viernes, 22 de marzo de 2013

Una guía para restaurar los ecosistemas de Colombia – Las zonas altas de la cordillera Oriental

Bosque de niebla en San Francisco, Cund. - 2600-2800 m.s.n.m.
Si usted es un propietario de una finca o un conservacionista que quiere emprender un proyecto de restauración de los bosques y de la fauna silvestre, es un buen punto iniciar conociendo su área. Antes de restaurar algo, hay que preguntarse: ¿Cómo eran los antiguos ecosistemas que había en esta región? ¿Qué especies de plantas y animales vivían aquí? ¿Cuáles siguen existiendo todavía? ¿Cuáles son las especies endémicas (exclusivas) de la región? ¿Cuáles especies están más amenazadas de extinción? Si voy a iniciar la creación de corredores de bosque en un terreno completamente despejado ¿cuáles son las especies de flora más adecuadas que debería plantar?

Colombia es un país tan variado que la respuesta a cada una de estas preguntas es diferente dependiendo de la región. Aquí continuamos con una serie de artículos que traen la información básica para cada una de estas áreas.

 

Las zonas altas de la cordillera Oriental

Colibrí paramuno (Aglaeactis cupripennis) - M. Woodruff
Esta región abarca las montañas altas de la cordillera Oriental, incluyendo el altiplano cundiboyacense, en el rango altitudinal entre 2500 y 3200 metros sobre el nivel del mar. Este territorio cubre áreas de los departamentos de Norte de Santander, Santander, Arauca, Boyacá, Cundinamarca, Meta, Huila y el Distrito Capital. Desde tiempos precolombinos ésta ha sido una de las regiones más densamente pobladas del país y, por tanto, una de las que mayores modificaciones ha sufrido en su medio ambiente. Originalmente cubrieron una gran parte del área una amplia gama de bosques andinos, desde muy húmedos hasta secos. El altiplano también albergó extensas zonas de humedales, de los que quedan hoy día pocos restos. Actualmente la mayor parte de las zonas planas está cubierta por potreros y cultivos y plantada con árboles exóticos (eucaliptos, pinos, cipreses, acacias, etc.) Los bosques nativos se encuentran a menudo ausentes o reducidos a pocos restos en los linderos y a orillas de los caminos. Masas más grandes de bosque todavía sobreviven en las laderas más altas, por encima de 2800 metros sobre el nivel del mar, pero éstas van desapareciendo, a medida que se las tumba para abrir paso para el cultivo de papa y el establecimiento de potreros. Es fundamental asegurar la protección de estos bosques de altura, pues ellos, al igual que los páramos, son los que protegen y regulan el abastecimiento de agua de un sinnúmero de quebradas y ríos, que luego nutren a todo el país. Además, estos bosques forman algunos de los últimos corredores biológicos viables para mamíferos de gran tamaño como el oso de anteojos, el puma y la danta de páramo. En laderas más bajas, donde el bosque ya ha desaparecido, es posible volver a crear corredores de árboles nativos y de bosque que se extiendan por los cursos de agua y por los linderos, conectando las fincas entre sí y conectándolas con las laderas más altas y conservadas.

 

Biodiversidad

La biodiversidad de las laderas altas de la cordillera es elevada. Se puede estimar la presencia de más de 80 especies de mamíferos, 360 especies de aves, 20 especies de reptiles, 30 especies de anfibios, 10 especies de peces, 3 especies de cangrejos de agua dulce y unas 2000 especies de plantas vasculares (plantas con semilla y helechos). A modo de comparación, Noruega, que cubre un área 9 veces mayor que las zonas altas de la cordillera Oriental, tiene registros de unas 90 especies de mamíferos, 470 especies de aves, 5 especies de reptiles, 5 especies de anfibios y 1300 especies de plantas vasculares nativas.

 

Endemismo

Tuno esmeraldo (Miconia squamulosa) - Endémico
Muchas especies de plantas y animales viven sólo en las zonas altas de la cordillera Oriental y no se encuentran en ningún otro lado del mundo. Éstas son las especies prioritarias para la conservación. Si la gente de la región no las cuida ¿quién más en el mundo podrá hacerlo? Las especies endémicas exclusivas o casi exclusivas de esta vertiente incluyen las siguientes: entre los mamíferos las musarañas (Cryptotis brachyonyx, C. thomasi), el ratón (Thomasomys niveipes) y el curí (Cavia anolaimae); entre las aves, la perdiz santandereana (Odontophorus strophium), rascón de Bogotá o tingua bogotana (Rallus semiplumbeus), periquito aliamarillo (Pyrrhura calliptera), inca negro (Coeligena prunellei), chamicero cundiboyacense (Synallaxis subpudica), cucarachero de Apolinar (Cistothorus apolinari) y tordo montañero (Macroagelaius subalaris); entre los reptiles se cuentan la lagartija (Anadia bogotensis), el lagarto collarejo (Stenocercus trachycephalus) y las serpientes tierreras (Atractus crassicaudatus, A. nigriventris, A. variegatus); entre los anfibios están los sapitos arlequín (Atelopus ebenoides marinkellei, A. muisca, A. pedimarmoratus, A. subornatus), las ranas saltonas (Hyloxalus edwardsi, H. subpunctatus), las ranas arborícolas (Dendropsophus labialis, Hyloscirtus bogotensis, H. callipeza, H. lynchi), la rana fortachona (Niceforonia nana) y las ranas de lluvia (Pristimantis affinis, P. bogotensis, P. elegans, P. lynchi, P. mnionaetes, P. nervicus, P. renjiforum); entre los peces están la guapucha (Grundulus bogotensis) y los capitanes (Eremophilus mutisii, Trichomycterus bogotense, T. venulosus); entre los cangrejos de agua dulce están Neostrengeria botti, N. boyacensis y N. macropa.

Cardón (Puya bicolor) - Endémico
Entre las plantas exclusivas o casi exclusivas de las zonas altas de la cordillera Oriental se cuentan los bejucos lechosos (Gonolobus stipitatus, Matelea mutisiana), amargueros (Ageratina apollinairei, A. asclepiadea, A. baccharoides, A. boyacensis, A. elegans, A. latipes), cabezona (Calea peruviana), frailejones (Espeletiopsis bogotensis, E. corymbosa, E. pleiochasia, Paramiflos glandulosus), el senecio de humedal (Senecio carbonellii), camargo o upo (Verbesina crassiramea), varias otras asteráceas de bosque y matorral (Asplundianthus arcuans, A. densus, Baccharis bogotensis, Chromolaena leivensis, C. perglabra, Paragynoxys uribei, Pentacalia americana, P. haughtii, P. odorata, Sabazia trianae), begonia (Begonia cornuta), uñas de gato (Berberis goudotii, B. rigidifolia), piñuela (Greigia stenolepis), cardón (Puya bicolor), Pitcairnia petraea, quiche (Vriesea sp. nov.), Macrocarpaea glabra, salvias (Salvia amethystina, S. bogotensis, S. cuatrecasana, S. gachantivana, S. melaleuca, S. orthostachys, S. rubriflora, S. sordida, S. uribei, S. xeropapillosa), Scutellaria parrae, hojarascos o magnolios nativos (Magnolia argyrothricha, M. caricifragrans, M. virolinensis), tuno esmeraldo (Miconia squamulosa), angelito blanco (Monochaetum coronatum), orquídeas (Cyrtochilum ixioides, C. weirii, Dracula berthae, D. diabola, D. pholeodytes, D. vlad-tepes, Lepanthes debedoutii, L. lingulosa, L. oreibates, L. pendens, L. schnitteri, L. tomentosa, Masdevallia arminii, M. buccinator, M. coccinea, M. discolor, M. elephanticeps, M. encephala, M. expansa, M. falcago, M. fragrans, M. hians, M. hieroglyphica, M. ignea, M. mastodon, M. medusa, M. mooreana, M. nivea, M. purpurella, M. schmidt-mummii, M. sumapazensis, M. urceolaris, M. valenciae, Odontoglossum alberti, O. alvarezii, O. gloriosum, O. tripudians, Restrepia chameleon, etc.), curubas, granadillas silvestres (Passifora adulterina, P. azeroana, P. crispolanata, P. cuatrecasasii, P. lanata), chuguacá (Hieronyma rufa), gurrumay (Condalia thomasiana), mortiño (Hesperomeles goudotiana), uche (Prunus buxifolia), botoncillo (Borreria bogotensis), tominejero (Palicourea lineariflora), Psychotria boqueronensis y Citharexylum sulcatum.

 

¿Cuáles son las especies más amenazadas?

Spizaetus isidori - T. Friedel - www.birdphotos.com
En el área hay 13 especies de mamíferos que han sido catalogados como amenazados. Estos son el ratón runcho (Caenolestes fuliginosus obscurus, NT), chuchita (Gracilinanus dryas, NT), mico de noche o marteja (Aotus lemurinus, VU), churuco (Lagothrix lagotricha lugens, VU), lobo colorado (Lycalopex culpaeus, VU), oso de anteojos (Tremarctos ornatus, VU), nutria (Lontra longicaudis, VU), tigrillo (Leopardus tigrinus, VU), puma o “león” (Puma concolor, NT), danta de páramo (Tapirus pinchaque, EN), soche (Mazama bricenii, VU), guagua loba (Dinomys branickii, VU) y tinajo o borugo (Cuniculus taczanowskii, NT).

Entre las aves se cuentan las siguientes especies amenazadas: pato rufo (Oxyura jamaicensis andina, EN), perdiz carinegra (Odontophorus atrifrons, VU), perdiz santandereana (Odontophorus strophium, EN), águila crestada (Spizaetus isidori, EN), rascón de Bogotá o tingua bogotana (Rallus semiplumbeus, EN), polla sabanera (Gallinula melanops bogotensis, CR), becasina paramuna o caica (Gallinago nobilis, NT), periquito aliamarillo (Pyrrhura calliptera, VU), cotorra montañera (Hapalopsittaca amazonina, VU), calzoncitos cobrizo (Eriocnemis cupreoventris, NT), inca negro (Coeligena prunellei, VU), tororoi cabecirrufo (Grallaricula cucullata, VU), doradito lagunero (Pseudocolopteryx acutipennis, VU), pibí boreal (Contopus cooperi, VU), dormilona chica (Muscisaxicola maculirostris nicefori, EN), alondra cornuda (Eremophila alpestris peregrina, EN), cucarachero de Apolinar (Cistothorus apolinari, EN) y tordo montañero (Macroagelaius subalaris, EN).

Entre los anfibios amenazados se cuentan los sapitos arlequín (Atelopus ebenoides marinkellei, CR, A. muisca, CR, A. pedimarmoratus, CR, A. subornatus, CR), la rana de cristal (Centrolene buckleyi, VU), la rana saltona (Hyloxalus edwardsi, CR), las ranas arborícolas (Hyloscirtus bogotensis, NT, H. callipeza, NT, H. lynchi, EN) y las ranas de lluvia (Pristimantis affinis, VU, P. anolirex, NT, P. elegans, VU, P. mnionaetes, EN, P. renjiforum, EN).

Entre los peces amenazados están la guapucha (Grundulus bogotensis, NT) y los capitanes (Eremophilus mutisii, NT, Trichomycterus venulosus, CR).

Debido a la cacería y a las modificaciones extremas de su hábitat, varias especies de animales ya han desaparecido por completo de la zona. Hacia el final de la última era de hielo se extinguieron el gonfoterio (una especie de "elefante" nativo - Cuvieronius hyodon, EX) y el caballo americano (Equus lasallei, EX). En tiempos históricos han desaparecido el “tigre” o jaguar (Panthera onca centralis, VU), el pato piquidorado (Anas georgica niceforoi, EX), el pato colorado (Anas cyanoptera borreroi, EX), el pato negro (Netta erythrophthalma, CR), el zambullidor bogotano (Podiceps andinus, EX), el avetoro (Botaurus pinnatus), el cóndor de los Andes (Vultur gryphus, EN), el aguilucho cenizo (Circus cinereus), el loro orejiamarillo (Ognorhynchus icterotis, EN), el tachurí barbado (Polystictus pectoralis bogotensis, EX) y el pez graso (Rhizosomichthys totae, EX). Además, varias especies de patos migratorios que hasta mediados del siglo XX llegaban a la región regularmente y a menudo en buenos números dejaron de venir luego de que la mayor parte de los humedales fueran desecados; entre estas especies están el pato americano (Anas americana), el pato rabo de gallo (Anas acuta) y el pato canadiense (Aythya affinis). Por esta misma razón, también el aguilucho pálido (Circus cyaneus) dejó de aparecer por la región.

Entre las plantas amenazadas destacan algunos árboles maderables como el pino romerón (Retrophyllum rospigliosii, NT), pino colombiano (Podocarpus oleifolius, VU), pino hayuelo (Prumnopitys montana, VU), roble (Quercus humboldtii, VU), nogal (Juglans neotropica, EN), hojarascos o magnolios nativos (Magnolia argyrothricha, EN, M. caricifragrans, EN, M. virolinensis, CR) y cedro (Cedrela montana, VU).

Orquídea (Masdevallia caudata)
Otras especies de flora amenazada incluyen la palma de cera del Quindío (Ceroxylon quindiuense, EN), el pequeño frailejón Paramiflos glandulosus (VU), los cardones (Puya bicolor, NT, P. lineata, NT, P. nitida, NT), las piñuelas (Greigia alborosea, EN, G. stenolepis, NT), Pitcairnia petraea (CR), el quiche Tillandsia chartacea (CR), las salvias (Salvia cuatrecasana, EN, S. gachantivana, EN, S. melaleuca, VU,  S. orthostachys, VU, S. rubescens, VU, S. rubriflora, VU, S. sordida, CR, S. sphacelioides, EN, S. uribei, EN, S. xeropapillosa, VU), Scutellaria parrae (CR), la curuba (Passifora crispolanata, VU) y muchas orquídeas (Cyrtochilum ioplocon, VU, C. ixioides, VU, C. leucopterum, VU, C. weirii, VU, Dracula berthae, VU, D. diabola, VU, D. pholeodytes, VU, D. vlad-tepes, VU, Masdevallia buccinator, EN, M. caudata, EN, M. coccinea, EN, M. discolor, VU, M. elephanticeps, EN, M. encephala, VU, M. expansa, VU, M. falcago, EN, M. fragrans, EN, M. hians, VU, M. hieroglyphica, EN, M. ignea, CR, M. mastodon, VU, M. medusa, EN, M. melanoxantha, VU, M. mooreana, EN, M. nivea, VU, M. purpurella, VU, M. schlimii, VU, M. schmidt-mummii, EN, M. urceolaris, EN, M. valenciae, EN, Odontoglossum alberti, VU, O. alvarezii, VU, O. auriculatum, VU, O. blandum, VU, O. crinitum, VU, O. gloriosum VU, O. tripudians, VU, Restrepia chameleon, VU, etc.),

Es muy importante conocer y proteger estas especies. Conservarlas significa usualmente conservar su hábitat; si esto se logra hacer exitosamente, se pueden llegar a salvar centenares de otras especies de plantas y de animales que comparten su hogar con las especies amenazadas.

 

¿Cuál era la flora de los antiguos bosques?

Interior de un viejo bosque de robles (Quercus humboldtii)
Aquí damos una muestra de las especies cuya presencia y abundancia indican bosques de edad avanzada. Entre sus árboles se encuentran varias de las mejores maderas de la región y muchas especies amenazadas. Para propagar estas especies hay que plantarlas en lugares donde se den dos condiciones: que haya sombra de otras plantas y que el suelo esté cubierto de hojarasca (no de pasto).

Debido a la presencia de amplias regiones secas en el altiplano cundiboyacense, donde la precipitación es menor a 1000 mm anuales en promedio, donde los suelos suelen ser muy arcillosos y/o superficiales y donde hay influencia de heladas, es conveniente dar por separado listas de especies de flora de zonas secas y flora de zonas húmedas. La flora de zonas secas, si bien menos diversa, suele ser muy resistente y bien adaptada a las circunstancias locales.

ZONAS SECAS
Mortiño (Hesperomeles goudotiana) - Endémico
ÁRBOLES: Cedro (Cedrela montana – sólo donde los suelos son fértiles y profundos), roble (Quercus humboldtii), arrayán (Myrcianthes leucoxyla), gurrumay (Condalia thomasiana), mortiño (Hesperomeles goudotiana), corono (Xylosma spiculifera), uné (Daphnopsis caracasana), Maytenus laxiflora. ARBUSTOS: Chuque (Viburnum triphyllum), tuno esmeraldo (Miconia squamulosa), tominejero (Palicourea lineariflora), Psychotria boqueronensis, té de Bogotá (Symplocos theiformis), espino (Duranta mutisii). TREPADORAS: Chipaca (Bidens rubifolia), zarzaparrilla (Smilax tomentosa), valeriana (Valeriana clematitis). HIERBAS: Selaginella sellowii, helechos (Asplenium aethiopicum, Pellaea ternifolia), orquídeas (Acronia bivalvis, A. phalangifera, Cranichis sp., Crocodeilanthe floribunda, Crocodeilanthe sp., Cyrtochilum densiflorum, Epidendrum secundum, Malaxis sp., Maxillaria lawrenceana, Telipogon nervosus), Peperomia ilaloensis. EPÍFITAS: Helechos (Pleopeltis macrocarpa, Polypodium murorum), quiches (Tillandsia biflora, T. denutata, T. incarnata), orquídeas (Epidendrum excisum, E. spp.)

ZONAS HÚMEDAS
Suscas (Ocotea calophylla)
ÁRBOLES: Pino hayuelo (Prumnopitys montana), pino colombiano (Podocarpus oleifolius), naranjillo (Styloceras laurifolium), cuchillo (Zinowiewia australis), gaques (Clusia elliptica, C. multiflora, C. spp.), roble (Quercus humboldtii), aguacatillo (Persea mutisii), amarillos (Aiouea dubia, Nectandra discolor, N. lineatifolia), suscas, amarillos (Ocotea calophylla, O. micans, O. sericea), tunos rosos (Axinaea macrophylla, Centronia brachycera), cedro (Cedrela montana), guamarón (Guarea kunthiana), cedrillos (Ruagea glabra, R. pubescens), salvio lechoso (Morus insignis), arrayán (Myrcianthes leucoxyla), arrayán negro (Myrcianthes rhopaloides), chuguacáes (Hieronyma rufa, H. huilensis, H. macrocarpa, H. moritziana), yolombó (Panopsis suaveolens), uche (Prunus buxifolia), botumbo (Prunus integrifolia), calabacillos (Meliosma arenosa, M. bogotana, M. cundinamarcensis, M. frondosa, M. meridensis), cariseco (Billia rosea), uné (Daphnopsis caracasana), Citharexylum sulcatum, ají de páramo, canelo (Drimys granadensis). PALMOIDES: Palma de cera del Quindío (Ceroxylon quindiuense), otras palmas (Aiphanes concinna, Chamaedorea linearis, Geonoma undata). ARBUSTOS: Chuque (Viburnum triphyllum), tuno esmeraldo (Miconia squamulosa), tominejeros (Palicourea angustifolia, P. demissa, P. lineariflora), Psychotria boqueronensis. TREPADORAS: Zarzaparrillas (Smilax kunthii, S. tomentosa), valerianas (Valeriana clematitis, V. crassifolia). HIERBAS: Helechos (Botrychium virginianum, Blechnum cordatum, B. occidentale, Diplazium bogotense, Dryopteris wallichiana, Lophosoria quadripinnata, etc.), anturios (Anthurium bogotense, A. nigrescens, etc.), piñuelas (Greigia alborosea, G. stenolepis), quiches (Guzmania mitis, G. squarrosa). EPÍFITAS: Helechos (Asplenium spp., Campyloneurum spp., Pecluma spp., Pleopeltis macrocarpa, Serpocaulon levigatum, S. sessilifolium), quiches (Guzmania triangularis, Racinaea subalata, R. tetrantha, Tillandsia biflora, T. compacta, T. complanata, T. denudata, T. fendleri, T. pastensis, T. suescana, T. turneri, Vriesea fragrans, V. tequendamae, Vriesea sp. nov.), orquídeas (Acronia, Crocodeilanthe, Cyrtochilum, Epidendrum, Lepanthes, Masdevallia, Maxillaria, Odontoglossum, Oncidium, Stelis, Trichosalpinx, etc.), Peperomia spp.

 

¿Cuáles especies plantar?

Las especies de flora de bosque maduro mencionadas en el párrafo anterior (especialmente las de zonas húmedas, menos resistentes) suelen ser inadecuadas para la restauración de un terreno completamente abierto, pues, cuando son juveniles, no están adaptadas a resistir una plena exposición al sol, al viento y a la lluvia. En cambio, hay una serie de especies de plantas pioneras muy bien adaptadas a la plena exposición y que crecen rápidamente. Éstas son las especies ideales para iniciar la restauración de un bosque variado y lleno de biodiversidad. Cuando ya son grandes (después de 20 años), se van estableciendo bajo su sombra especies más lentas, propias de una vegetación más madura. Entre las principales pioneras de la región se cuentan:

ZONAS SECAS
Chupahuevos (Echeveria bicolor)
ÁRBOLES: Salvio negro (Varronia cylindrostachya), sangregado de hoja pequeña (Croton bogotanus), cucharo (Myrsine guianensis). TREPADORAS: Passiflora bogotensis, coronillo, bejuco colorado (Muehlenbeckia tamnifolia), zarza (Rubus robustus). ARBUSTOS: Chilco (Baccharis latifolia), ciro, camiseto (Baccharis macrantha), Chromolaena leivensis, jarilla (Stevia lucida), ruda de arado (Tagetes zypaquirensis – en suelos fértiles), tuna (Opuntia schumannii), chiripique (Dalea coerulea), salvio (Lepechinia salviifolia), salvias (Salvia bogotensis, S. cyanocephala, S. gachantivana, S. rubescens, S. rubriflora, S. sordida, S. sphacelioides, etc.), chinchimaní (Cuphea dipetala), tinta (Monnina cf. salicifolia), hayuelo (Dodonaea viscosa), lantana (Lantana cf. boyacana). HIERBAS: Fique (Furcraea cabuya), orégano silvestre (Minthostachys mollis).

En una zona seca y abierta también se puede plantar el tíbar (Escallonia paniculata), laurel de cera de hoja pequeña (Morella parvifolia), gurrubo (Lycianthes lycioides) y, en general, casi todas las especies de árboles y arbustos de zonas secas mencionados en la sección anterior (exceptuando el cedro, que es delicado).

En una zona seca y rocosa se dan bien el agave (Agave cf. cocui), cabezona (Calea peruviana), chilco (Baccharis rupicola), ciro, camiseto (Baccharis macrantha), cardón (Puya bicolor), chupahuevos (Echeveria bicolor), uva de anís (Cavendishia bracteata), uva camarona (Macleania rupestris), chite (Hypericum juniperinum), tuno esmeraldo (Miconia squamulosa), laurel de cera de hoja pequeña (Morella parvifolia), cucharo (Myrsine guianensis), orquídea, vara de San José (Epidendrum secundum) y hayuelo (Dodonaea viscosa).

ZONAS HÚMEDAS
Uva camarona (Macleania rupestris)
ÁRBOLES: Amarguero amarillo (Critoniopsis bogotana), arboloco (Smallanthus pyramidalis), camargos, upos (Verbesina arborea, V. crassiramea), aliso (Alnus acuminata), salvio negro (Varronia cylindrostachya), cedrillo (Brunellia sibundoya), ortiguillo (Lozanella enantiophylla), tíbar, tobo (Escallonia paniculata), sangregados (Croton bogotanus, C. magdalenensis), tabaquillo (Aegiphila bogotensis), sietecueros (Tibouchina lepidota), laureles de cera (Morella parvifolia, M. pubescens), cedrillo (Phyllanthus salviifolius), duraznillo (Abatia parviflora), salvio (Buddleja bullata), yarumo blanco (Cecropia telenitida), salvio blanco (Lippia hirsuta). PALMOIDES: Palmas bobas, aguacos (Cyathea spp.) TREPADORAS: Pecosas, rompeplatos (Bomarea multiflora, B. patinii, etc.), clavellino (Mutisia clematis), zumaque (Coriaria ruscifolia), salvia roja (Salvia rufula), zarcillejos, fucsias (Fuchsia hartwegii, F. petiolaris), curubas (Passiflora adulterina, P. longipes, P. mixta, P. mollissima, etc.), zarzas (Rubus bogotensis, R. glaucus, R. nubigenus, R. robustus, etc.), Phenax spp. ARBUSTOS: Amargueros (Ageratina ampla, A. asclepiadea, A. fastigiata, A. glyptophlebia, A. gracilis, A. popayanensis, A. tinifolia), chilcos (Baccharis latifolia, B. prunifolia), ciro, camiseto (Baccharis macrantha), espino (Barnadesia spinosa), angelitos (Monochaetum coronatum, M. myrtoideum), tunos (Miconia biappendiculata, M. cataractae, M. denticulata, M. elaeoides, M. reclinata, M. theizans), sietecueros (Tibouchina mollis), trompeto (Bocconia frutescens), chusques (Chusquea fendleri, C. serrulata, C. scandens), borrachero (Brugmansia candida), tintos, tocuas (Cestrum spp.), cucubos, tomatillos (Solanum oblongifolium, etc.)

En una zona húmeda y abierta también resultan adecuadas para plantar algunas especies adicionales como los moquillos (Saurauia spp.), cedrillo (Brunellia propinqua), suscalión (Brunellia acutangula), granizos (Hedyosmum spp.), raque (Vallea stipularis), madre de agua (Clethra fagifolia), lechero o chirriador (Sapium stylare), roble (Quercus humboldtii), tuno rosado (Meriania peltata), cauchos o higuerones (Ficus americana, F. gigantosyce, F. tequendamae), cucharo (Myrsine guianensis), cucharo espadero (Myrsine coriacea), cordoncillo (Piper bogotense), fruta de pava (Guettarda crispiflora) y quina (Cinchona pubescens).

Camaleón (Dactyloa heterodermus)
En zonas húmedas, altas y rocosas, prosperan bien pioneras (varias de ellas de lento crecimiento) como los mulatos (Ilex kunthiana, I. nervosa), yuco (Schefflera bogotensis), frailejones (Espeletiopsis corymbosa, Espeletiopsis spp.), romeros de páramo (Diplostephium rosmarinifolius, Pentacalia pulchella), cardones (Puya lineata, P. nitida), manzano (Clethra fimbriata), encenillos (Weinmannia tomentosa, Weinmannia spp.), raque (Vallea stipularis), pegamosco (Bejaria resinosa), reventaderas (Gaultheria anastomosans, G. erecta, Pernettya prostrata), uva de anís (Cavendishia bracteata), uvo de monte (Cavendishia nitida), uva camarona (Macleania rupestris), chites (Hypericum spp.), tagua (Gaiadendron punctatum), laurel de cera de hoja pequeña (Morella parvifolia), cucharos (Myrsine coriacea, M. guianensis), angelito (Monochaetum myrtoideum), charne (Bucquetia glutinosa), tuno esmeraldo (Miconia squamulosa), ojo de perdiz (Rhamnus goudotiana) y una gran variedad de orquídeas (Crocodeilanthe spp., Elleanthus spp., Epidendrum secundum, Masdevallia coriacea, Maxillaria aggregata, etc.) Este tipo de vegetación va madurando muy lentamente hasta convertirse en bosques dominados por gaque (Clusia multiflora) y encenillo (Weinmannia tomentosa).

Para barrancos bien iluminados y taludes de carreteras en zonas húmedas resulta ideal plantar los amargueros (Ageratina ampla, A. asclepiadea, A. glyptophlebia, A. popayanensis, A. tinifolia), chilcos (Baccharis latifolia, B. prunifolia), ciro o camiseto (Baccharis macrantha), uva de anís (Cavendishia bracteata), uva de monte (Cavendishia nitida), uva camarona (Macleania rupestris), reventadera (Gaultheria anastomosans), angelito (Monochaetum myrtoideum), tunos (Miconia spp.), laurel de cera de hoja pequeña (Morella parvifolia), chusques (Chusquea fendleri, C. serrulata, C. scandens), palmas bobas, aguacos (Cyathea spp.), pecosas o quiebraplatos (Bomarea multifora, B. patinii), Pitcairnia spp., zarcillejos, fucsias (Fuchsia hartwegii, F. petiolaris), orquídea, vara de San José (Epidendrum secundum) y gateadera (Lycopodium clavatum).

Para humedales abiertos resulta adecuado plantar hierbas altas como los juncos (Schoenoplectus californicus, Juncus effusus) y enea (Typha angustifolia). En las orillas también se pueden plantar árboles y arbustos que aguanten las inundaciones, como el aliso (Alnus acuminata), laurel de cera de hoja pequeña (Morella parvifolia), tíbar (Escallonia paniculata), tuno (Miconia reclinata), amargueros (Ageratina spp.), chilco (Baccharis latifolia), tinto (Cestrum buxifolium) y clavitos (Ludwigia spp.)

domingo, 17 de marzo de 2013

Fincas al occidente de la Sabana – La finca El Cerro

Colibrí picoespada (Ensifera ensifera) - D. Daniels, 2012
Hace cosa de un año, antes de que empezara a publicar mis artículos en este blog, ya había escrito algunos textos sobre la biodiversidad de las fincas al occidente de la Sabana de Bogotá, los cuales distribuía por correo electrónico a varias personas interesadas. Quiero ahora rescatar y ampliar uno de ellos, publicándolo como es debido, con fotografías y todo. Se trata del artículo sobre la finca El Cerro, en Subachoque, finca en la cual crecí y viví durante muchos años. Esta finca fue mi “escuela” de biología y ecología, mi laboratorio viviente de restauración ecológica: casi 25 años después de que mis papás la compraran, el área de bosque se ha duplicado. Donde antes se sembraba papa y había tierra desnuda y arada, ahora hay un bosque con el piso acolchonado, ideal como protector y regulador de los caudales de agua. Donde antes sólo había pasto expuesto, ahora hay un juego de luces y de sombras donde crecen las orquídeas, donde caminan los cusumbos, donde el bosque empieza a madurar. Transcribo entonces lo que escribí aquella vez.

 

Variedad de hábitats

Clavellino (Mutisia clematis)
La finca “El Cerro” está situada en el municipio de Subachoque, cerca de La Pradera. Tiene una extensión de 6 hectáreas y está situada en un terreno con pendientes fuertes, ocupando un rango altitudinal entre 2880 y 3070 metros sobre el nivel del mar. Su topografía increíblemente variada incluye un cañón rocoso con vegetación de subpáramo, una hondonada donde corre una pequeña quebrada protegida por bosque húmedo, laderas con suelo poco profundo cubiertas por bosque bajo de encenillos y una diversidad de sitios con vegetación en regeneración.

 

Estudios en la finca

Esta finca es el lugar donde he realizado los Inventarios de Biodiversidad más completos. Actualmente, hay registros en ella de 12 especies de mamíferos, 82 especies de aves, 4 especies de reptiles, 1 especie de anfibio, unas 40 especies de mariposas y 483 especies de plantas vasculares. En esta finca surgió el proyecto de hacer un catálogo de la flora vascular de todo el valle del río Subachoque, proyecto realizado en conjunto con el Herbario Nacional. Luego de 9 años de trabajo, el catálogo fue publicado en el año 2007 en la revista Caldasia, incluyendo un total de 1008 especies de plantas. En la finca también realicé grabaciones de cantos de más de 40 especies de aves para el Instituto Humboldt. Y el sitio ha sido visitado por observadores de aves, fotógrafos de naturaleza e investigadores.

 

El regreso de la flora nativa

Las extrañas flores de la orquídea Masdevallia arminii


Lo increíble de la finca El Cerro es la regeneración de su vegetación. Hace algo más de 20 años, cuando mis papás la compraron, la mitad de la finca estaba deforestada y dedicada al cultivo de papa. Actualmente casi toda ella está cubierta por vegetación boscosa. Casi toda esta recuperación del bosque sucedió de manera espontánea, no volviendo a cortar el pasto y permitiendo que creciera toda la “maleza” y arbolitos nativos que los pájaros y el viento iban sembrando.

Las orquídeas terrestres han regresado por centenares y las jóvenes bromelias van invadiendo las ramas de los arbolitos en crecimiento, los cuales, cada vez, se van haciendo más altos y espesos. El ambiente a la sombra del joven bosque es ahora perfecto para la reintroducción de los árboles de madera dura y lento crecimiento, es decir, los árboles del antiguo bosque maduro, casi todos ellos en peligro de extinción. Para esto tengo un pequeño vivero en la finca donde reproduzco al pino hayuelo o negro (Prumnopitys montana), chuguacá (Hieronyma rufa), aguacatillo (Persea mutisii), susca (Ocotea calophylla), calabacillo (Meliosma arenosa) y otras especies propias de las montañas de Subachoque.

Con el regreso de la vegetación, la fauna también ha regresado: la finca alberga cusumbos, zorros, chuchas, curíes, comadrejas, conejos, águilas y gavilanes, búhos, tangaras y 13 especies de colibríes. ¡Y el año pasado [o sea hace 2 años ya, pues esto fue escrito en el 2012] descubrí por vez primera la presencia de pavas de monte!

 

Unas notas sobre las especies endémicas y las amenazadas

Amarguero (Ageratina asclepiadea) - Endémico
Reservorios de biodiversidad como la finca El Cerro cada vez son más importantes en Colombia y, en particular, en la región andina, donde la destrucción y la degradación de los hábitats están acabando con el patrimonio natural del país. Resulta especialmente significativo conocer, en cada uno de los terrenos que son protegidos, qué especies de plantas y de animales presentes pertenecen a las categorías de especies endémicas (que sólo se encuentran en Colombia) y de especies amenazadas. En la finca El Cerro se ha identificado que cerca del 10% de las plantas nativas que crecen silvestres (sin contar las que han sido introducidas por mí) son endémicas del país.

Las 34 especies de flora endémica que se han identificado hasta el momento son el helecho Diplazium bogotense, bejucos lechosos (Cynanchum trianae y Matelea mutisiana), yuco (Schefflera bogotensis), amarguero (Ageratina asclepiadea), cabezona (Calea peruviana), frailejón (Espeletiopsis corymbosa), romero de monte (Pentacalia pulchella), camargo o upacón (Verbesina crassiramea), varias otras asteráceas de bosque y matorral (Asplundianthus arcuans, Baccharis bogotensis, Chromolaena bullata, Fleischmannia klattiana, Mikania laurifolia, Pentacalia americana, Sabazia trianae), uña de gato (Berberis rigidifolia), piñuela (Greigia stenolepis), cardo (Puya lineata), quiche (Vriesea sp. nov.), uvo de monte (Cavendishia nitida), Macrocarpaea glabra, salvia morada (Salvia amethystina), charne (Bucquetia glutinosa), tunos (Miconia biappendiculata, Miconia squamulosa), angelito blanco (Monochaetum coronatum), chuguacá (Hieronyma rufa), mortiño (Hesperomeles goudotiana), uche (Prunus buxifolia), botoncillo (Borreria bogotensis), Symplocos mucronata, té de Bogotá (Symplocos theiformis) y Citharexylum sulcatum.
Rana Dendropsophus labialis - endémica

La finca también alberga algunas especies de fauna endémica, como el chamicero (Synallaxis subpudica), la serpiente tierrera (Atractus crassicaudatus) y la rana Dendropsosphus labialis.

Entre las especies presentes en la finca y que han sido catalogadas como amenazadas destacan el pino hayuelo (Prumnopitys montana, VU), los cardones (Puya lineata, NT, Puya nitida, NT) y el cedro (Cedrela montana, VU).

jueves, 14 de marzo de 2013

Una guía para restaurar los ecosistemas de Colombia – La vertiente occidental de la cordillera Oriental

Cordillera Oriental - San Francisco, Cundinamarca
Si usted es un propietario de una finca o un conservacionista que quiere emprender un proyecto de restauración de los bosques y de la fauna silvestre, es un buen punto iniciar conociendo su área. Antes de restaurar algo, hay que preguntarse: ¿Cómo eran los antiguos ecosistemas que había en esta región? ¿Qué especies de plantas y animales vivían aquí? ¿Cuáles siguen existiendo todavía? ¿Cuáles son las especies endémicas (exclusivas) de la región? ¿Cuáles especies están más amenazadas de extinción? Si voy a iniciar la creación de corredores de bosque en un terreno completamente despejado ¿cuáles son las especies de flora más adecuadas que debería plantar?

Colombia es un país tan variado que la respuesta a cada una de estas preguntas es diferente dependiendo de la región. Aquí continuamos con una serie de artículos que traen la información básica para cada una de estas áreas.

 

La vertiente occidental de la cordillera Oriental

Asplenium theciferum
Esta vertiente, como la definimos aquí, incluye las zonas de elevación media de la cordillera, principalmente entre 1500 y 2500 metros sobre el nivel del mar, con una transición hacia las zonas bajas que desciende hasta los 1000 m.s.n.m. La región abarca parte de los departamentos de Norte de Santander, Santander, Boyacá, Cundinamarca, Tolima y Huila. Aquí no se incluyen el altiplano cundiboyacense ni las montañas por encima de 2500 m sobre el nivel del mar, que tienen una flora bastante distinta y que serán tratados por aparte en artículos posteriores. Las vertientes intermedias de la cordillera normalmente tienen un clima que va de húmedo a muy húmedo y originalmente estaban cubiertas casi todas ellas por espesos bosques subandinos. Esta franja resultó ideal para el cultivo del café y fue una de las primeras en ser colonizada. Por esta razón, ya son pocos los bosques que quedan en ella y los pocos que quedan siguen siendo fragmentados y convertidos en potreros. En la cordillera Oriental, ésta es la franja donde se encuentra la mayor cantidad de especies de árboles amenazados de extinción a nivel global o local. La región tiene un gran potencial para la restauración ecológica. Muchos árboles raros todavía se encuentran dispersos en los potreros y se puede sacar semillas de ellos para propagarlos. Las cañadas tienen restos de vegetación nativa que, adecuadamente cercada para protegerla del pastoreo del ganado, puede recuperarse y convertirse en corredores de biodiversidad. Y muchos fragmentos de bosque que quedan en pie pueden conservarse como bancos de semillas y albergues de la fauna y flora locales.

 

Biodiversidad

La biodiversidad de las vertientes medias de la cordillera es muy alta. Se puede estimar la presencia de unas 120 especies de mamíferos, 530 especies de aves, más de 60 especies de reptiles, más de 50 especies de anfibios, alrededor de 30 especies de peces, 11 especies de cangrejos de agua dulce y unas 3000 especies de plantas vasculares (plantas con semilla y helechos). A modo de comparación, Uruguay, que cubre un área 9 veces mayor que la vertiente occidental de la cordillera Oriental, tiene registros de unas 130 especies de mamíferos, más de 450 especies de aves, cerca de 70 especies de reptiles, cerca de 50 especies de anfibios y unas 2500 especies de plantas vasculares.

 

Endemismo

Palma de cera de Sasaima (Ceroxylon sasaimae) - Endémica
Muchas especies de plantas y animales viven sólo en la vertiente occidental de la cordillera Oriental y no se encuentran en ningún otro lado del mundo. Éstas son las especies prioritarias para la conservación. Si la gente de la región no las cuida ¿quién más en el mundo podrá hacerlo? Las especies endémicas exclusivas o casi exclusivas de esta vertiente incluyen las siguientes: entre los mamíferos, el puerco espín pardo (Coendou vestitus); entre las aves, la perdiz santandereana (Odontophorus strophium), el inca negro (Coeligena prunellei), el tapaculo del bajo Magdalena (Scytalopus rodriguezi) y el cucarachero de Nicéforo (Thryophilus nicefori); entre los reptiles, las serpientes tierreras (Atractus nigriventris, A. trivittatus, A. wagleri, A. werneri) y el pequeño geco Lepidoblepharis colombianus; entre los anfibios, las salamandras (Bolitoglossa capitana, B. nicefori, B. pandi), las ranas arlequín (Atelopus farci, A. subornatus), las ranas de cristal (Centrolene acanthidocephalum, Rulyrana adiazeta), la rana saltona (Hyloxalus ruizi), las ranas venenosas (Ranitomeya virolinensis, R. sp. nov. – Supatá), las ranas arborícolas (Dendropsophus padreluna, Hyloscirtus denticulentus, H. piceigularis), las ranas de lluvia (Pristimantis acutirostris, P. bacchus,  P. bicolor, P. grandiceps, P. jorgevelosai, P. merostictus, P. renjiforum, P. spilogaster) y la cecilia (Caecilia corpulenta); entre los peces, el negro o baboso (Astroblepus santanderensis); entre los cangrejos de agua dulce, Neostrengeria aspera, N. botti, N. charalensis, N. gilberti, N. lindigiana, N. niceforoi, N. sketi, N. tonensis y Strengeriana huilensis.

Entre las plantas exclusivas de la región se cuentan las palmas Aiphanes graminifolia, A. killipii y Geonoma santanderensis; los platanillos Heliconia estiletioides, H. lozanoi, H. oleosa, H. reptans; siete especies de hojarascos o magnolios nativos (Magnolia arcabucoana, M. argyrothricha, M. caricifragrans, M. cespedesii, M. georgii, M. santanderiana , M. virolinensis); el mogollo (Matisia uribei), el zapote silvestre (Matisia lozanoi); y varias especies de orquídeas (Anguloa brevilabris, Masdevallia elephanticeps, M. hieroglyphica, Restrepia pandurata, Sobralia mutisii, etc.).

Otras endémicas interesantes, con una distribución algo más amplia en el país son, entre las aves, el dacnis turquesa (Dacnis hartlaubi) y el tordo montañero (Macroagelaius subalaris); entre las plantas, la palma de cera de Sasaima (Ceroxylon sasaimae) y el roble negro (Colombobalanus excelsa).

 

¿Cuáles son las especies más amenazadas?

Reinita cerúlea (Dendroica cerulea)
En el área hay 12 especies de mamíferos que han sido catalogados como amenazados. Estos son el ratón runcho (Caenolestes fuliginosus obscurus, NT), tunato o  chuchita (Marmosops fuscatus, NT), mico de noche o marteja (Aotus lemurinus, VU), nutria (Lontra longicaudis, VU), oso de anteojos (Tremarctos ornatus, VU), tigrillos (Leopardus tigrinus, VU, Leopardus pardalis, NT), “tigre” o jaguar (Panthera onca centralis, VU), puma o “león” (Puma concolor, NT), puerco espín pardo (Coendou vestitus, VU), guagua loba (Dinomys branickii, VU) y tinajo o borugo (Cuniculus taczanowskii, NT). Otra especie de mamífero que no ha sido catalogada como amenazada a nivel global o nacional, pero que sí está amenazada de extinción a nivel local es el saíno (Pecari tajacu), que, al parecer, ya desapareció del occidente de Cundinamarca pero todavía sobrevive en los bosques subandinos de Santander. Cuatro especies de mamíferos ya desaparecieron del todo de la región, víctimas de la cacería y de la destrucción de los bosques: estos son el churuco (Lagothrix lagothricha lugens, VU), la danta común (Tapirus terrestris columbianus, CR), la danta de páramo (Tapirus pinchaque, EN) y la tatabra o pecarí de labios blancos (Tayassu pecari, NT).

Entre las aves se cuentan las siguientes especies amenazadas: pava negra (Aburria aburri, NT), guacharaca colombiana (Ortalis columbiana, VU), paujil copete de piedra (Pauxi pauxi, EN), perdiz carinegra (Odontophorus atrifrons, VU), perdiz santandereana (Odontophorus strophium, EN), rascón de Bogotá (Rallus semiplumbeus, EN), guacamaya verde (Ara militaris, VU), cotorra montañera (Hapalopsittaca amazonina, VU), vencejo de chimenea (Chaetura pelagica, NT), inca negro (Coeligena prunellei, VU), amazilia buchicastaña (Amazilia castaneiventris, EN), torito dorsiblanco (Capito hypoleucus, VU), tapaculo del bajo Magdalena (Scytalopus rodriguezi, EN), pibí boreal (Contopus cooperi, VU), cucarachero de Nicéforo (Thryophilus nicefori, CR), dacnis turquesa (Dacnis hartlaubi, VU), reinita alidorada (Vermivora chrysoptera, NT), reinita cerúlea (Dendroica cerulea, VU) y tordo montañero (Macroagelaius subalaris, EN). Antiguamente, la región hacía parte del rango de distribución de más aves frugívoras de gran tamaño, que ya han desaparecido. Entre las especies que ya no se encuentran en esta vertiente se cuentan el loro orejiamarillo (Ognorhynchus icterotis, EN), el periquito aliamarillo (Pyrrhura calliptera, VU) y el periquito alipunteado (Touit stictopterus, VU).

Entre los anfibios amenazados se cuentan las salamandras (Bolitoglossa capitana, CR, B. pandi, EN), las ranas arlequín (Atelopus farci, CR, A. subornatus, CR), la rana de cristal (Rulyrana adiazeta, VU), la rana saltona (Hyloxalus ruizi, CR), la rana venenosa (Ranitomeya virolinensis, EN), las ranas arborícolas (Hyloscirtus bogotensis, NT, H. denticulentus, EN, H. piceigularis, EN) y las ranas de lluvia (Pristimantis acutirostris, EN, P. bacchus, EN, P. bicolor, VU, P. jorgevelosai, EN, P. merostictus, EN, P. renjiforum, EN, P. spilogaster, EN, Strabomantis ingeri, VU).
Pino romerón (Retrophyllum rospigliosii)

Entre las plantas amenazadas destacan varios árboles maderables como el pino romerón (Retrophyllum rospigliosii, NT), pino colombiano (Podocarpus oleifolius, VU), pino hayuelo (Prumnopitys montana, VU), cadillón liso (Couepia platycalyx, EN), roble negro (Colombobalanus excelsa, VU), roble (Quercus humboldtii, VU), nogal (Juglans neotropica, EN), comino (Aniba perutilis, CR), coquillo o zapato (Eschweilera bogotensis, EN), hojarascos o magnolios nativos (Magnolia arcabucoana, EN, M. argyrothricha, EN, M. caricifragrans, EN, M. cespedesii, CR, M. georgii, EN, M. santanderiana, EN, M. virolinensis, CR) y cedros (Cedrela odorata, EN, Cedrela montana, VU). Además de estos, hay otros árboles de bosque maduro que todavía no han sido evaluados para las listas de especies amenazadas, pero que evidentemente están en vías de extinción, al menos a nivel local; algunas de estas especies son el escobo (Guatteria cf. laurifolia), barcino (Calophyllum aff. brasiliense), cuchillo (Zinowiewia australis), cadillón (Sloanea brevispina), chochos (Dussia macroprophyllata, Ormosia tovarensis), Matudaea colombiana, chulo (Calatola costaricensis), Alfaroa colombiana, amarillo rabo de gallo (Aniba robusta), aguacatillos (Beilschmiedia costaricensis, B. sulcata), mogollo (Matisia uribei), zapote silvestre (Matisia lozanoi), chuguacá (Hieronyma macrocarpa), carnefiambre o roble haya (Roupala monosperma), yolombó (Panopsis suaveolens), caimo, carrán colorado (Pouteria baehniana) y cedrillo (Huertea glandulosa).

Es muy importante conocer y proteger estas especies. Conservarlas significa usualmente conservar su hábitat; si esto se logra hacer exitosamente, se pueden llegar a salvar centenares de otras especies de plantas y de animales que comparten su hogar con las especies amenazadas.

 

¿Cuál era la flora de los antiguos bosques?

Nogal (Juglans neotropica)
Aquí damos una muestra de las especies cuya presencia y abundancia indican bosques de edad avanzada. Entre sus árboles se encuentran varias de las mejores maderas de la región y muchas especies amenazadas. Para propagar estas especies hay que plantarlas en lugares donde se den dos condiciones: que haya sombra de otras plantas y que el suelo esté cubierto de hojarasca (no de pasto).

ÁRBOLES: Pino romerón (Retrophyllum rospigliosii), pino colombiano (Podocarpus oleifolius), pino hayuelo (Prumnopitys montana), chirimoyo montañero (Annona sp.), escobo (Guatteria cf. laurifolia), naranjillo (Styloceras buxifolium), barcino, mo (Calophyllum aff. brasiliense), cuchillo (Zinowiewia australis), cadillón liso (Couepia platycalyx), rayado (Licania sp.), crucero (Chrysochlamys colombiana), capes, gaques (Clusia spp.), cadillón (Sloanea brevispina), esmeraldo (Mabea sp.),  chochos (Dussia macroprophyllata, Ormosia tovarensis), roble (Quercus humboldtii), roble negro (Colombobalanus excelsa), Matudaea colombiana, chulo (Calatola costaricensis), Alfaroa colombiana, nogal (Juglans neotropica), amarillo rabo de gallo (Aniba robusta), comino (Aniba perutilis), aguacatillos (Beilschmiedia costaricensis, B. sulcata), coquillos o zapatos (Eschweilera antioquensis, E. bogotensis), hojarascos o magnolios nativos (Magnolia arcabucoana, M. argyrothricha, M. caricifragrans, M. cespedesii, M. georgii, M. santanderiana , M. virolinensis), mogollo (Matisia uribei), zapote silvestre (Matisia lozanoi), cedro de clima frío (Cedrela montana), cedro de zonas bajas (Cedrela odorata), guamarón (Guarea kunthiana), manto, sande (Brosimum utile), lecheros (Clarisia biflora, Pseudolmedia rigida), salvio lechoso (Morus insignis), sangretoro (Virola sebifera), chuguacáes o motilones (Hieronyma huilensis, H. macrocarpa), carnefiambre o roble haya (Roupala monosperma), yolombó (Panopsis suaveolens), botumbo (Prunus integrifolia), naunape (Simira sp.), calabacillos (Meliosma spp.), cariseco (Billia rosea), caimo, carrán colorado (Pouteria baehniana), cedrillo (Huertea glandulosa). PALMOIDES: Palma de cera cafetera (Ceroxylon alpinum), palma de cera de Sasaima (Ceroxylon sasaimae), palma de cera del Quindío (Ceroxylon quindiuense), otras palmas (Aiphanes concinna, Chamaedorea linearis, C. pinnatifrons, Euterpe precatoria, Geonoma undata, Prestoea acuminata). ARBUSTOS: Cafetos de monte (Palicourea spp., Psychotria spp.). TREPADORAS: Philodendron spp., Monstera spp. HIERBAS: Anturios (Anthurium nymphaeifolium, etc.), bihaos (Calathea spp.), Stromanthe jacquinii, Renealmia ligulata. EPÍFITAS: Helechos (Asplenium aethiopicum, A. theciferum, Campyloneurum spp., Microgramma percussa, Pecluma spp., Pleopeltis macrocarpa, Serpocaulon levigatum, S. sessilifolium, S. triseriale), anturios (Anthurium crassinervium, A. scandens, etc.), quiches (Tillandsia fendleri, T. biflora, T. clavigera, T. complanata, Vriesea fragrans, V. pereziana, V. tequendamae), orquídeas (Epidendrum, Prosthechea, Maxillaria, Acronia, Anguloa, Cattleya, etc.), Peperomia spp., Sphyrospermum cordifolium.

 

¿Cuáles especies plantar?

Balú o chachafruto (Erythrina edulis)
Las especies de flora de bosque maduro mencionadas en el párrafo anterior suelen ser inadecuadas para la restauración de un terreno completamente abierto, pues, cuando son juveniles, no están adaptadas a resistir una plena exposición al sol, al viento y a la lluvia. En cambio, hay una serie de especies de plantas pioneras muy bien adaptadas a la plena exposición y que crecen rápidamente. Éstas son las especies ideales para iniciar la restauración de un bosque variado y lleno de biodiversidad. Cuando ya son grandes (a los 10 o 20 años), se van estableciendo bajo su sombra especies más lentas, propias de una vegetación más madura. Entre las principales pioneras de la región se cuentan:

ÁRBOLES: Pauche (Montanoa quadrangularis), aliso (Alnus acuminata), mo, nogal cafetero (Cordia alliodora), salvio negro (Varronia cylindrostachya), salvio (Buddleja americana), ortiguillo (Lozanella enantiophylla), verraquillo, zurrumbo (Trema micrantha), sangregados, dragos, candeleros (Croton cupreatus, C. magdalenensis, C. smithianus), balú, chachafruto (Erythrina edulis), guamos (Inga spp.), muche, carbonero (Albizia carbonaria), carates o puntas de lanza (Vismia spp.), vara blanca (Aegiphila sp.), guayabillo (Adenaria floribunda), balso blanco (Heliocarpus americanus), ceiba de clima frío (Spirotheca rosea), sietecueros (Tibouchina lepidota), cucharos (Myrsine coriacea, M. guianensis), guayabo (Psidium guajava), duraznillo (Abatia parviflora), yarumos (Cecropia angustifolia, Cecropia telenitida), cajeto (Citharexylum subflavescens). PALMOIDES: Palmas bobas, aguacos (Cyathea spp.). TREPADORAS: Rompeplatos (Bomarea patinii), granadillas de monte (Passiflora spp.) ARBUSTOS: Amarguero (Ageratina popayanensis), chilcos (Baccharis latifolia, B. prunifolia), papayuelo (Vasconcellea cundinamarcensis), Acalypha spp., lechero rojo (Euphorbia cotinifolia), mortiños (Clidemia spp.), tunos (Miconia spp.), Leandra subseriata, Tibouchina longifolia, cordoncillos (Piper spp.), chusques (Chusquea spp.), zarzas, moras (Rubus glaucus, R. urticifolius, etc.), borrachero (Brugmansia candida), tintos, tocuas (Cestrum spp.), cucubos, tomatillos (Solanum ovalifolium, etc.), lulo (Solanum quitoense), tomate de árbol (Solanum betaceum), pringamozas (Urera baccifera, U. caracasana). HIERBAS: Rascadera, bore (Xanthosoma sagittifolium), platanillos (Heliconia spp.), bihaos (Calathea spp.)

También resultan adecuadas para plantar en una zona abierta algunas especies adicionales como el ocobo (Tabebuia rosea), madre de agua (Clethra fagifolia), carcomos (Alchornea spp.), cenizo (Tetrorchidium rubrivenium), lechero o chirriador (Sapium stylare), roble (Quercus humboldtii), amarillo (Nectandra lineata), aguacatillo (Persea caerulea), chaviaco (Cinnamomum triplinerve), arrayanes (Myrcia spp.), cauchos o higuerones (Ficus americana, F. gigantosyce, F. tequendamae), sapá (Coussapoa villosa), san juanito, mayo (Meriania longifolia), tunos rosados (Meriania macrophylla, M. peltata), canelón (Elaeagia utilis), quinas (Cinchona pubescens, Ladenbergia oblongifolia) y guacharaco (Cupania americana).

Para barrancos bien iluminados y taludes de carreteras es adecuado plantar el uvo (Cavendishia pubescens), el amarguero (Ageratina popayanensis), los chilcos (Baccharis latifolia, B. prunifolia), las orquídeas Sobralia mutisii, Epidendrum secundum, y E. xanthinum, la gateadera (Lycopodium clavatum) y las bromelias Pitcairnia spp.

En los enclaves secos que se encuentran en algunos valles de la región, resultan especialmente adecuados para plantar el fique (Furcraea cabuya), ciro, cacique o camiseto (Baccharis macrantha), tuna (Opuntia schumannii), dragos (Croton spp.), choco (Acacia farnesiana), dividivi (Caesalpinia spinosa), hayuelo (Dodonaea viscosa) y lantanas (Lantana spp.)