miércoles, 24 de abril de 2013

Fincas al occidente de la Sabana – Un año después

Bosque nublado en La Chorrera, San Francisco
Hace algo más de un año varios propietarios de fincas en cuatro municipios situados al occidente de la Sabana de Bogotá (La Vega, San Francisco, El Rosal y Subachoque), todos nosotros curiosos y experimentadores en el mundo de la conservación, decidimos empezar a compartir experiencias sobre lo que estábamos haciendo en nuestros terrenos. Como parte de este trabajo, cada mes he estado enviando al grupo un correo que lleva información sobre las plantas, los animales y las actividades de conservación que se realizan en la región. Ahora somos más de 40 fincas las que estamos participando de este conocimiento. Y puede ser un buen momento para hacer un resumen sobre qué es lo que tenemos en común. Es una reflexión que toca muchos campos de nuestras vidas y que debería hacerse en conjunto. Por lo pronto, me he limitado a pensar qué es lo que hacemos, consciente o inconscientemente, para conservar la biodiversidad de nuestros terrenos. Y encuentro que eso que hacemos puede ser resumido en los siguientes puntos:

 

Somos curiosos respecto a la vida que nos rodea

Yarumo plateado en la finca Chulajuán, San Francisco
Esta curiosidad se manifiesta en que conocemos los nombres de varios árboles que crecen en nuestras fincas. Conocemos los nombres de algunos animales que viven en estos árboles. Y, si no conocemos los nombres, al menos reconocemos que no los conocemos y buscamos aprenderlos a la menor oportunidad que se nos presente. Y no hablo de conocer los nombres de TODAS las especies que viven en nuestras fincas, una tarea interminable. Hablo, de conocer los nombres de al menos 10 árboles distintos, de al menos 10 pájaros que recorren nuestros terrenos, de las especies más comunes y típicas con las que compartimos nuestra vida de campo.

 

Queremos conservar esta vida que nos rodea

Rana en la finca El Cerro, Subachoque
Reconociendo que tenemos que vivir de algo y que muchas fincas tienen que ser productivas, también reconocemos que esto no es incompatible con la conservación de nuestros compañeros árboles y de nuestros amigos pájaros, cuyos nombres (si es que realmente son amigos nuestros) hemos aprendido. Por esta razón, somos curiosos a la hora de aprender las necesidades de la vida silvestre y a la hora de aprender nuevas formas de producción y de manejo de los terrenos que permitan la coexistencia de los sistemas productivos y de los animales y plantas nativos.

 

Hacemos un ordenamiento de nuestras fincas

Sietecueros y corredores de bosque - La Primavera, San Francisco
Las fincas no las manejamos de cualquier manera; más bien, planeamos bien cómo van a ser organizadas. Esta planeación (que si nos cabe en nuestras cabezas no necesariamente tiene que estar en un plano o en un papel) incluye usualmente dos tipos de zonas de manejo distinto. Uno son las zonas de producción, de vivienda y recreación, que son las zonas de hacer, donde usamos nuestro sentido común, donde aplicamos el conocimiento que disponemos para el funcionamiento de los sistemas productivos, donde damos rienda suelta a nuestros gustos, a nuestra estética. El otro son las zonas de conservación, que usualmente ocupan los nacimientos y cursos de agua, las laderas más empinadas, los linderos del terreno y los sitios con bosques más viejos. En las zonas de conservación dejamos que la naturaleza se manifieste con sus propias formas, a su propio ritmo. Son zonas de “no hacer” para nosotros, donde procuramos no entrometernos y más bien procuramos observar, aprender. En las zonas de conservación se desarrollan libremente elementos raros en los jardines y campos cultivados, pero igualmente importantes y necesarios para la vida: entre ellos el pasto alto, que nunca es cortado; los colchones de hojarasca que cubren el suelo; las marañas de enredaderas, chusques y arbustos, donde crían las mariposas y donde la mayor diversidad de aves construyen su nido; y los troncos muertos, donde los pájaros carpinteros, tucanes, búhos y otros animales encuentran refugio y lugar de cría. Si tenemos ganadería, instalamos cercas que impidan que las vacas entren a las zonas de conservación, previniendo la destrucción y el pisoteo de la vegetación.

 

Y va más allá de lo que hacemos...se trata también de lo que “no hacemos”, de lo que dejamos ocurrir...

Variedad de flora a orillas de un guadual - El Saman, La Vega
Esto va muy en sintonía con la filosofía de las zonas de conservación. No todo es conocer, planear y hacer. Muchas cosas valiosas simplemente van sucediendo y quizás un día les reconozcamos todo su valor. Una persona sin mayor conocimiento puede dejar crecer un bosque sin saberlo, por la simple razón de haber dejado “abandonado” un terreno, sin “cuidado” alguno. Este tipo de elementos de la espontaneidad también es altamente valorado por las personas de nuestro grupo. De allí derivan las restauraciones ecológicas más auténticas; y las sorpresas que condimentan nuestra vida. Creo que es por esto que a todos nos gustan los bosques silvestres.



Éstas son apenas mis opiniones. Otras personas del grupo podrán aportar nuevas observaciones y puntos de vista que muestren en qué formas todos nosotros hacemos parte de una misma cosa.

martes, 23 de abril de 2013

El uche

El origen de un árbol y de un nombre

Bosque arriba de Bogotá - los árboles de hojas claras son uches
En los Andes de Colombia hay varias especies nativas del género Prunus, el mismo al que pertenecen los cerezos, duraznos, ciruelos y almendros. Uno de estos árboles es el uche (Prunus buxifolia). Como muchos otros árboles colombianos, el uche es poco conocido, hasta el punto que ha sido casi olvidado. Uche suena a palabra indígena, por lo que es probable que este nombre venga de siglos pasados, cuando la cultura muisca dominaba el altiplano cundiboyacense. En la literatura también se registra al uche con otros nombres, como “arrayán umate” y como “chuguacá”. Ambos parecen menos adecuados para el uche, pues el árbol no es un arrayán (mirtácea); y tampoco está emparentado con los árboles comúnmente conocidos como “chuguacáes” (del género Hieronyma). En cambio, uche no hay sino uno. Ojalá, en estos tiempos en que los árboles nativos van siendo más apreciados, se puedan recuperar tanto las poblaciones diezmadas de uches como el uso de su nombre propio.

 

Uches en los cerros

Hojas de un uche joven - Subachoque
¿Y por qué escribo sobre uches? Bueno, hace unos días estaba de caminata por los cerros Orientales de Bogotá y descubrí, en las cabeceras de una quebrada que baja a Usaquén, un pedacito de bosque viejo, de esos bosques viejos que ya casi han desaparecido por completo de la región, dominado por uches, además de suscas, tunos rosos, gaques y encenillos. Ver este bosque fue para mí una especie de viaje al pasado, o mejor, a dos pasados. El más reciente, a cuando tenía 15 años y empecé a recorrer los bosques de mi finca en Subachoque: uno de estos bosques, situado a lo largo de una quebrada, protegido por las empinadas paredes rocosas de las montañas circundantes, era idéntico al de Usaquén, igualmente dominado por uches, suscas, tunos rosos, gaques y encenillos - la única diferencia es que el gaque de Subachoque era de hojas pequeñas (Clusia elliptica), en lugar del común de hojas grandes de los cerros Orientales (Clusia multiflora). El viaje al pasado más remoto trajo a mi mente los antiguos bosques que debieron cubrir los cerros Orientales siglos atrás, bosques en los que los uches (o “chuguacáes”) debieron ser dominantes. Todavía hoy se encuentran estos árboles dispersos en los cerros de Chapinero, en compañía de otras especies raras como el calabacillo (Meliosma bogotana), el aguacatillo (Persea mutisii), el naranjillo (Styloceras buxifolium) (y otros árboles cuyo nombre termina en “illo” =)

 

Un árbol endémico

En la base de la hoja del uche se ven dos puntos amarillentos
El uche es especial por ser endémico de Colombia. Esto significa que, a diferencia de la mayoría de árboles con los que comparte su hábitat, que también pueden ser hallados en los Andes de Venezuela, Ecuador, Perú e incluso Bolivia, el uche sólo vive en Colombia y en ninguna otra parte del mundo. ¡Es responsabilidad nuestra cuidarlo y asegurarnos de que no desaparezca! Desafortunadamente, el uche crece muy lento, sólo lo hace bien en sitios con bosque (no se propaga en potreros) y su dura madera era muy apreciada en las fincas, para ebanistería, para arados, como leña y para hacer carbón. No es de extrañar que ahora, luego de varios siglos de intensa explotación, queden tan pocos uches. En Subachoque conocí hace casi 20 años tres árboles de uche a los que recuerdo de manera especial. A uno de ellos le saqué semillas y logré germinarlas. Sobrevivieron tres arbolitos que ahora tienen 15 años de edad. Los dos más grandes han ganado 3 metros de altura en todo ese tiempo. Es, claramente, una de las especies lentas. Todavía, cuando recorro los montes, ando a la búsqueda de estos hermosos árboles y me alegro cada vez que los encuentro, grandes y pequeños. Si logramos conservar la reserva forestal de los cerros Orientales, con su vegetación en regeneración, los uches irán recuperando el territorio perdido y seguirán mirándonos desde lo alto, a todos los que vivimos en la capital.


P.S. El área de distribución natural del uche (Prunus buxifolia) se extiende sólo por la cordillera Oriental de Colombia, en los departamentos de Santander, Boyacá y Cundinamarca, entre 2000 y 3400 metros sobre el nivel del mar.

martes, 16 de abril de 2013

Una guía para restaurar los ecosistemas de Colombia – Los páramos de la cordillera Oriental

Páramo dominado por el frailejón Espeletia murilloi
Si usted es un propietario de una finca o un conservacionista que quiere emprender un proyecto de restauración de la vegetación y de la fauna silvestre, es un buen punto iniciar conociendo su área. Antes de restaurar algo, hay que preguntarse: ¿Cómo eran los antiguos ecosistemas que había en esta región? ¿Qué especies de plantas y animales vivían aquí? ¿Cuáles siguen existiendo todavía? ¿Cuáles son las especies endémicas (exclusivas) de la región? ¿Cuáles especies están más amenazadas de extinción? Si voy a iniciar la creación de corredores de bosque en un terreno completamente despejado ¿cuáles son las especies de flora más adecuadas que debería plantar?

Colombia es un país tan variado que la respuesta a cada una de estas preguntas es diferente dependiendo de la región. Aquí continuamos con una serie de artículos que traen la información básica para cada una de estas áreas.

 

Los páramos de la cordillera Oriental

Frailejón Espeletia barclayana - Endémico
El páramo es un ecosistema de alta montaña que se encuentra por encima de 3000 metros sobre el nivel del mar. Este ecosistema se caracteriza por sus amplios espacios abiertos, dominados por pajonales y por esas extrañas plantas con las hojas dispuestas en un penacho al final del tronco: los frailejones. Además, en la región paramuna se encuentran matorrales y restos de bosques altoandinos. En la última era de hielo, los páramos descendieron mucho más por las montañas y estaban más conectados unos con otros. Actualmente, por el contrario, los páramos están aislados, limitados a las cumbres más elevadas, dispersos por las cordilleras como una especie de archipiélago biológico. Los bloques aislados de páramos de la cordillera Oriental se extienden desde Norte de Santander hasta la frontera entre Huila y Caquetá (aquí no incluimos los páramos de la Serranía de Perijá). Estos páramos han sido clasificados en grupos así: de norte a sur, Jurisdicciones-Santurbán, Tamá, Almorzadero, Yariguíes, Cocuy, Pisba, Tota-Bijagual-Mamapacha, Guantiva-La Rusia, Iguaque-Merchán, Guerrero, Rabanal-Río Bogotá, Chingaza, Cruz Verde-Sumapaz y Picachos.

El aislamiento de los páramos ha favorecido el desarrollo de numerosas especies endémicas (exclusivas), que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo. Plantas y animales presentes en un páramo pueden estar ausentes de otros páramos. De hecho, la tasa de endemismo de este ecosistema es de las más altas que se encuentran en Colombia. Por otro lado, los páramos, con su vegetación acolchonada, sus lagunas y pantanos y la humedad que reina en ellos, son por excelencia las fuentes de agua que protegen y dan nacimiento a los ríos más importantes del país. Millones de colombianos, habitantes de las ciudades y del campo, dependen del suministro de agua de los páramos para sobrevivir. Debido a esta importancia estratégica y a sus características biológicas únicas, muchos páramos han sido declarados áreas protegidas. Sin embargo, son muchos los retos que todavía toca enfrentar para asegurar la conservación de estos ecosistemas, presionados por la ampliación de la frontera agrícola, la minería y el cambio climático.

 

Biodiversidad

Venado de cola blanca (Odocoileus virginianus)
La biodiversidad de la región paramuna de la cordillera Oriental, si bien menor que la de regiones comparables en tierras más bajas, sigue siendo elevada, teniendo en cuenta su pequeña área y difícil clima. Se puede estimar la presencia de unas 40 especies de mamíferos, 160 especies de aves, 7 especies de reptiles, 20 especies de anfibios, 1 especie de pez y unas 1500 especies de plantas vasculares (plantas con semilla y helechos). A modo de comparación, Groenlandia, que cubre un área 180 veces mayor que la región paramuna de la cordillera Oriental, tiene registros de unas 30 especies de mamíferos, 235 especies de aves y 515 especies de plantas vasculares nativas; en Groenlandia no hay ninguna especie nativa de reptil ni de anfibio.

 

Endemismo

Scrobicaria ilicifolia - Endémica
Muchas especies de plantas y animales viven sólo en los páramos de la cordillera Oriental y no se encuentran en ningún otro lado del mundo. Éstas son las especies prioritarias para la conservación. Si la gente de la región no las cuida ¿quién más en el mundo podrá hacerlo? Las especies endémicas exclusivas o casi exclusivas de estos páramos incluyen las siguientes: entre los mamíferos, la musaraña (Cryptotis thomasi), el ratón (Thomasomys niveipes) y el curí (Cavia anolaimae); entre las aves, el rascón de Bogotá o tingua bogotana (Rallus semiplumbeus), periquito aliamarillo (Pyrrhura calliptera) y cucarachero de Apolinar (Cistothorus apolinari); entre los reptiles se cuentan la lagartija (Anadia bogotensis), los lagartos collarejos (Stenocercus lache, S. trachycephalus) y la serpiente tierrera (Atractus crassicaudatus); entre los anfibios están los sapitos arlequín (Atelopus ebenoides marinkellei, A. lozanoi, A. muisca, A. pedimarmoratus), las ranas saltonas (Hyloxalus edwardsi, H. subpunctatus), las ranas arborícolas (Dendropsophus labialis, Hyloscirtus bogotensis), la rana fortachona (Niceforonia nana) y las ranas de lluvia (Pristimantis affinis, P. bogotensis, P. elegans, P. lynchi, P. mnionaetes, P. nervicus); entre los peces está el capitán (Trichomycterus bogotense).

Las plantas endémicas se cuentan por centenares. Una muestra de flora endémica de distribución muy localizada se presenta abajo, en la sección de especies para plantar.

 

¿Cuáles son las especies más amenazadas?

Cóndor de los Andes (Vurltur gryphus, EN) - T. Voekler, 2008
En el área hay 10 especies de mamíferos que han sido catalogados como amenazados. Estos son el ratón runcho (Caenolestes fuliginosus obscurus, NT), chuchita (Gracilinanus dryas, NT), lobo colorado (Lycalopex culpaeus, VU), oso de anteojos (Tremarctos ornatus, VU), tigrillo (Leopardus tigrinus, VU), puma o “león” (Puma concolor, NT), danta de páramo (Tapirus pinchaque, EN), soche (Mazama bricenii, VU), guagua loba (Dinomys branickii, VU) y tinajo o borugo (Cuniculus taczanowskii, NT).

Entre las aves se cuentan las siguientes especies amenazadas: pato rufo (Oxyura jamaicensis andina, EN), cóndor de los Andes (Vultur gryphus, EN), águila crestada (Spizaetus isidori, EN), rascón de Bogotá o tingua bogotana (Rallus semiplumbeus, EN), becasina paramuna o caica (Gallinago nobilis, NT), periquito aliamarillo (Pyrrhura calliptera, VU), cotorra montañera (Hapalopsittaca amazonina, VU) y cucarachero de Apolinar (Cistothorus apolinari, EN).

Entre los anfibios se cuentan los sapitos arlequín (Atelopus ebenoides marinkellei, CR, A. lozanoi, CR, A. muisca, CR, A. pedimarmoratus, CR), la rana de cristal (Centrolene buckleyi, VU), la rana saltona (Hyloxalus edwardsi, CR), la rana arborícola (Hyloscirtus bogotensis, NT) y las ranas de lluvia (Pristimantis affinis, VU, P. anolirex, NT, P. elegans, VU, P. mnionaetes, EN).

Espeletipsis garciae (EN) - Endémico
Entre las plantas amenazadas se cuentan el pino colombiano (Podocarpus oleifolius, VU), los frailejones (Espeletia annemariana, NT, E. arbelaezii, EN, E. azucarina, VU, E. brassicoidea, EN, E. cabrerensis, VU, E. cayetana, EN, E. cleefii, NT, E. conglomerata, EN, E. curialensis, NT, E. discoidea, EN, E. dugandii, CR, E. estanislana, EN, E. incana, VU, E. jaramilloi, VU, E. miradorensis, NT, E. nemekenei, VU, E. oswaldiana, CR, E. paipana, CR, E. robertii, CR, E. rositae, EN, E. standleyana, VU, E. summapacis, NT, E. tapirophila, VU, E. tunjana, EN, Espeletiopsis caldasii, EN, E. funckii, VU, E. garciae, EN, E. insignis, CR, E. purpurascens, VU, E. sclerophylla, EN, Libanothamnus divisoriensis, EN, L. neriifolius, EN, L. occultus, CR, L. tamanus, VU, Paramiflos glandulosus, VU), los cardones (Puya barkleyana, CR, P. bicolor, NT, P. boyacana, CR, P. cleefii, CR, P. exuta, EN, P. gargantae, CR, P. goudotiana, NT, P. horrida, CR, P. killipii, NT, P. lineata, NT, P. nitida, NT, P. santanderensis, EN, P. santosii, NT, P. venezuelana, VU), la piñuela (Greigia stenolepis, NT), Pitcairnia petraea (CR), las salvias (Salvia cocuyana, EN, S. cuatrecasana, EN, S. melaleuca, VU,  S. nubigena, EN, S. orthostachys, VU, S. paramicola, VU, S. rubescens, VU, S. sciaphila, EN), las curubas (Passifora crispolanata, VU, P. trianae, EN) y varias orquídeas (Cyrtochilum ixioides, VU, C. leucopterum, VU, C. weirii, VU, Masdevallia caudata, EN, M. coccinea, EN, M. elephanticeps, EN, M. fragrans, EN, M. hians, VU, M. ignea, CR, M. medusa, EN, M. schlimii, VU, M. sumapazensis, VU).

Es muy importante conocer y proteger estas especies. Conservarlas significa usualmente conservar su hábitat; si esto se logra hacer exitosamente, se pueden llegar a salvar centenares de otras especies de plantas y de animales que comparten su hogar con las especies amenazadas.

 

¿Cuál era la flora de los antiguos bosques?

Aguacatillo colorado (Persea ferruginea)
Puede sonar raro hablar de viejos bosques en el páramo. Pues este ecosistema es más conocido por sus extensas zonas con pajonales abiertos y vegetación arbustiva. Sin embargo, amplias zonas de los páramos tienen el potencial biológico para convertirse en bosques altoandinos maduros, si se mantienen unas condiciones básicas de estabilidad; se necesita que durante muchos siglos no ocurran incendios, pastoreo intensivo ni tala de árboles. Estas condiciones son más comunes en zonas remotas y sobre todo en hondonadas a lo largo de las cañadas. Cuando estas condiciones ocurren, se pueden observar bosques desarrollándose hasta cerca de 4000 metros sobre el nivel del mar. Por otro lado, la vegetación abierta que predomina en los páramos representa una etapa temprana de sucesión de la vegetación y está dominada por especies pioneras que compiten con los pastos y con otras hierbas y que soportan una plena exposición al sol. Incluso los frailejones son plantas pioneras, a pesar de su lento crecimiento; su resistencia a los incendios, protegidos por el forro de hojas que cubre su tronco, hace que a menudo sean las únicas plantas dominantes en ciertos páramos. Si los incendios dejan de afectar un área, los arbustos la van cubriendo, década tras década. Luego, bajo su sombra, van naciendo árboles mayores. Y, quizás siglos después, colonizan estos bosques los árboles cuyas semillas sólo germinan en la hojarasca, bajo la sombra de los arbustos ya crecidos. Aquí damos una muestra de las especies cuya presencia y abundancia indican bosques de edad avanzada.

Quiche (Tillandsia turneri)
ÁRBOLES: Pino colombiano (Podocarpus oleifolius), mano de oso (Oreopanax bogotensis), yuco (Schefflera bogotensis), cedrillo (Brunellia propinqua), granizos (Hedyosmum spp.), gaques (Clusia elliptica, C. multiflora), roble (Quercus humboldtii), aguacatillos (Persea ferruginea, P. mutisii), amarillos (Ocotea heterochroma, O. sericea), susca (Ocotea calophylla), arrayanes (Myrcianthes leucoxyla, M. rhopaloides), tunos rosos (Axinaea macrophylla, Centronia brachycera, C. mutabilis), chuguacá (Hieronyma rufa), uche (Prunus buxifolia), calabacillo (Meliosma arenosa), cogote, azuceno (Gordonia fruticosa), ají de páramo, canelo (Drimys granadensis). ARBUSTOS: Chuques, garrochos (Viburnum lasiophyllum, V. triphyllum). TREPADORAS: Zarzaparrillas (Smilax domingensis, S. tomentosa), valerianas (Valeriana clematitis, V. crassifolia). HIERBAS: Anturio (Anthurium cf. bogotense), begonia (Begonia urticae), piñuela (Greigia stenolepis), pico de loro (Columnea strigosa), Peperomia saligna, coralito (Nertera granadensis). EPÍFITAS: Helecho (Pleopeltis remota), quiches (Racinaea tetrantha, Tillandsia turneri), orquídeas (Acronia lilijae, Crocodeilanthe elegans, Cyrtochilum weirii, Epidendrum spp., Fernandezia hartwegii, F. lanceolata, F. sanguinea, Lepanthes spp., Masdevallia spp., Pachyphyllum bryophytum, P. crystallinum, Stelis spp., Trichosalpinx chamaelepanthes, T. intricata, etc.), Peperomia hartwegiana.

 

¿Cuáles especies plantar?

Romerillo (Pentacalia ledifolia)
Es poco lo que se ha ensayado sobre restauración de ecosistemas paramunos. Las especies mencionadas en el párrafo anterior son inadecuadas para repoblar con vegetación nativa un terreno completamente abierto, ya que, cuando son juveniles, no resisten una plena exposición al sol, al viento y a la lluvia. Pero, aparte de estas especies, casi toda la flora del páramo es pionera y, en teoría, perfecta para ser plantada en zonas plenamente expuestas. Pocas plantas en el páramo crecen rápido, así que es poco probable tener un terreno completamente restaurado antes de muchas décadas. Algunas plantas de amplia distribución en nuestras altas montañas pueden ser plantadas en casi cualquier páramo de la cordillera Oriental. Otras (por ejemplo los frailejones) suelen ser endémicas de unos pocos páramos, incluso de uno solo y no deberían ser trasladadas a otros páramos. Damos entonces listados separados sobre especies generales que se encuentran en muchos páramos de la cordillera Oriental y luego listados con una selección de especies exclusivas de páramos particulares.

ESPECIES GENERALES
Charne (Bucquetia glutinosa)
ÁRBOLES: Mulato (Ilex kunthiana), “manzano” (Clethra fimbriata), encenillos (Weinmannia auriculata, W. balbisiana, W. fagaroides, W. microphylla, W. rollottii, W. tomentosa), raque (Vallea stipularis), rodamonte (Escallonia myrtilloides), tagua (Gaiadendron punctatum), cucharo de hoja pequeña (Myrsine dependens), colorado (Polylepis quadrijuga), mortiños (Hesperomeles goudotiana, H. obtusifolia), salvios (Buddleja bullata, B. incana). TREPADORAS: Pecosas, quiebraplatos (Bomarea crassifolia, B. hirsuta), Munnozia senecionidis, Pentacalia americana, P. kleinioides, P. theifolia, P. trianae), guarguerón (Calceolaria perfoliata), coronillo, bejuco colorado (Muehlenbeckia tamnifolia), zarcillejo (Fuchsia petiolaris), chulco (Oxalis medicaginea), belladona (Salpichroa tristis), Saracha quitensis, zarzas (Rubus acanthophyllos, R. bogotensis, R. nubigenus), coralito (Galium hypocarpium). ARBUSTOS: Amargueros (Ageratina asclepiadea, A. gynoxoides, A. theifolia, A. tinifolia), chilcos (Baccharis prunifolia, B. revoluta, B. rupicola, B. tricuneata), romeros de páramo, romeros de monte (Diplostephium floribundum, D. revolutum, D. rosmarinifolius, Pentacalia abietina, P. andicola, P. lindenii, P. pulchella, P. vaccinioides, etc.), Gynoxys spp., uña de gatos (Berberis goudotii, B. rigidifolia), pegamosco (Bejaria resinosa), uva de anís (Cavendishia bracteata), Disterigma empetrifolium, reventaderas (Gaultheria anastomosans, G. erecta, G. hapalotricha, Pernettya prostrata), Gaylussacia buxifolia, uva camarona (Macleania rupestris), Vaccinium floribundum, agraz (Vaccinium meridionale), chocho (Lupinus alopecuroides), Ribes andicola, R. bogotanum, chites, guardarrocíos (Hypericum juniperinum, H. lancioides, H. laricifolium, H, mexicanum, H. phellos, H. strictum, etc.), charne (Bucquetia glutinosa), tunos (Miconia elaeoides, M. ligustrina, M. salicifolia, M. summa, etc.), sietecueros rojos (Tibouchina andreana, T. grossa), laurel de cera de hoja pequeña (Morella parvifolia), Ugni myricoides, tintas (Monnina aestuans, M. salicifolia), Holodiscus argenteus, piojito, sanalotodo (Arcytophyllum nitidum), tinto (Cestrum buxifolium), té de Bogotá (Symplocos theiformis), valeriana (Valeriana arborea). HIERBAS: Arracachuelo (Myrrhidendron glaucescens), apio de monte (Niphogeton ternata), Bidens triplinervia, Hieracium avilae, chicoria (Hypochaeris sessiliflora), Oritrophium peruvianum, árnica (Senecio formosus), frailejona (Senecio niveoaureus), cardones (Puya goudotiana, P. nitida, P. santosii, P. trianae), Lobelia tenera, carditos (Paepalanthus spp.), cachitos (Halenia spp.), teresitas (Gentianella corymbosa), geranios (Geranium holosericeum, G. lainzii, G. santanderiense, G. sibbaldioides), esterilla (Orthrosanthus chimboracensis), oreja de oso (Castratella piloselloides), doradilla (Chaetolepis microphylla), orquídeas (Aa colombiana, A. leucantha, A. paleacea, Cyrtochilum auropurpureum, C. ixioides, C. leucopterum, C. pardinum, C. ramosissimum, C. revolutum, Epidendrum chioneum, E. frutex, Gomphichis spp., Stenorrhynchos vaginatum), paja (Calamagrostis effusa), cortaderas (Cortaderia columbiana, C. nitida), sobretana (Neurolepis aperta), cadillos (Acaena cylindrostachya, A. elongata), plegaderas (Lachemilla spp.), Arcytophyllum muticum, cuscuba, rejalgar (Eccremis coarctata).

ESPECIES EXCLUSIVAS O CASI EXCLUSIVAS DE CIERTOS PÁRAMOS

JURISDICCIONES-SANTURBÁN
CAULIRRÓSULAS: Frailejones (Espeletia conglomerata, E. estanislana, E. robertii, E. standleyana, Espeletiopsis caldasii, E. diazii, E. funckii, E. sanchezii, E. santanderensis, E. trianae, Libanothamnus occultus). TREPADORAS: Pentacalia ricoensis, curubas (Passiflora trianae, P. rugosa). ARBUSTOS: Chromolaena hypericifolia, romeros de páramo (Diplostephium apiculatum, D. dentatum, D. ellipticum, D. mutiscuanum, D. oblongifolium, Pentacalia elatoides, P. novolanata, P. prunifolia), espuelo, uña de gato (Berberis valenzuelae), reventadera (Gaultheria santanderensis), Plutarchia coronaria, P. dasyphylla, chites (Hypericum horizontale, H. killipii, H. parallelum, H. relictum), tuno (Miconia verrucosa), Aragoa abscondita, A. parviflora, A. picachensis, parguín (Arcytophyllum cachirense). HIERBAS: Lourteigia ornatiloba, árnicas (Senecio albert-smithii, S. formosissimus, S. pseudoformosus), cardones (Puya barkleyana, P. gargantae), cardito (Paepalanthus paramensis), chochos (Lupinus mirabilis, L. santanderensis), salvia (Salvia sciaphylla), orquídea (Masdevallia ignea), Peperomia bajana. EPÍFITAS: Orquídeas (Masdevallia elephanticeps, M. fragrans).

TAMÁ
(Casi todas las especies son compartidas con la vecina Venezuela)
CAULIRRÓSULAS: Frailejones (Espeletia brassicoidea, Espeletiopsis purpurascens, Libanothamnus divisoriensis, L. neriifolius, Ruilopezia cardonae). ARBUSTOS: Romero de páramo (Diplostephium tamanum), chite (Hypericum tamanum), angelito (Monochaetum venosum), Aragoa tamana. HIERBAS: Oritrophium mucidum.

ALMORZADERO
CAULIRRÓSULAS: Frailejones (Espeletia brassicoidea, E. conglomerata, E. dugandii, E. estanislana, E. rositae, E. standleyana, Espeletiopsis insignis, E. petiolata, E. sclerophylla, Libanothamnus neriifolius). ARBUSTOS: Amarguero (Ageratina mutiscuensis), romeros de páramo (Diplostephium dentatum, D. juajibioyi), chites (Hypericum horizontale), dominico (Salvia paramicola), tuno (Miconia jentaculorum). HIERBAS: Árnicas (Senecio almorzaderonis, S. santanderensis), cardón (Puya santanderensis).

COCUY
CAULIRRÓSULAS: Frailejones (Espeletia cleefii, E. curialensis, E. lopezii, Espeletiopsis betancurii, E. colombiana, E. jimenez-quesadae, Libanothamnus tamanus). ARBUSTOS: Chromolaena hypericifolia, romeros de páramo (Diplostephium colombianum, D. juajibioyi, D. lacunosum, Pentacalia cleefii, P. guicanensis), Gynoxys albivestita, G. paramuna, chite (Hypericum papillosum), salvia (Salvia nubigena), Aragoa hammenii. HIERBAS: Oritrophium cocuyense, árnicas (Senecio adglacialis, S. cocuyanus, S. pascuiandinus, Senecio supremus, S. tergolanatus), lítamos (Draba arauquensis, D. barclayana, D. boyacana, D. cocuyana, D. hammenii, D. litamo, D. ritacuvana), cardón (Puya cleefii), Gentiana cocuyana, amarguera (Salvia cocuyana), orquídea (Masdevallia ignea).

PISBA
CAULIRRÓSULAS: Frailejones (Espeletia boyacensis, E. curialensis,  E. jaramilloi, E. lopezii, E. mirabilis, Espeletiopsis colombiana). ARBUSTOS: Amarguero (Ageratina mutiscuensis), romero de páramo (Diplostephium juajibioyi), Plutarchia coronaria, P. dasyphylla, chite (Hypericum papillosum), Aragoa dugandii. HIERBAS: Árnica (Senecio formosissimus), lítamos (Draba cocuyana, D. hammenii), cardón (Puya exuta).

TOTA-BIJAGUAL-MAMAPACHA
CAULIRRÓSULAS: Frailejones (Espeletia annemariana, E. arbelaezii, E. boyacensis, E. congestiflora, E. incana, E. lopezii, E. murilloi, E. nemekenei, E. oswaldiana, E. pescana, E. tibamoensis, E. tunjana, Espeletiopsis guacharaca, E. muiska). ARBUSTOS: Verbesina baccharidea, Plutarchia coronaria, chite (Hypericum sabiniforme), Aragoa cundinamarcensis.

GUANTIVA-LA RUSIA
ÁRBOLES: Paragynoxys neodendroides. CAULIRRÓSULAS: Frailejones (Coespeletia laxiflora, Espeletia arbelaezii, E. argentea, E. azucarina, E. boyacensis, E. brachyaxiantha, E. cachaluensis, E. chontalensis, E. congestiflora, E. discoidea, E. incana, E. murilloi, E. nemekenei, E. paipana, E. rositae, E. tunjana, Espeletiopsis guacharaca, E. jimenez-quesadae, E. muiska, E. pleiochasia, Paramiflos glandulosus). TREPADORAS: Pentacalia ricoensis. ARBUSTOS: Mulato (Ilex jaramillana), amarguero (Ageratina mutiscuensis), romeros de páramo (Diplostephium colombianum, D. jaramilloi), Verbesina baccharidea, espuelos, uña de gatos (Berberis annaemariae, B. petriruizii), Plutarchia coronaria, P. guascensis, chite (Hypericum sabiniforme). HIERBAS: Cardones (Puya boyacana, P. exuta), carditos (Paepalanthus oligocephalus, P. paramensis), chocho (Lupinus dotatus).

IGUAQUE-MERCHÁN
CAULIRRÓSULAS: Frailejones (Espeletia arbelaezii, E. argentea, E. barclayana, E. boyacensis, E. murilloi, E. nemekenei, E. raquirensis, E. tunjana, Espeletiopsis garciae, E. guacharaca, E. muiska, E. pleiochasia, Paramiflos glandulosus). ARBUSTOS: Romeros de páramo (Diplostephium jaramilloi, Pentacalia iguaquensis), chites (Hypericum cuatrecasii, H. gladiatum).

GUERRERO
CAULIRRÓSULAS: Frailejones (Espeletia argentea, E. barclayana, E. cayetana, E. chocontana, E. grandiflora, Espeletiopsis bogotensis, E. corymbosa). TREPADORAS: Pentacalia haughtii. ARBUSTOS: Romero de páramo (Pentacalia carupana), Gynoxys trianae, Macrocarpaea glabra, Aragoa abietina. HIERBAS: Cardón (Puya lineata), chochos (Lupinus guascensis, L. monserratensis), mazorca de pantano (Gunnera schultesii).

RABANAL Y RÍO BOGOTÁ
CAULIRRÓSULAS: Frailejones (Espeletia boyacensis, E. chocontana, E. murilloi, Espeletiopsis corymbosa, E. rabanalensis). ARBUSTOS: Mulato (Ilex jaramillana), espuelo, uña de gato (Berberis libertatis), Aragoa cundinamarcensis.

CHINGAZA
CAULIRRÓSULAS: Frailejones (Espeletia argentea, E. grandiflora, E. killipii, E. uribei, Espeletiopsis bogotensis, E. corymbosa). TREPADORAS: Curuba (Passiflora cuatrecasasii). ARBUSTOS: Romeros de páramo (Diplostephium heterophyllum), Gynoxys flexopedes, G. trianae, Plutarchia guascensis, Thibaudia grantii, Macrocarpaea glabra, chite (Hypericum woodianum), tunos (Miconia cleefii), Aragoa abietina, A. cundinamarcensis. HIERBAS: Árnicas (Senecio adglacialis, S. coccineus, S. formosissimus, S. garcibarrigae, S. guascensis), chochos (Lupinus gachetensis, L. guascensis), mazorca de pantano (Gunnera schultesii).

CRUZ VERDE-SUMAPAZ
CAULIRRÓSULAS: Frailejones (Espeletia argentea, E. cabrerensis, E. grandiflora, E. killipii, E. miradorensis, E. summapacis, E. tapirophila, Espeletiopsis bogotensis, E. corymbosa). TREPADORAS: Pentacalia haughtii. ARBUSTOS: Romeros de páramo (Diplostephium fosbergii, D. heterophyllum, Pentacalia summapacis), Gynoxys trianae, Verbesina baccharidea, espuelos, uña de gatos (Berberis cretata, B. sumapazana, B. uribei), reventadera (Pernettya hirta), Thibaudia grantii, Macrocarpaea glabra, tuno (Miconia cleefii), Aragoa abietina, A. corrugatifolia, A. cundinamarcensis, A. cupressina, A. perez-arbelaeziana. HIERBAS: Habracanthus cleefii, árnicas (Senecio coccineus, S. formosissimus, S. garcibarrigae, S. guascensis), lítamos (Draba cuatrecasana, D. sericea), Pitcairnia petraea, cardón (Puya horrida), cardito (Paepalanthus schultesii), chochos (Lupinus chipaquensis, L. gachetensis, L. guascensis, L. monserratensis, L. subcuneatus, L. triananus, L. viduus), Geranium pilgerianum, mazorca de pantano (Gunnera bogotana), Peperomia alibacophylla. EPÍFITAS: Orquídea (Masdevallia sumapazensis).


Por último, para humedales por toda la región, resultan adecuadas las siguientes especies: helechos (Blechnum auratum, B. loxense), frailejones (Espeletia spp.), romero de páramo (Diplostephium revolutum), cardones (Puya goudotiana, P. santosii), cortaderas (Carex jamesonii, C. pichinchensis), rodamonte (Escallonia myrtilloides), juncos (Juncus echinocephalus, J. effusus), chusque (Chusquea tessellata) y las plantas que forman cojines (Distichia muscoides, Plantago rigida).


Helecho (Blechnum loxense)