del cucarachero
Zarzas o moras (Rubus spp.) - hábitat excelente para el cucarachero |
Con el tiempo, he llegado a conocer mejor al cucarachero. Afortunadamente sigue siendo un ave común en el campo y una que responde muy bien a la plantación de setos y de cercas vivas, poblando los nuevos hábitats que se crean cuando se instalan, en medio de campos y potreros, estas hileras de densos árboles y arbustos. También se lo encuentra con regularidad en los barrios vecinos a los cerros Orientales, aquellos que por su cercanía a zonas con vegetación silvestre, de “monte”, ofrecen un sitio adecuado para que los cucaracheros vivan y aniden. Si podemos entender que los cucaracheros, al igual que cientos de otras aves, ranas, mariposas y plantas, no necesitan de tantos prados ni de árboles para vivir, sino que requieren de arbustos, matorrales, marañas de enredaderas y si podemos conservar y recuperar en algunos lugares los corredores de “monte”, entendiendo que esta vegetación (y no la de un típico parque podado y abierto) es la verdadera reserva natural donde viven los animales más interesantes y amenazados, el cucarachero seguirá acompañándonos por los siglos de los siglos, alegrándonos nuestras vidas con sus graciosos movimientos y su agradable canto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario